El exterminio. Jim Thompson. NOVELA POLICÍACA RBA
El exterminio es el ejemplo perfecto de lo que debe ser una novela negra. O incluso de lo que debe ser cualquier novela. Jim Thompson guía al lector por los laberintos del argumento con sutileza pero sin engaños y le desvela la verdad a la vez que a sus protagonistas, hasta el magistral redoble final.
Novela coral
Luane Devore es una mujer enferma y entrada en años. Es la cotilla oficial de una ciudad costera de los Estados Unidos. Todos en el pueblo tienen motivos para odiarla. Y parece que alguien se ha propuesto quitarla de en medio. Este es el inicio de una novela negra, que en principio no tiene cadáver y sí muchos candidatos al título de asesino.
Jim Thompson da voz a cada uno de los protagonistas de la historia para contarla. Cada capítulo es un personaje. Esta técnica, del maestro de la novela de intriga Wilkie Collins, permite al lector asomarse a la trama desde una perspectiva poliédrica. No solo sabemos lo que piensa cada personaje, sabemos lo que piensan de él los demás y más aún, lo que cada uno cree que los demás piensan de él.
La historia está llena de tramas con lo peor del ser humano: la codicia, el vicio, la manipulación e incluso una tímida sugerencia de incesto, como ya ocurría en Los Timadores.
Un maestro del diseño de personajes
Thompson es un maestro del perfil de caracteres. Todos guardan una coherencia. Ninguno diría una frase que pertenece a otro. Personajes que parecen de carne y hueso, porque como en la vida, ninguno es absolutamente malo ni bueno. En El exterminio, el chico guapo y listo tiene el alma negra como el carbón; la pelandusca, un corazón de oro; el amante esposo es un conquistador… El autor juega con el lector sin engañarle. Le suministra la información con morosidad, sin prisa. Es apenas una insinuación, tan leve como el cambio de color de una gota de tintura en un gran vaso de agua. Las aportaciones de cada personaje completan, un capítulo tras otro el mosaico de la historia, en un crescendo de tensión, que solo se diluye con última pieza que completa el cuadro.
Jim Thompson escribió una treintena de novelas policíacas, las primeras de ellas basadas en casos reales. Es autor del guion de Senderos de Gloria de Kubrick y varias de sus novelas, Los timadores y La huida, han sido llevadas a la gran pantalla. Su reconocimiento le llegó postumamente y en la actualidad está considerado uno de los grandes del género junto con Dashiell Hammett y Raymond Chandler.