Escoria de la tierra. Arthur Koestler. Epílogo de Sergio Campos. Editorial Ladera norte
Ladera norte rescata uno de esos libros fundamentales para entender el siglo XX y para superarlo. No todos han logrado salir de ese tiempo. En 1937, Koestler renegó de la religión comunista. Las purgas estalinistas fueron el motivo primero y principal. No era poca cosa. A pesar de todo, muchos intelectuales siguieron fieles a la Unión soviética durante lo que quedaba de siglo. Koestler había pasado por Málaga, en plena guerra civil española. Los franquistas le detuvieron, le condenaron a muerte, lo llevaron a Sevilla, pero allí lo liberaron los diplomáticos británicos. Fue preso de nuevo en Francia al estallar la guerra mundial. Internado en un campo de concentración para extranjeros, salió de allí en cuando llegaron los alemanes. Cruzó el Canal para regresar a Inglaterra y escribir La escoria de la tierra.
En Escoria de la tierra, biografía colectiva de la agonía de Francia, Arthur Koestler deja testimonio de la metamorfosis de un Estado democrático en una maquinaria totalitaria. Rescatar su atónita mirada ante la fragilidad del orden liberal es hoy tan pertinente como antes.
En el verano de 1939, el escritor húngaro busca en el sur de Francia un remanso de paz en la convulsa Europa. Aún no tiene 35 años y su denso y azaroso itinerario vital le ha llevado a reunir todas las condiciones de las víctimas del poder nazi: judío, refugiado político, apátrida, periodista crítico, antiguo comunista y activo militante de izquierda. De pronto, la Historia sale otra vez a su paso.
Angustiado, será testigo de la caída de Francia, primero por la complicidad de sus dirigentes y después por el avance del ejército alemán. Así, ve cómo la pérdida de valores en la sociedad francesa se manifesta inicialmente en la detención ilegal de refugiados políticos y acaba con la vergonzosa claudicación militar: La ruina moral antecedió a la ruina física.
Atrapado junto con otros «extranjeros indeseables» en un cruel laberinto burocrático, su internamiento en un campo de concentración francés muestra que ante el poder totalitario todos somos escoria de la tierra.
Como escribe Joaquín Leguina en Revista de Libros «Escoria de la tierra se encargaría de aclarar el destino miserable de los refugiados antinazis, condenados sin motivo y sin juicio por un miedoso Gobierno francés durante los azarosos días que transcurrieron desde septiembre de 1939 hasta junio de 1940».
Arthur Koestler nació en Budapest en 1905 en el seno de una familia judía. Estudió en la Universidad de Viena. Abandonó el Partido Comunista Alemán desencantado por las purgas estalinistas y ratificó su desafección tras el pacto nazi-soviético. Fue corresponsal en Oriente Medio, Berlín y París, y en España, durante la Guerra Civil. Tras escapar de un campo de concentración francés se instaló en Inglaterra hasta su suicidio en 1983. Entre sus obras destacan la novela El cero y el infinito (1941) y los ensayos Reflexiones sobre la horca (1956) y Los sonámbulos (1959).