Normandía 1944. James Holland. Traducción de Joan Eloi Roca. Ático de los Libros
Vuelve uno de los mejores narradores de historia del panorama editorial de nuestro tiempo. Aquí en Fanfan hemos hablado alguna vez con pasión de los libros de Holland. En especial del que dedicó a la «otra invasión» aliada, la de Sicilia, que propició la gran gesta de la entrada de las tropas por Normandía un año después. Holland no solo es un historiador que trabaja con rigor el detalle, lo micro y lo macro, sino que es capaz de ordenar la narración para que el lector se beba la historia con facilidad, con tensión dramática, con el interés añadido del perfil humano de los generales, de los oficiales, de los soldados. En Normadía 1944 vuelve a demostrar que estamos ante un gran contador de historias, y ante un gran historiador.
En Normandía 1944, Holland vuelve a manejar una técnica que convierte el relato en un gran fresco. Consiste en dar relevancia a los hechos, sin duda, pero añadirles la textura humana que se desprende de los testimonios inéditos. Así, junto a los generales, escuchamos la voz de los pilotos de los aviones de bombardeo, de los miembros de la resistencia francesa, de las enfermeras, de los soldados.
Las operaciones bélicas, la estrategia (el lugar de la batalla) y la táctica (el desarrollo del combate) adquieren una hondura propia de un narrador omnisciente, ese que solo tiene derecho a hablar en las novelas. Hasta ahora. Un trabajo minucioso nos permite ver piezas que le dan una rugosidad llena de matices a la gran historia.
Holland identifica a esos protagonistas que en otras historias han pasado desapercibidos, confundidos entre la masa de combatientes que se mueven de un lado para otro según los planes de la batalla. Y les sigue la pista como si llevara una cámara al hombro. Kurt Meyer, Henry Bowler, Han Siegel, Richard von Roser, el piloto Bert Stiles, Charlie Martin, Bob Roberts, y tantos otros, tienen la misma presencia narrativa que los generales Montgomery, Bradley, Patton o grandes militares como Leblanc. Esa técnica convierte el relato en una experiencia adictiva, de gran narración bélica, pero sobre todo de extraordinaria experiencia humana.
El propio Holland reconoce que la narrativa de la batalla ha ido cambiando con el tiempo. Igual ha ocurrido en el cine. Normandía 1944 se ha convertido en mito, pero «conviene recordar lo que sucedió, allá por 1944, y reconocer los enormes sacrificios y la muerte y destrucción» que tuvieron lugar en las costas del norte de Francia. A esa terrible batalla siguió la rendición de Alemania y una Europa mejor.