‘Pequeño manual de la perfecta felicidad’, de Voronca, la armonía entre el sueño y la vida

Pequeño manual de la perfecta felicidad. Ilarie Voronca. Hermida editores

Me ocurre con el  Pequeño manual de la perfecta felicidad lo mismo que me sucede con muchos libros de Hermida editores: que me descubren escritores cargados de luz en medio de las tinieblas de la historia del siglo XX. Poetas de los que uno tenía una idea remota, o ninguna noticia, y que son autores de textos milagrosos que nos llevan a una pregunta que implica una perplejidad colosal. ¿Cómo es posible que un hombre, poeta, que acaba de salir de la carnicería de la Segunda guerra mundial, escriba sobre la felicidad? ¿De dónde emerge esta unicidad cósmica que preside este texto, cuando alrededor solo se podían contemplar las ruinas de la mayor tragedia de los tiempos? Y sin embargo, las líneas de este texto nos hablan del profundo anhelo humano que sostiene la existencia: la esperanza de la plenitud, en algunos casos la promesa de que en algún pliegue de este mundo se encuentro la dicha. Voronca la llevaba dentro, “en la pureza misma de las aspiraciones del poeta”, como escribió Tristan Tzara.

El amor y el éxtasis

Pequeño manual de la perfecta felicidad

El autor del Pequeño Manual de la perfecta felicidad (compuesto entre 1941 y 1944, e inédito hasta 1973) había nacido en Braila, una ciudad con puerto en el bajo Danubio, en la Rumanía de 1903. Su familia era judía. Su nombre legal, Eduard Marcus. Estudió leyes, pero su inclinación era la poesía. Emigró a París en 1933 y se unió a los dadaístas. Fundó, junto a Víctor Brauner la mítica revista 75 HP, y una corriente/estilo a la que llamaron pictopoesía.  Fue miembro de la Resistencia, y entre los hechos de guerra de esa etapa, Voronca participa en la toma y liberación de la ciudad de Rodez, en cuyo Hospicio estaba internado Antonin Artaud. Después de la guerra regresó por unos meses a Rumanía (enero de 1946) El 8 de abril de ese año se suicida en París.

El Pequeño manual de la perfecta felicidad es un texto de prosa poética, en esa zona de luz que dibujan la filosofía y la poesía cuando sus haces se cruzan, un texto testamentario, nacido de la efervescencia amorosa que inundó a Voronca por el reencuentro, tras la guerra, con la mujer a la que amaba. Como toda luz intensa, aquella promesa de felicidad tuvo su sombra, oscura, cerrada, cuando pronto llegó el desamor y el rechazo. El lector no puede olvidar mientras lee estas páginas ese final trágico de Voronca, que en el libro pugna por sacudirse el pasado, sin conseguirlo: “¿Es que nunca lograremos romper las amarras del pasado y aventurarnos en el majestuoso océano de la felicidad? ¿Qué hay tan precioso en nuestra memoria para que nunca podamos librarnos de ello?”.

Terrazas bañadas de claridad

Pequeño manual de la perfecta felicidad

Voronca, en este texto, es un hombre transido de una inmensa alegría, que siente el vértigo del universo, que percibe la felicidad como un mensaje universal, que impregna las cosas, los árboles, las nubes, lo cercano: “¿Por qué permanecer sordo a esa continua invitación a los milagros? ¿Qué episodio de nuestra jornada no está marcado con ese espléndido don de la alegría?” El poeta está, como escribe Ionesco, rebosante de «amor, de paz, de asombro, de éxtasis».

El Pequeño manual es un ascenso a “las terrazas bañadas por la claridad”, a un mundo en el que la paz y la justicia reinan en las cosas. El lector, escéptico, no deja de percibir la inocente ingenuidad de este teórico mayor del integralismo, pero tampoco deja de sentir la belleza cósmica de un texto de una extraña intensidad de luz, aunque su vida termine como aquel poema de Voronca que se cierra con estos versos:

«Y de pronto heme aquí, entre estas calles extranjeras
en que no sé cómo estar. Ninguna presencia querida
para guiarme, para aconsejarme. Y ningún resplandor.
¿Adónde fui yo así? Estaba solo. Tenía miedo.»

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Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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