Diana Nova es una mujer que vive en Barcelona, «catalana y española», precisa cuando se presenta. La entrevista se grabó un día de primeros de junio en un hotel cercano a la estación de Sants. Diana respondía con su presencia a un anuncio con el que buscaba testimonios del mundo de la prostitución. Ella lleva veinte años en el oficio. Entró por una quiebra, por deudas que apremiaban. Había que pagar, y no había más recurso que mercadear con servicios de acompañamiento. Su entrevista, como dicen los que escuchan el podcast ESCORT, es uno de los testimonios más interesantes de la serie, por su análisis sobre el contexto en el que se desarrolla en la actualidad la prostitución.
Diana Nova conoce bien a sus clientes. Sus veinte años de profesión le permiten analizar la evolución de la demanda. ¿Qué buscan los que recurren a la prostitucioón? Hemos leído algunos análisis políticos y sociológicos. Para la ideología feminista que propone el abolicionismo, para algunas sociólogas, el cliente es un ser que busca reafirmar su masculinidad, cosechar trofeos que exhibir en la vitrina de sus compras sexuales. El activismo abolicionista los describe como violentos violadoras que fuerzan a las mujeres con la llave maestra del dinero. Acabar con ellos, proponen, sería terminar con la prostitución. Por eso las leyes que han promovido en las dos últimas legislaturas, iniciativas fracasadas, buscaban castigar con multas a todos los hombres que compraran servicios sexuales femeninos. El matiz es importante: para el abolicionismo solo se debe castigar al hombre cliente que busca a una mujer. No les interesa el hombre que busca hombres o la mujer que reclame servicios masculinos.
Diana Nova, sin embargo, nos habla de una realidad muy distinta. Y nos habla desde la experiencia de mujer que se prostituye: «los hombres llegan con grandes carencias afectivas», anota. Y sitúa el hecho como una novedad llamativa, muy patente sobre todo desde la pandemia. Las relaciones afectivas han sido criminalizadas, el riesgo de denuncias instrumentales es alto, ligar se ha convertido en una actividad imposible para muchas personas, arriesgada por otros muchos. En la prostitución, sin embargo, todo está tasado, medido, pactado, con un precio y con una duración. «El problema, añade Diana Nova, es cuando el tiempo de la experiencia de novia termina y el cliente quiere más, porque su carencia afectiva se prolonga».
El tesimonio de Diana Nova equivale a todo un estudio sociológico y psicológico para entender una realidad oculta. El activismo abolicionista no quiere escuchar a las prostitutas, no quiere escuchar a los clientes. El estigma pesa sobre ambos. Pocas se atreven a hablar a cara descubierta, y ellos, los clientes, apenas comparecen en entrevistas. En este podcast hemos conseguido hablar con dos de ellos. El resto prefiere guardar silencio. Estas dos circunstancias hacen de la prostitución una realidad desconocida, desconocimiento sobre el que se construyen teorías políticas que no se corresponden con la realidad, utopías delirantes que amenazan con crear más problemas de los que ya tenemos. Les invito a escuchar el testimonio de Diana Nova, porque tiene más verdad que la mayor parte de los discursos que pontifican sobre la prostitución.