Llega a Cuentos únicos de Fanfan uno de los mejores cuentistas de la literatura española del siglo XX. Ignacio Aldecoa habla en sus cuentos del mundo del trabajo, de la guerra, de la burguesía, de los condenados, de los viejos y de los niños, de los seres libres. Seres libres con los que se sentía identificado, porque él era un hombre de difícil encasillamiento, que huía de etiquetas, de disciplinas y de parroquias. Tenía un gran amor a la justicia, a la libertad, y a la solidaridad. El cuento que traemos hoy hasta Fanfan es un claro ejemplo de su perfil como escritor y como persona.
Chico de Madrid
Ignacio Aldecoa escribió Chico de Madrid en 1950. Es uno de sus primeros cuentos. En él están presentes los valores esenciales de Aldecoa como escritor: el amor al ser humano, la ternura por su frágil destino y la belleza del idioma. Es el retrato de un muchacho huérfano de padre que vive en las orillas del río Manzanares, cazando ratas y pescando ranas. Un día se hace amigo de un golfillo con el que pide limosna y con el que se adentra en un territorio que hasta ahora habría ignorado: el centro de Madrid.
Los primeros libros de Ignacio Aldecoa fueron de poesía: Toda la vida y Libro de las algas. Su primera novela llega en 1954, se titula El fulgor y la sangre, y llegó a ser finalista del Premio Planeta. Hacia 1955 frecuentaba tertulias de estudiantes rebeldes al régimen franquista y se implicó en la creación de la Revista Española. En su consejo de redacción estaban con él casi todos los escritores importantes de la generación de los años cincuenta. Sus dos novelas más relevantes son Gran Sol, que fue premio de la crítica en 1958, sobre la vida de los pescadores de altura, y Con el viento solano, que ofrece la otra cara, y que funciona como una segunda parte de Gran Sol.
El autor
Ignacio Aldecoa era alavés, de Vitoria, de familia burguesa, nacido en 1925. Fue bachiller en el colegio de los Marianistas. Pronto demostró su rebeldía, que describe en uno de sus cuentos, Aldecoa se burla. Se marchó a Salamanca a estudiar Filosofía y letras. Allí coincidió con Carmen Martín Gaite. En Salamanca llevaba vida de tuno, pocas clases y mucha vida social. En 1945 se marchó a Madrid. Vivió en una pensión cerca del café Gijón, la pensión Garde, que retrata en algunos de sus relatos. En Madrid coincide con Sánchez Ferlosio, con Alfonso Sastre y con Fernández Santos. En 1952 se casó con la escritora Josefina Rodríguez. Sus primeros cuentos aparecieron en revistas como La Hora, Juventud, Haz y Alcalá. Murió de forma repentina, de un ataque al corazón, en casa de Domingo Dominguín, cuando iban a salir al campo a ver una tienta taurina. Fue el 15 de noviembre de 1969.
*La fotografía que preside este artículo es de Henri Cartier Bresson, y aunque él la tomó en Sevilla en 1933 nos hemos tomado la licencia poética de trasladar esa imagen a un Madrid y a un personaje literario que habita en las riberas del Manzanares y no del Guadalquivir. ¡Que el dios Cartier Bresson tenga misericordia de nosotros!