El primer capítulo tiene fecha del 2 de octubre de 2022. Ese día colgamos en IVOOX y en el resto de plataformas de podcast (Spotify, Google Podcast, Podimo, Apple Podcast) el primer audio: un mensaje grabado por una mujer que contaba su experiencia. Había llegado a España con la idea de hacer otros trabajos. Nunca pensó en dedicarse al comercio de la compañía del sexo. Y sin embargo, todas las otras puertas se le cerraron. Buscó otros trabajos, pero no tenía papeles de residencia. Si encontró empleos, le pagaban salarios de explotación. Así que optó por la prostitución. Aquella voz terminaba su mensaje con una invitación: “bienvenidos al mundo de la prostitución”.
Durante estos dos años el programa se ha llamado Condenadas a la clandestinidad. El título tenía sentido porque en las dos últimas legislaturas se han tramitado dos iniciativas legislativas para “abolir” la prostitución. El PSOE, partido de larga tradición en el consumo de servicios sexuales (recuerden el dinero público utilizado en Andalucía para pagar facturas de burdeles o el célebre caso del Tito Berni), pretendía cerrar locales, prohibir pisos, perseguir y castigar a los clientes. Cuando en sus filas alguien propuso empezar por la casa propia y expulsar a los militantes aficionados al sexo de pago, rechazaron la propuesta con el pretexto de que sería un trámite complejo. Las dos iniciativas legales fracasaron. La primera no se terminó de tramitar. La segunda recibió el voto en contra de la mayoría del Congreso.
Un estudio sin rigor
El debate ha continuado. En septiembre, la ministra de igualdad, Ana Redondo, publicó las conclusiones de un estudio realizado a partir del análisis de los anuncios en prensa. Concluye que hay en España algo más de 110.000 mujeres dedicadas a la prostitución. De todas ellas, dice la ministra, el 80 por ciento están en riesgo de trata o explotación. Le contestó la antropóloga Carmen Meneses, que lleva estudiando los ámbitos de prostitución desde hace 25 años: “Estudiar la trata a través de los anuncios de sexo es como investigar la explotación sexual a partir de las ofertas de empleo”. Un grupo de investigadoras tumbó las conclusiones del estudio, un trabajo por el que el ministerio pagó cien mil euros de dinero del contribuyente. Falta de rigor, sesgo xenófobo, son algunas de las acusaciones que cuestionan la validez del estudio. Desde aquí nos preguntamos si las personas que se dedican al trabajo sexual no merecen un estudio con condiciones mínimas de seriedad y de respeto a los métodos científicos de la sociología. Lo que se ha pagado es una chapuza que implica un desprecio para estas personas.
En estos dos años, el canal, que ahora se llama SCRT. Voces de la prostitución, ha reunido las voces de más de 150 personas: mujeres, hombres, transexuales, investigadores y académicos. Nos falta la voz de la policía, a la que hemos invitado. No han respondido, a pesar de que nos consta que los capítulos son escuchados con atención en las unidades policiales que se encargan de asuntos de extranjería, las mismas unidades policiales que visitan los burdeles para sus inspecciones de rutina. La policía también maneja ese porcentaje de “mujeres forzadas a la prostitución”. El comisario Nieto suele repetir en sus comparecencias que las esclavas son el 95% de las mujeres dedicadas al comercio sexual. No le importa difundir una cifra sin base científica alguna, a pesar incluso de que, de ser cierto, supondría el fracaso absoluto de la Policía Nacional como cuerpo encargado de velar por la seguridad de los ciudadanos, y de combatir el delito.
En este tiempo hemos recibido algunos insultos y amenazas. Algún escritor de artículos online ha dicho que difundimos el estereotipo de la “puta feliz”. Basta escuchar alguno de los capítulos para desmentirlo. Nuestro trabajo consiste primero en escuchar, en atender a las razones de las mujeres que, de forma libre, han optado por dedicarse a la prostitución, a pesar de tener otras opciones, otros trabajos. Lo han hecho porque en esos trabajos ingresan sueldos de miseria que no les permiten mantener a sus familias, con horarios que les impiden cuidar de sus hijos. El podcast es una defensa de la libertad de las personas para administrar su vida de forma autónoma. Y un mensaje para los legisladores, que proclama que no se pueden adoptar leyes que cambian la vida de las personas sin tenerlas en cuenta.
SCRT. Voces de la prostitución es una historia oral de una parte de la realidad que no se quiere ver, a la que no se quiere escuchar, que se prefiere ignorar y que se pretende cubrir con un manto tejido de ideología y de falta de transparencia. La opinión pública ignora a qué se destinan las decenas de millones de euros que reciben las organizaciones de la llamada industria del rescate. Subvenciones millonarias se destinan a Médicos del mundo, Adoratrices, Apramp. Sabemos que buena parte de ese dinero va destinado a pagar sueldos de los empleados. Pero, ¿qué eficacia tienen estas organizaciones? ¿a cuántas personas han rescatado? ¿cuál es de verdad su acción social? Publican estadísticas de mujeres en prostitución sin más apoyo documental que la lista de entregas de preservativos.
La industria del rescate
Es llamativo cómo esas mismas organizaciones son las que apoyan las reformas legales para el cierre de pisos y locales. Una medida de ese tipo condenaría a más de cien mil personas a la clandestinidad, al control de las mafias, a situaciones precarias, sin derechos, sin acceso a la policía (nadie que ejerce una actividad ilegal llama a comisaría para denunciar un robo o una violación) Francia es el ejemplo: la violencia contra las prostitutas se ha multiplicado por cinco, mientras las organizaciones de la industria del rescate piden dos mil millones de euros adicionales para seguir salvando a mujeres que no quieren ser salvadas por nadie ni de nadie.
Condenadas a la clandestinidad dio pie para reunir en un libro, Palabra Puta, las voces de estas mujeres, de algunos hombres, y de algunas transexuales. Libro escondido en las librerías, y censurado por RNE que se negó a emitir una entrevista grabada por Miguel Blanco para el programa Espacio en blanco. A pesar de todo, algunos medios como el diario ABC y varios canales de Youtube han recogido las principales conclusiones de un trabajo que denuncia el silencio al que se somete a las personas dedicadas a la prostitución, y que advierte que el camino no es perseguir y castigar, sino entender y tomar medidas en otros ámbitos: el laboral, las condiciones de la inmigración, y el educativo, con la convalidación de títulos, porque muchas mujeres de las que vienen de América tienen formación universitaria que, sin una homologación en España, no sirve para nada.
El ruido creado demuestra, una vez más, que es muy difícil abrir un debate sereno. Los pretextos ideológicos han copado la discusión pública. Y cuando la ideología reina, la razón desaparece. El riesgo que corremos como sociedad es el de seguir ahondando el estigma de la marginación, el de aumentar el dolor y el sufrimiento de muchas personas que van sobradas de problemas. Eso sí, con cien mil personas en la marginalidad clandestina, sin solución eficaz para sus necesidades, empujadas a realizar su trabajo en condiciones mucho peores, el número de víctimas aumentará, y el negocio del rescate será una de la actividades más rentables en las que invertir.