Llega Weegee y su ‘Autopsia del espectáculo’

“Weegee. Autopsia del espectáculo”. Fundación Mapfre a partir del 17 de septiembre

Weegee era el fotógrafo policial, pero también el de las estrellas, el de la vida nocturna de Nueva York, el que, según la leyenda, se anticipaba a la muerte. Cuando llegaba a la escena del crimen el cadáver seguía caliente, a veces el cuerpo no había muerto y exhalaba sus últimos suspiros de vida. La exposición ha pasado por la Fundación Cartier-Bresson y en septiembre llega a la Fundación Mapfre en Madrid. Nos muestra el retrato de un hombre que, a la vez que se aprovechaba de la vida de los personajes de la ciudad, criticaba la metamorfosis urbana, convertida ya en su tiempo en una sociedad de mirones.

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Weegee: el genio de la cámara. Autorretrato hacia 1938

Su estampa es conocida: sombrero, un cigarro en la boca, y una Speed Graphic en las manos. Un fotógrafo pintoresco. El FBI le llamaba el fotógrafo de la Murder Inc, como si su industria fuera la muerte. Weegee el famoso, es como firmaba sus fotos para los diarios, muchos de ellos prensa sensacionalista, que vivían del viejo axioma del contenido atractivo: sexo, dinero, crímenes. Ese sobrenombre de «el famoso» era un poco arrogante, también eficaz.

Sus fotos son el símbolo de una época, de una ciudad. Están ahí las víctimas, los fiambres, el público curioso, o los detenidos en el furgón policial. A veces el presunto asesino detenido, la cabeza hundida, la mirada en el suelo. La atmósfera es oscura, sombría, y los años van desde 1935 a 1945. Arthur Fellig, ese era su nombre. Vivía de noche, revelaba las fotos en el maletero de su coche, convertido en un laboratorio ambulante.

La radio estaba conectada con la frecuencia de la policía. Llegaba al lugar del crimen, muchas veces, antes que los agentes. Todo dependía de su posición en la ciudad. Esa habilidad creó su leyenda. Era el ojo público, como se tituló la película de Howard Franklin sobre su vida, con Joe Pesci encarnando a ese avispado fotógrafo que retrató la vida de Nueva York desde el margen de un oficio de mirón.

Sus imágenes muestran a hombres arrestados por travestirse, testigos asustados, víctimas tiradas en el suelo, matones que ocultan el rostro detrás de sus sombreros. Los hay, crueles, que miran al objetivo como en esa foto titulada Franck Pape detenido por homicidio. Pero otra veces la mirada de Weegee se fija en el público, en la atención morbosa de la masa congregada ante un crimen. El primer asesinato, escribe en el pie de foto de una instantánea captada en 1941, en la que unos chicos, apenas adolescentes, miran conmocionados la escena de un crimen. Crímenes, incendios, vicios secretos, públicas imágenes. Un hombre sale vestido de armiño del interior de un antro. Allí está Weegee. Muestra lo que otros no quieren ver.

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Pero sería injusto quedarse con el perfil de un fotógrafo de crímenes, con un retratista de la actividad policial. Weegee era un inmigrante, venido de la Europa del Este. Y su ojo era sensible a esa realidad de los emigrados. Busca en los edificios del Lower East Side, y retrata a los niños apiñados, que duermen en una escalera de incendios, a una madre con una niña en brazos mientras contemplan el incendio de su casa. En 1945 publica su primer libro de fotos: Ciudad desnuda. Años después escribe su biografía, titulada Weegee by Weegee. Y la leyenda crece.

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En 1948 dejó Nueva York para trasladarse a Hollywood. Busca el mundo del cine. Fue contratado por Stanley Kubrick para el rodaje de Doctor Strangelove. Retrata a las estrellas de la época. Pero a su manera. Distorsiona los rostros de Marilyn o de Chaplin, puras caricaturas retratadas. «Weegee sigue siendo un enigma», subraya Clément Chéroux, director de la Fundación HCB y comisario de la exposición, «pasa de la fotografía realista sobre el terreno, donde no se modifica nada, a la que se manipula en el laboratorio. No existe un equivalente en toda la historia de la fotografía del siglo XX. A todo el mundo le encanta la primera parte, la segunda, la critican. La muestra pretende revalorizar esa faceta y mostrar que existen coherencias entre ambas, desde lo real a lo surrealista. Fue un fotógrafo que criticó la sociedad del espectáculo antes de su tiempo, antes incluso de que otros como Guy Debord la teorizaran».

En síntesis: Weegee, Fotógrafo de la ciudad desnuda

Usher Fellig, más conocido por su apodo Weegee, fue un fotógrafo estadounidense de origen austrohúngaro que se convirtió en una figura icónica del fotoperiodismo en la ciudad de Nueva York durante la década de 1940 y 1950.

Sus inicios:

Nacido en Zolochiv (actualmente Ucrania) en 1899, Weegee emigró a Nueva York con su familia a los 10 años. Tras trabajar en diversos oficios, incluyendo fotógrafo de niños en la calle y ayudante de fotógrafo comercial, Weegee se estableció como fotógrafo independiente en 1935.

El maestro de la fotografía nocturna:

Conocido por su estilo crudo y directo, Weegee se especializó en fotografiar la cara oscura de la ciudad: escenas de crímenes, accidentes, incendios y la vida nocturna en los barrios marginales. Para ello, equipaba su coche con una radio de la policía y se convertía en el primero en llegar a la escena del crimen, capturando imágenes impactantes y a menudo grotescas.

Fama y controversia:

Las fotografías de Weegee, con su mezcla de violencia, humor negro y voyeurismo, generaron controversia, pero también le granjearon una gran fama. Publicó en importantes diarios como el New York Post y el Daily News, y sus imágenes fueron utilizadas en revistas, libros y exposiciones.

Más allá del fotoperiodismo:

Además de su trabajo como fotoperiodista, Weegee incursionó en otros campos como la fotografía de moda, el retrato y el cine. También experimentó con técnicas como la fotografía infrarroja y la distorsión de la imagen.

Legado:

Fallecido en 1968, Weegee dejó un legado de imágenes que documentan una época convulsa en la historia de Nueva York. Su trabajo ha sido reconocido como una importante contribución al fotoperiodismo y ha inspirado a generaciones de fotógrafos.

Algunos datos de interés:

  • Weegee adoptó su apodo en honor a un personaje de la tira cómica «Little Rascals».
  • Se le considera el precursor del «periodismo de choque».
  • Publicó varios libros de fotografía, incluyendo «Naked City» (1945) y «Weegee’s Naked City» (1965).
  • Su trabajo ha sido expuesto en importantes museos de todo el mundo.

Frases célebres:

  • «Si no te gusta lo que fotografías, no fotografíes.»
  • «La fotografía es verdad.»
  • «No hay nada más importante que la vida.»

En resumen, Weegee fue un fotógrafo singular que con su estilo crudo y directo capturó la esencia de la ciudad de Nueva York en una época turbulenta. Su trabajo sigue siendo una referencia importante para el fotoperiodismo y la fotografía documental.


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Marianne Échiré
Marianne Échiré
'Gourmet' y 'gourmande', adoro cocinar y disfrutar de la buena mesa, sobre todo en compañía. Soy exigente y quiero pensar que también justa en mis críticas. Y sé que hasta del más humilde tengo algo que aprender.

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