Aquellas noches eternas – Silvia Grijalba – Ediciones B – 400 páginas – 22,90€
La periodista y escritora Silvia Grijalba nos traslada a la Marbella de los años sesenta con Aquellas noches eternas, una novela arrolladora que nos muestra una sociedad llena de lujos, excesos pero con un cáliz humano genuino, una historia que no se estanca dónde conocemos a los protagonistas a lo largo del tiempo. Pero es su autora quién nos hablará más de ella en esta entrevista.
Buenas, Silvia, es un auténtico placer entrevistarte y más viendo tu amplia trayectoria profesional. La cultura y la literatura forman parte de tu esencia y así lo visualizas en tus proyectos, ¿desde cuándo consideras que la cultura sería tu modus vivendi? ¿Qué significa para ti el término cultura?
Gracias, Laura. El placer es mío. La cultura, para mí, no es solo un entorno profesional, sino una forma de estar en el mundo. Desde muy joven entendí que todo lo que me conmovía y daba sentido a lo cotidiano tenía que ver con la creación, con la interpretación de lo que somos a través del arte, la música, la literatura. La cultura no es un lujo ni un adorno, es la sustancia que nos permite imaginar otras realidades, cuestionar lo que damos por hecho y entendernos más allá de los márgenes impuestos. Así que sí, la cultura ha sido siempre mi forma de vida, y también mi forma de resistencia.
Como periodista siempre has estado ligada a la palabra pero cómo surge esa necesidad de crear ficción, aunque no solo publiques en ese género.
La ficción aparece cuando la realidad deja de ser suficiente. Como periodista, uno observa, escucha, conecta hechos, pero también llega un momento en que necesitas ir más allá de los datos y construir desde lo íntimo, desde lo simbólico. Hay historias que no caben en una crónica o un reportaje, y fue ahí donde apareció la necesidad —más bien el deseo— de contar desde la ficción. La literatura me permite explorar lo no dicho, lo imaginado, lo que duele o lo que arde sin nombre.
Hace más de veinte años que publicaste Alivio rápido tu debut en el ámbito literario como autora de ficción, fue ese mismo título lo qué sentiste cuándo se publicó ¿Cómo viviste ese momento?
Fue una mezcla de vértigo y alivio, sí. Había mucho de urgencia en esa primera novela, muchas cosas que necesitaba decir, y también una especie de liberación al ponerlas en palabras. Ver ese libro en las librerías fue una emoción difícil de comparar, pero también el inicio de una nueva responsabilidad: la de construir un lenguaje propio, una mirada reconocible, una forma honesta de habitar la literatura.

Años más tarde conseguiste el Premio de Novela Fernando Lara con “Contigo aprendí”. ¿Te ayudó ese galardón a consagrarte en la literatura? ¿Decidiste en algún momento dedicarte solo a escribir novelas?
El premio fue un impulso muy grande. Me dio visibilidad, sí, pero sobre todo me confirmó que la literatura no era una parte más de mi trayectoria, sino el centro. Aun así, nunca he dejado de escribir en otros géneros ni de moverme en otros territorios creativos. No concibo la escritura como algo encorsetado. Para mí, todo forma parte de lo mismo: una forma de contar y contarse, ya sea en una novela, un artículo, un ensayo o incluso una letra de canción.
En 2025 publicas Aquellas noches eternas, una novela decidida, ágil y con alto magnetismo. Una novela arrolladora que nos presenta a Maite, una chica que huye para cambiar su vida y dónde la vida la sorprende por momentos. ¿Hasta dónde crees que somos dueños de nuestra vida?
La novela parte precisamente de esa pregunta. ¿Qué significa tomar las riendas de tu destino cuando naces en una época y en un lugar que parecen tenerlo todo escrito por ti? Maite rompe con lo que se espera, no porque se sienta valiente, sino porque no le queda otra opción. Y eso me interesa mucho: esa zona de la vida donde no se trata de elegir entre A o B, sino de inventar la letra C. Somos dueños de lo que decidimos asumir, incluso cuando no controlamos las consecuencias.
La novela se empieza a ambientar en Asturias en el año 1963, Maite se va a casar con su novio de toda la vida pero está embarazada y decide seguir con el embarazo pero no con la relación, a partir de aquí todo está en continuo cambio. Ella se va a Torremolinos y su forma de vivir, sentir y hacer se trastoca ¿Es Maite consciente de lo revolucionario de su actuación estando aun en esa España tan arcaica?
Creo que no lo es del todo. En el momento en que toma las decisiones cruciales, Maite no actúa desde la teoría o la ideología, sino desde la necesidad. Su revolución es íntima y por eso es tan potente. Luego, claro, con el tiempo, se da cuenta de que ha hecho algo extraordinario, que ha cambiado no solo su destino, sino el de muchas mujeres como ella. Pero en el instante de actuar, solo busca sobrevivir con dignidad.
Maite empieza a relacionarse con la jet set malagueña, vive una vida muy alejada de los convencionalismos de la época y es que parece que aquellos pequeños pueblos costeros estaban exentos del régimen franquista ¿por qué decidiste no hablar de la política y sociedad española?
En realidad, la política está presente, pero de forma lateral, como lo estaba en la vida cotidiana de muchos en aquella España. La novela no pretende ser un tratado histórico ni una denuncia directa, sino una ventana a ese otro país que coexistía dentro del franquismo: uno donde, en ciertos lugares y círculos, se respiraba algo parecido a la libertad. Torremolinos fue una anomalía, una burbuja luminosa donde se ensayaron otras formas de vida. Pero no solo respecto a España también respecto a Europa o Estados Unidos. Eso me interesaba más que el contexto político en sí.

En la novela se hablan de temas muy diversos como la homosexualidad, los negocios, el placer, el lujo… pero también habla de la pérdida, del amor, el respeto o el triunfo de la mujer. Aquellas noches eternas muestra a unos personales reales y auténticos que no se esconden y que tienen la oportunidad de actuar/ser sin miedo al qué dirán ¿Cuál crees que es el principal problema de ellos en esta historia?
El principal conflicto es, quizá, el choque entre lo que desean ser y lo que les enseñaron que debían ser. Son personajes que se están reinventando, que están descubriendo su voz, su cuerpo, su libertad, pero arrastran todavía culpas, miedos y estructuras muy arraigadas. No es fácil liberarse de eso, ni siquiera en un entorno aparentemente permisivo. La identidad no es un disfraz que uno se pone de un día para otro. Es un proceso, y en ese proceso hay muchas grietas.
La historia de Maite surge también gracias al empuje y determinación de su prima Covadonga, (Cova o Cave según quién se refiera a ella), ella es la luz de su camino y su apoyo incondicional. ¿Tú cómo la definirías? Si Cova no hubiera estado ahí, ¿Cuál habría sido el futuro de Maite?
Cova es una mujer adelantada a su tiempo, una fuerza de la naturaleza. Representa esa figura que tantas mujeres hemos necesitado en algún momento: alguien que nos diga que podemos, que nos empuje sin juzgarnos. Es protectora y desafiante a la vez. Sin ella, Maite habría tardado más en encontrar su camino, o quizá habría cedido a la presión del entorno. Pero lo bonito es que, con el tiempo, los roles se invierten: Maite también será apoyo y faro para otras.
Aquellas noches eternas se expone de manera ágil, no da vueltas sin sentido y avanza a lo largo de los años. Como lectora me encanta ver la rapidez de sus hallazgos y decisiones pero ¿Por qué decidiste hacer una novela en la que el tiempo fuera tan relevante?
Porque el tiempo es un personaje más. Quería que el lector sintiera el paso de los años, la transformación no solo de Maite sino del país, del ambiente, de las posibilidades. El ritmo de la novela imita también esa sensación de vértigo que da vivir: todo cambia, a veces sin que uno se dé cuenta. Y al mirar atrás, todo encaja, aunque en su momento pareciera caos. Ese efecto era esencial para mí.
Me asombra leer y ser consciente que en un régimen dónde muchas de las mujeres estaban adoctrinadas por sus decisiones había hombres y mujeres que luchaban por una igualdad y que el éxito de una mujer no les opacaba en exceso. En esta novela no hay muchos hombres pero sí que me gustaría qué me dijeras ¿por qué decidiste centrarte en la mujer cómo figura indiscutible de la historia?
Porque durante demasiado tiempo hemos estado al margen, incluso en las propias historias. *Aquellas noches eternas* es un intento de devolver el foco a esas mujeres que vivieron, amaron, trabajaron y pelearon por su libertad en un contexto que las ignoraba. No se trata de excluir a los hombres, sino de reequilibrar el relato. Maite, Cova, otras mujeres de la novela, representan esa otra España que existió y que merece ser recordada.

Las largas noches, las drogas, el alcohol y nombres de gran prestigio se muestran en Aquellas noches eternas, un momento y lugar épico. Al final de la novela Maite hace un balance de su vida, hace una retrospectiva y logra ver todo lo que ha conseguido. Si tú hicieras el balance de su vida ¿qué destacarías?
Destacaría su coraje, su capacidad de transformarse sin perder su esencia. Maite no es una heroína idealizada: se equivoca, cae, se contradice. Pero nunca se rinde del todo. Lo que consigue no es solo independencia o éxito, sino algo más difícil: ser fiel a sí misma. Para mí, eso es una conquista inmensa.
Yo he sido una privilegiada en poder leer la novela antes de tiempo y no quisiera revelar nada, me ha gustado sumergirme en un ambiente tan sofisticado y diferente a lo que se suele mostrar en las novelas, pero yo quisiera saber qué ha supuesto para ti Aquellas noches eternas. ¿Qué es lo que destacarías que pueden encontrar los lectores?
Ha sido una novela muy personal, aunque no sea autobiográfica. Es una carta de amor a una época, a un lugar y a unas mujeres que rompieron moldes sin saber que lo estaban haciendo. Los lectores van a encontrar una historia de transformación, de placer y dolor, de belleza y contradicción. Pero, sobre todo, van a encontrar a Maite. Y una vez que conoces a Maite, ya no puedes olvidarla.
Y ya para finalizar quisiera que recomendases a nuestros lectores algunos libros o novelas que consideras imprescindibles o que ye hayan apasionado últimamente.
Libros recientes que he leído recientemente son: “Tim” de Ray Loriga y “Microdosis” de Bunbury.
Otras entrevistas que podrían interesarte son: Paloma Sánchez-Garnica, Desirée Ruiz o Mayte Magdalena.
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