El amor de los hombres solitarios, de Heringer: odio y ternura en una barriada de Río

El amor de los hombres solitarios. Víctor Heringer. Traducción de Francisco Cardemil Pérez. Narrativa Sexto Piso

La edición en español de El amor de los hombres solitarios, es el descubrimiento para los lectores hispanos de un escritor dotado de una voz lírica de una extrema sensibilidad. También es un adiós. Heringer fue encontrado muerto cerca de su casa de Copacabana el 7 de marzo de 2018. No había cumplido los treinta años. Fue un escritor precoz: publicó su primer poemario, Automatógrafo, en 2011 y su primera novela, Glória (Premio Jabuti) en 2013. El amor de los hombres solitarios apareció en 2016 y fue candidata al Premio de Literatura de São Paulo, el Premio de Literatura de Río y el Premio Océanos, y tras su publicación en Estados Unidos en 2023, finalista del Premio Nacional de la Crítica.

Victor Heringer

El mar está muy lejos de este libro, asegura el autor en el portal de la novela, como para alejar toda tentación de exotismo de la mente del lector. La novela, formada por un conjunto abigarrado de escenas breves y estampas, barajadas sin orden cronológico, transcurre en Queím, un suburbio de la periferia de Rio de Janeiro. Es una novela de iniciación, con el tono negro de los relatos de crímenes. Camilo es un niño tullido que vive con su hermana Joana. Su madre siempre está entretenida sacando brillo a su colección de huevos de Fabergé. El padre va y viene, más ausente que presente.

Camilo, lisiado, habla en primera persona, a veces la voz que se escucha es la del niño, otras la del adulto: «soy joven, estoy en los cincuenta, pero medio siglo es suficiente». Está acostumbrado a ver la vida apoyado en unas muletas: «siempre dos o tres peldaños por debajo de los hombres sanos, siempre temiéndote lo peor. Lo peor, en mi caso, es bastante peor que lo tuyo. Dos o tres peldaños más abajo».

El padre de Camilo es médico. Son los años de la dictadura militar en Brasil. El padre atiende quizá en algún centro de detenidos. Las sesiones de tortura hacen imprescindible al médico, para que certifique hasta cuándo se puede seguir con el programa. Un día se presenta en casa con un muchacho, Cosme, que se convierte en un hijo añadido. Nadie explica por qué, ni quién es, ni de dónde viene, ni quienes son o fueron sus padres. Camilo reacciona con violencia.

El amor de los hombres solitarios es una historia de odio y ternura, de violencia y miseria, de una «raza esparcidora de simientes». El Carnaval suena lejano en esta novela carioca, también el fútbol y la música. La prosa de Heringer aspira al barroquismo cuando detalla el perfil de sus compañeros de colegio, uno tras otro, o cuando evoca el nacimiento del mundo, de ese barrio de Queím formado por «perros callejeros, moscas y cerros, una estación de tren, almendros y chabolas y caserones, bares y arsenales de guerra, bazares y puestos de la lotería del bicho y un terreno enorme reservado para el cementerio». Y el odio como forma de perpetración de la especie. Si, perpetración. Dudé cuando lo dice en la página 18 pero hacia el final el traductor lo repite. Así que no debe de ser un error, porque los hombres solitarios son parte de la especie perpetrada. Una novela inolvidable.

Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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