Taschen, la pasión por los libros, en el corazón de Madrid

Devoradores de libros, sean bienvenidos. Así saluda Jesús Martinell desde la calle Barquillo a los fans de los libros, a los apasionados del papel. El papel, ¿no había muerto? Bien al contrario, tiene mejor salud que nunca. Basta ver estas estanterías de madera antigua, algunas combadas, negras, repletas de papel con colores eléctricos, con diseños osados, con las caras de Rembrandt, de Velázquez, las fotos de Testino, de Lindbergh, un combate de Mohammed Ali, John Lennon, o las imágenes de Leibowitz o de Bailey. Libros pequeños, grandes, colosales. Al fondo de la tienda están los ejemplares para coleccionista. Formatos que necesitan una carretilla para salir de la tienda. Taschen proclama la supervivencia del libro como objeto de arte. El otro, el que solo tiene texto, se transformará en bits, en libro electrónico, o en un archivo mp3 en el que una voz neutra nos lee un ensayo de Roger Scruton. Para el arte, el papel. Su textura. Jesús Martinell se pone unos guantes para abrir un formato ciclópeo que reúne retratos de Bailey. Lady Diana nos mira con sus ojos de cierva.

Taschen en el corazón de Madrid

En el mundo hay doce tiendas con la marca Taschen. Una de ellas está en Madrid, en la calle Barquillo. Es la última de las abiertas por este FAN de los libros que es Benedikt Taschen. Santa Rita era una vieja tienda del Madrid antiguo. Santa Rita fue muchas cosas. Lo último, una tienda de moda de diseño. Pero siempre fue Santa Rita. En el escaparate hay un atril con un gran tomo, como si el interior fuera un templo donde se imparte el sacramento de los libros. La tienda está vacía. En la entrada hay un frasco de gel hidroalcohólicico, que es el agua bendita de los tiempos del COVID. Si no te bendices con su perfume embriagador no puedes tocar los libros. ¡En una tienda donde los libros están para ser tocados!

La calle Barquillo, desde el interior de Taschen
La calle Barquillo, desde el interior de Taschen

En unos minutos la librería se llenará de sibaritas de libros, de golosos del papel, de viciosos del arte, caprichosos de los encuadernados. Una tienda para pasar el día en compañía de Leonardo, Rembrandt, Dalí, Ai Weiwei, David Hockney, Sebastião Salgado, David LaChapelle, Tadao Ando, Robert Crumb. En la parte más cercana a la puerta están las obras más populares. Precios entre 10 y 150 euros. Formatos pequeños y grandes. Obras de fotografía, diseño, arquitectura, y cómic. Taschen es omnívoro. A Taschen le interesa todo lo que se pueda convertir en un libro/objeto de arte, para mirar, para pasar páginas, para tocar, acariciar en las tardes sin tiempo de un domingo eterno.

En el interior de Taschen
En el interior de Taschen

El libro de colección

En la parte de arriba están las obras para coleccionistas. Es un altillo de la tienda, una habitación solemne con atriles de madera, estanterías como capillas y obras de formato gigante. Es como subir al altar. No se paren. Pídanle a Jesús Martinell o a alguna de sus colaboradoras que asoman ojos de carbón por sobre la mascarilla que les enseñen lo que guardan esos libros. A la derecha está la obra de Annie Leibowitz y de David Hockney. También un gran libro de murales del Tibet presentado por el Dalai Lama. A la izquierda están Patti Smith y David Bailey. El libro se compra junto a un retrato impreso de los Beatles

Obra de David Bailey
Obra de David Bailey


Los libros de coleccionista van desde los 6.000 euros hasta el ejemplar más caro, que vale 750.000. «De ese no tenemos ninguno en la tienda, pero si alguien lo pide, lo traemos», apunta Martinell. Y sin demora, supongo. El peso de los libros no va a ser un obstáculo: «Los enviamos a casa, pero hay muchos clientes que lo quieren llevar bajo el brazo. Es un signo de distinción». Viajar con un Taschen es hoy lo que fue en otro tiempo llevar el Finantial Times en el bolsillo. Los lectores electrónicos le verán como un aristócrata, un ser cultivado de gustos exquisitos.

Jesús Martinell, al frente de Taschen Madrid
Jesús Martinell, al frente de Taschen Madrid

La tienda

Barquillo 30 es el barrio de las Salesas. El arte se ha ido asentando en estas calles como por decantación. Taschen dudó entre Madrid o Barcelona para instalar su tienda en España. Ganó el foro. Hoy, en un mundo sin turistas, Taschen de Barquillo factura con fuerza gracias al consumidor local, que pasta libros con una avidez de rinoceronte manso y civilizado.

La tienda tiene un ambiente acogedor, como de vieja mercería tomada por una cuadrilla de pintores bohemios. Taschen ha mantenido el mobiliario. Ha añadido algunas piezas de la colección privada de Benedikt, el fundador. El resultado tiene un acento moderno, como una de esas meninas pop que aparecen en primavera en las calles del centro de Madrid.

El comprador de Taschen abre los ojos como si respirara por las pupilas. El devorador de libros tiene branquias en la cornea, sensibles a la textura del papel, a la calidad de la encuadernación, a las armonías del diseño. Al librófago le gustan las piezas grandes, las de caza mayor. Y si no compra esa joya del Tibet que está numerada en sus 998 ejemplares, no es porque su precio alcance los diez mil euros sino porque necesitaría un atril y un templo para colocar la pieza donde se recen todos los días los mantras del arte y del capricho.

Murales del Tibet
Murales del Tibet

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Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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