Ciudadanos o inmigrantes: ser o no ser, por Hannan Serroukh

Ser o no ser,  ser un ciudadano o ser un eterno inmigrante es una cuestión extremadamente importante para el equilibrio social y nuestra identidad cultural. Mientras no tengamos claro que no es lo mismo un marroquí nacionalizado español que un español de origen marroquí,  seguiremos diseñando leyes equivocadas llevando a la confusión a los hijos de la inmigración. 

Un ciudadano es, según la Real Academia Española, una persona que se considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a su vez a sus leyes. Yo añadiría que tiene sentimiento de pertenencia,  por eso la concesión de la nacionalidad española no es garantía de sentimiento de pertenencia ni de respeto ni reconocimiento de nuestras leyes.

Este desapego también suele pasar de generación a generación,  el resentimiento, la sensación de estar fuera de lugar, los guetos étnicos que aíslan los jóvenes, el separatismo islámico. Todo ello reforzado con las políticas de la multiculturalidad y diversidad que han tenido un efecto nefasto con unas consecuencias dramáticas en los más jóvenes, que a pesar de ser nacidos en el territorio Español se identifican como inmigrantes en ocasiones incluso llegando a usar acento extranjero para marcar su diferencias.

Si entendemos que tener la nacionalidad no es garantía de sentimiento de pertenencia, quizá nuestros legisladores tendrán que crear nuevos mecanismos de protección


Los hijos de la inmigración son las víctimas directas de las políticas folclóricas, las de las fiestas de te y pastas donde se han centrado en remarcar, destacar los elementos diferentes estigmatizando y victimizando con el único propósito  que la izquierda se presente como la protectora y voz de los que considera débiles inferiores. Estas políticas buenistas, cortas de miras, han sido el caldo de cultivo ideal para construir el argumentario político y cultural de los guetos, impidiendo construir el marco común de convivencia. 

Uno no es Español porque tenga el DNI ni porque renuncie a sus orígenes, uno es Español cuando siente que este país es su hogar, cuando en su día a día desaparece el concepto de ellos y nosotros. No es fácil escapar del festival multicultural de las izquierdas porque han centrado su existencia en crear víctimas para dar sentido a su proyecto. Es ante este panorama que me pregunto ¿quién es el racista? ¿quién es el clasista? ¿Y en qué generación la izquierda dejará de perseguir a los hijos de la inmigración, serán mis nietos, mis bisnietos? 

¿Cuándo las políticas paternalistas de las izquierdas piensa dejar el dramático discurso de la multiculturalidad?.  Mientras, sólo nos queda la esperanza de que los jóvenes más visionarios y valientes se despojen de las cadenas emocionales y  políticas y libremente decidan ser ciudadanos libres  orgullosos de su país y de sus orígenes sin que eso determine su futuro. Si entendemos que tener la nacionalidad no es garantía de sentimiento de pertenencia a un país y sus leyes , quizás nuestros legisladores tendrán que crear nuevos mecanismos de protección porque en base a ello nuestro modelo social y democrático se desarrollará , avanzará o se desvanecerá ante una crisis de identidad que tanto España como el resto de Europa no sabrá reconocerse  ante una sociedad que no sabe qué es.

emigración

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