No serán los únicos pero los dos casos más recientes, el rechazo al premio a Polanski en los Cesar y el de Allen y sus memorias recientemente no publicadas en Hachette, nos dicen que algo está cambiando en el mundo del cine y en el de la cultura en general
En este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, podemos echar la vista atrás hacia casos como el de Roger Ailes o el de Harvey Weinstein. Ambos eran poderosos directivos que abusaban de su estatus para obtener atención sexual, de subordinadas. El primero ejercía su superioridad como Director de Fox News, y el segundo como Director de una Productora abusaba de actrices que aspiraban a participar en sus películas. Pero dos sucesos relacionados con Roman Polanski y Woody Allen podrían indicar que el punto de mira se ha movido.
Polanski y el César
El oficial y el espía había sido nominada a 12 premios César, entre otros el de Mejor Director, este año 2020. Dichas nominaciones, unidas a acusaciones de falta de paridad y transparencia, provocaron una ola de indignación. La consecuencia fue la dimisión en pleno de la dirección de la Academia de las Artes y Técnicas del Cine de Francia. Realizaron una declaración en la que explicaban el motivo de la dimisión
para honrar a las y a los que hicieron cine en 2019, para recuperar la serenidad y para que la fiesta del cine siga siendo una fiesta.
Pero cuándo llegó la ceremonia de los César, en la que triunfaba Los miserables con 4 premios, saltó de nuevo la polémica. La entrega se anunciaba caliente. La actriz Adèle Haenel, que ha denunciado a Christophe Ruggia por abusos cuándo ella tenía 13 años, había declarado en una entrevista: Reconocer a Polanski es escupir en la cara a todas las víctimas. Es decir que violar a las mujeres no es tan malo. Y aunque ningún miembro la polémica cinta había acudido a la ceremonia para rebajar la tensión, a las puertas de la Sala Pleyel se habían reunido cientos de mujeres para protestar por la nominación del director.
Cuándo la película de Polanski, que recogió 3 premios, recibió el de Mejor Director varias personas abandonaron la sala como gesto de protesta. Entre ellas estaban Adèle Haenel, la directora Céline Sciamma o la actriz Noémie Merlant.
Woody Allen y sus memorias
Hace apenas unos días saltaba la noticia, la francesa Editorial Hachette iba a publicar las memorias de Woody Allen tituladas A propósito de nada. Las reacciones no tardaron en surgir. Entre ellas las de 75 empleadas de la editorial abandonaban las oficinas neoyorquinas de Hachette a modo de protesta.
La ironía es que la misma editorial publicaba recientemente un libro de Ronan Farrow. Este libro, Catch and Kill (Atrapa y Mata: Mentiras, espías y una conspiración para proteger a los depredadores), trata sobre un libro sobre cómo los hombres poderosos, incluido Woody Allen, evitan la responsabilidad por el abuso sexual.
Farrow, hijo de Mia y Woody, recibió el Pulitzer en 2018 por sus artículos en el New Yorker que ayudaron a destapar los abusos de Weinstein. Siempre ha apoyado a su hermana Dylan, que acusa a Woody Allen de abusos, y ha sido un activista contra los medios que ignoraban o blanqueaban las noticias sobre los inapropiados comportamientos sexuales de personajes poderosos. La reacción inicial de Ronan fue dejar de colaborar con Hachette.
Con todo este tumulto Hachette reculaba y decidía no publicar las memorias de Allen. Habrá que ver qué hace Alianza en España, pues tenía previsto publicarlas. En el momento de publicar este artículo la editorial española no había comunicado su decisión.
¿Qué traerá el futuro?
Mientras algunas personas parecen predecir que l cielo se derrumbará sobre nuestras cabezas, parece que el futuro traerá normalidad. ¿Normalidad? Sí, porque en otras industrias no se permiten determinados comportamientos hace ya años. Conviene recordar los casos de Mark Hurd en Hewlett-Packard, y de Harry Stonecipher en Boeing. Los dos eran directores ejecutivos de sus respectivas compañías y ambos fueron obligados a renunciar.
Mark Hurd renunció en 2010 por mantener una relación con y acosar a una contratista externa, por gastar dinero de la empresa para hacerlo (un detalle muy feo dado el dineral que cobraba), por revelar a ésta información confidencial y por mentir durante la investigación de los hechos.
Pero el caso de Harry Stonecipher es aún más radical. Se le hizo dimitir en 2005 por mantener una relación con una empleada de la empresa, Debra Peabody. Y esto sucedió a pesar de que no afectó a las operaciones de Boeing, la relación fue consentida, tampoco afectó a la carrera ni al salario de Peabody y no se usaron medios ni dinero de la empresa para dicha relación.
Así que quizá, simplemente la industria del cine siga el mismo camino que otros sectores. Y ya no se entenderán como apropiados determinados comportamientos que nunca lo han sido, pero que la industria del celuloide mantenía a pesar de estar supuestamente en la punta de lanza de la lucha por la justicia social, los derechos de las mujeres, de las minorías… Y probablemente lo que el futuro traiga sea una saludable normalidad, normalidad frente al resto de las industrias.
Fanfan te mantiene al día de las novedades en entretenimiento, y te ofrece servicios de comunicación y herramientas estratégicas para gestionarla. Si quieres estar al día de la actualidad de FanFan y enterarte antes que nadie de todo lo que publicamos, síguenos en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, Ivoox, Spotify y YouTube