La alarma la lanza el presidente de Seat. No hay plan, y España está a la cola de la red de electrificación. El coche eléctrico es en España una quimera. No hay red de carga. Con esa premisa, los coches eléctricos no tienen sentido. Lo dice Wayne Griffiths, que preside Seat. Los objetivos trazados no son realistas, porque no existe un plan de implantación que los permita.
A pesar de todo, como recoge AEDIVE (la asociación que promueve la implantación del vehículo eléctrico en España), las matriculaciones de vehículos electrificados (100% eléctricos + híbridos enchufables) de todo tipo (turismos, dos ruedas, comerciales e industriales) subieron un 42,1% en 2021, hasta alcanzar las 82.999 unidades.
Pero todos los implicados en el sector saben que la implantación del coche eléctrico está siendo una imposición, que camina a marchas forzadas. Es un objetivo de la agenda 2030, pero los plazos que se buscan son poco realistas. Una voz autorizada para ello se suma al discurso: el presidente de Seat da la alarma sobre el coche eléctrico en España.
Wayne Griffiths advierte que “España no puede estar a la cola de Europa en electrificación”. Lo cierto es que solo el 7,8% de las matriculaciones fueron de coches eléctricos o híbridos enchufables en 2021, porcentaje que queda por detrás de la media del 10% que se ha registrado en Europa. Una cosa es el crecimiento de unidades vendidas, otra el porcentaje sobre el total.
El CEO de Seat lleva meses avisando sobre la situación. En mayo comentó que “Solamente estamos por encima de Grecia; nuestro mercado roza el 5% si incluimos los híbridos enchufables, mientras que en otros países está en torno al 80% como en Noruega o el 10% en la media europea”.
Consideraba que, para poder fabricar el medio millón de eléctricos en Martorell, como marcan los planes y objetivos del grupo, habría que pasar del 5 al 10% de cuota de mercado, cifra a la que no se llegó ni en diciembre (9,67%) y de la que gran parte de las matriculaciones corresponden a los PHEV, no a los EV. Con la situación actual de electrificación, esos objetivos se quedan en el limbo de lo imposible. La infraestructura existente de puntos de carga no es capaz de cubrir las necesidades del parque automovilístico eléctrico al que se quiere llegar.
Desde Anfac contabilizan en 12.000 los puntos de recarga existentes en España, cifra que queda bastante lejos de los 28.000 que se estipulan necesarios para abastecer a los modelos electrificados. Además, no se trata solo de cantidad, si no también de calidad, y es que cualquiera que tenga un eléctrico o híbrido enchufable en más de una ocasión habrá llegado a una estación de recarga solo para ver que estaba averiado o fuera de servicio.
Las propuestas de innovación en este terreno, como la lanzada por el grupo gallego Starnaliza, no han despertado interés en una administración pública que en España no tiene planes ni siquiera para abandonar el puesto de cola en Europa. Mientras en Alemania el nuevo gobierno ha trazado un plan para liderar ese mercado, España sigue en la siesta.