En un momento tan duro como el que está viviendo la hostelería, como otros muchos sectores, todavía queda hueco a la esperanza con la apertura de nuevos restaurantes. Es el caso de Zaga, que aterriza en el transformado local de Atelier Belge para intentar sacar cabeza en pleno tiempo de pandemia. Su apuesta, sencilla: un buen producto, elaboraciones contemporáneas completamente reconocibles, un servicio correcto y precios moderados. Parece una apuesta segura a la que sólo el lastre que supone el panorama sanitario actual puede llevar a no despegar como debería. Es Zaga, un nuevo restaurante en Ponzano.
Así es, Zaga (Cl. Bretón de los Herreros, 39) es el nuevo restaurante en Ponzano. Con una apuesta que encaja a la perfección con la zona, abría sus puertas el pasado verano, al toparse de bruces con un confinamiento no esperado y con todo preparado para haberlo hecho en primavera. Ante ello, nada como tener las ideas claras. Así se venden: un buen producto de temporada, una buena mano para tratarlo sin estridencias y un buen servicio. Una última ‘b’, un buen precio o, al menos, moderado. Su ticket medio ronda los 20 euros en barra y los 35 euros, acorde con otras casas vecinas.
Zaga juega pues con el significado de su nombre y se erige como un defensor de una manera tradicional de hacer las cosas. Su objetivo confeso, dar bien de comer y que el producto sea el que vaya marcando el día a día de esta casa y vaya promoviendo segundas y terceras visitas a esta casa. Para ello han seleccionado una red de pequeños proveedores de materia prima de temporada, con la que intentar a su vez contener los precios.
Zona de barra en Zaga
Aunque en estos días pierda parte de su protagonismo, Zaga cuenta con una gran zona de barra, sin la que no hubiese podido presentarse en Ponzano. Este nuevo restaurante cuenta para tal con una carta específica para las mesas altas en esta zona –en la fecha en la que se publica esta reseña no está permitido el consumo en barra-.
Raciones y medias raciones entre las que destacan tres de esas por las que se puede valorar la destreza de cualquier cocina: Ensaladilla Rusa, Croquetas de jamón y bacalao y Tortilla de patata (con y sin pimientos verdes). Croqueteros y tortilleros, apunten para sus listas esta nueva propuesta. Prueben. Opinen. Más ‘defensa’ de la barra: sus tostas, como las de Tartare de Atún o Salmón o la de Steak Tartare; las Empanadillas de bonito como las de la abuela; u otros clásicos como los Callos o los Rejos de calamar al estilo de Santander.
Una oferta de barra clásica, ideal para compartir y bien resuelta. Si el virus y el tiempo lo permiten, pues cuenta con una terraza que sueña con el sol de primavera, su zona de barra aúna con todo lo necesario para asentarse en una zona tan consolidada como ésta.
A la mesa, en Zaga
Pero este nuevo restaurante de Ponzano no es sólo barra. En Zaga, cómo no, también presumen, en honor a su nombre, de ‘defensores’ de la buena mesa. Para ello cuenta con un comedor en su primera planta, con una correcta distancia entre mesas en estos momentos en los que estos detallen cobran tanta importancia, además de un par de reservados para una docena de personas.
La propuesta en sala, en la misma línea. Platos muy reconocibles de cocina contemporánea elaborados con bastante buena mano y pendientes siempre de lo que dicte el mercado. En definitiva, se ha firmado una carta en la que tienen presencia muchos platos con posibilidad de ser compartidos.
Actualmente en la carta de Zaga, platos que escalan de planta y suben de la barra a la sala, como su ensaladilla, las croquetas, los tartare, los callos… Guisos, como sus Garbanzos con setas y calamares; arroces terminados en Josper, como el de Calamar y gambón o el de Verduras; o incluso pastas, como los icónicos Espaguetis con Meatball al estilo neoyorkino anteceden a los principales de este nuevo restaurante en Ponzano.
Pescados y carnes
Del mar, el mercado propone y en Zaga disponen. No faltan en su carta los Dados de merluza a la romana con patatas fritas, en esa línea de poder compartir, o el Bacalao confitado a la brasa con crema de pisto. No obstante, conviene escuchar los fuera de carta, que deparan sorpresas agradables como una excelentemente ejecutada Raya a la mantequilla negra o unas cada vez más frecuentes Kokotxas de merluza.
Las carnes rojas proceden de La Finca de Jiménez Barbero, con distintos cortes, y haciéndose un hueco entre los ‘must’ de la casa su Escalope de ternera con nuestro empanado secreto acompañado de patatas fritas, entre otros.
Para rematar, tartas y dulces para beneplácito de los más golosos y una original Piña a la brasa con su jugo de mojito, ideal para los que no son tan de postres. La bodega cuenta con unas 40 referencias nacionales con un buen recorrido por las distintas DO patrias.
Cuestión de detalles
Mención especial en estos tiempos de pandemia para algunos destalles. Como su pequeña terraza –no operativa en estos días tras la nevada de enero- o sus reservados con capacidad de hasta 12 personas –aunque actualmente no se puedan juntar más de seis-. Distancia correcta entre las mesas, fruto de la remodelación realizada por el estudio de decoración Kubo Ene de Natalia Casco, que ha llenado de luz la sala. Quizás el único pero en nuestra visita pasa por no abrir alguna de esas ventanas para aligerar un poco el ambiente, en medio del servicio.
Así es definitiva el nuevo restaurante de Ponzano, Zaga, y su propuesta, sencilla pero muy ‘disfrutable’ gracias a la excelente ejecución de los platos, la materia prima de calidad y un servicio en sala atento al comensal. Sin duda, una apertura en tiempos tan complicados merece el reconocimiento y ojalá el pulmón suficiente como para llegar a coger velocidad crucero.
Tiempos para valientes
Es la de Zaga una de las aperturas en tiempos de pandemia pero no la única. En FANFAN nos venimos haciendo eco de varias de ellas, casas que abrieron sus puertas inmediatamente antes de la pandemia o, a más, durante la misma. Como les pasó a Berlanga o La Malaje, que al poco de abrir sus puertas de sus nuevos establecimientos se enfrentaron al confinamiento. El último restaurante de María Li Bao en Madrid, con China Crown. O la apertura en Burgos del nuevo restaurante de Miguel Cobo, que está sufriendo estos cierres el cierre de la hostelería en Castilla León. Sin duda, tiempo para valientes que no dudan en seguir luchando por sacar adelante sus negocios.