Un libro oportuno

Se trata de ‘La crisis de la autoridad’, de Natalia Velilla porque refleja con una extraordinaria claridad las razones de ese malestar social que nos rodea y que se refleja en que parece un atropello setirse bien y no digamos comentarselo a los demás,’Que vergüenza que te sientas bien, con lo mal que está todo’. Parece que habría que pedir perdón por sentirse así.

Natalia Velilla ha dado en el clavo: la crisis de la autoridad nos está llevando a un malestar creciente. Eso de pensar que sólo tú tienes la razón de todo y los demás son unos pigmeos que me están estorbando, el yo soy yo y me lo merezco, tiene como consecuencia que pienses que nadie pueda decirte algo distinto sin que te sientas ofendido, como le pasa a la portavoz del Gobieno, cuando alguien se manifiesta en contra, cuando alguien dice algo que no es ‘políticamente correcto’ para ella, a la que todo el mundo tendría que darle la razón.

La crisis de la autoridad se produce cuando hay que decir que sí a todo lo que se te ocurre, siempre que lo que digas te haga más popular, te siga más gente que a los demás, aunque sea una ocurrencia improvisada, o per incluso, pensada para que te den la razón y re jaleen tus seguidores, los que van detrás de tí, caiga quien caiga.

En el libro se habla mucho de la diferencia entre ‘autoridad’ y ‘poder’, una referencia clásica a lo que significa respetar a alguien porque está diciendo cosas ciertas, que me vendrán bien, en vez de seguir ciegamente al que tiene el poder, aunque lo haya alcanzado legítimamente, pero que luego se equivoca con el paso del tiempo, al viajar en »falcon’ y perder el sentido de la realidad. Tenemos poderosos por todas partes que le han cogido el gustillo a mandar y se creen legitimados para que todos y todas les obedezcan siempre, eternamente, cuando eso hay que pensarlo cuidadosamente con quién se hace.

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