¿Gastamos demasiado? Que se lo digan a quienes no pueden llegar cómodos a fin de mes. Desde un punto de vista ecológico, parecería que estamos acabando con el planeta por el exceso de contaminación con el consumo excesivo de carburantes en los coches, los aviones, los trenes o las calefacciones.
El deseo de gastar se ha visto multiplicado en la pospandemia, como si hubiera que ir más deprisa a todas partes y comer más y más cada día, para resarcirnos del parón impuesto por los que mandan, sin contar con nosotros.
¿Quién tiene más razón? Los que meten miedo con la amenaza de que esto se acaba y nos meten prisa para vivir más alocadamente o quienes nos meten miedo para que gastemos menos y vivamos con más sobriedad.
La cuestión es que parece que el remedio siempre consiste en resolverlo todo metiendo miedo a los demás, tal vez porque quienes están más asustados son los que no quieren quedarse sin la mamandurria, cuando esto acabe. Están ahí arriba, ven todo con una aparente mayor claridad y no quieren perder su posición dominante. aparentemente más cómoda. Y mucho más contaminadora que la de los demás.
Pero son muchos más quienes lo pasan fatal con más frecuencia y no encuentran otro remedio que darse un revolcón de vez en cuando, para poder soportarlo. Y eso no contamina tanto como lo otro.