El último verano antes de todo – Jota Linares – Planeta Editorial – 20,90€ – 472 páginas
El director Jota Linares se inicia en el universo literario con El último verano antes de todo, una novela con tintes autobiográficos donde la vuelta de un joven director en ciernes a su pueblo natal para despedir a su madre tras una larga enfermedad aflora los recuerdos de ese pasado que tanto han intentado olvidar, porque lo que iba a ser el principio de sus vidas se convirtió en un lastre que aún no han superado
Sinopsis inicial
Las vistas, el olor de las calles parece que nada ha cambiado pero ahora Ismael lo mira todo con otro tono, con nostalgia por lo que allí había vivido. Se fue con dieciocho años pensando que se convertiría en un gran director de cine pero su primer largometraje no ha tenido el éxito esperado, y lo peor no son las críticas de los profesionales o del público su peor impresión es la imagen que puedan tener de él en ese pueblo de donde salió hace casi dos décadas.
Había decepcionado a la poca gente que creía en él o al menos esos pensaba, jamás pensó en regresar, pero debía estar con su madre en sus últimos días de vida, ese cáncer había arrasado con ella y poco quedaba de la vitalista Cati, una mujer que luchó por su hijo y que siempre defendió su rol como madre soltera sin avergonzarse, todos sabían quién era el padre aunque él intentara negarlo, la genética no engaña e Ismael era prueba evidente de ello.
Lo único bueno de regresar era reencontrarse con los viejos amigos del pasado, un vínculo que parecía inquebrantable pero que se rompió tras lo ocurrido en el verano del 2000, y es que esa muerte supuso el antes y el después del grupo de amigos. Nadie podría creer que en ese apacible pueblo hubiera un asesino, alguien que con ensañamiento mató al que por aquel entonces fue la figura paterna de Ismael, la única inspiración y aire fresco de aquel lugar, y es que así era Jero.
El hallazgo de su cuerpo fue todo un shock para el pueblo y más para la pandilla, pero más cruel fue cuando se descubrió al culpable, ese sí que fue el punto de inflexión en la vida de aquellos adolescentes que en ese verano alcanzaban la mayoría de edad, y con ella su salvación para huir de allí y tener alas para descubrir el mundo y por fin hacer aquello que anhelaran pero todo se trastocó y esas ilusiones y sueños se rompieron para siempre.
¿Quiénes éramos?
Ismael llega con la pretensión de estar cerca de su madre y lo hace, descubriendo así más retazos de su vida que creía olvidados. Para Cati su hijo se convirtió en su pilar, se quedó embarazada de él siendo una adolescente y afrontó todas las especulaciones y rechazos de la sociedad pero ella hacía caso omiso y trataba de salir adelante, solo tenía un amigo que la protegía sobremanera, ese era Jero quién le sacaba una sonrisa e impedía que se olvidara que también era una mujer. Él fue quién la ayudó a encontrar de nuevo la felicidad y conseguir así la familia tradicional que a veces anhelaba.
Pero esta no es la historia de Cati, ni de Ismael, ni siquiera de Jero, esta es la historia del Zapata, Raúl, Natalia, Inma, El Maño todos ellos forman parte del elenco de una novela cosida a pedazos en donde los recuerdos y vivencias de cada uno de ellos componen esta historia coral en la que todos son partícipes. Hay momentos que lo cambian todo y ese verano del 2000 fue el punto de partida del de todos ellos, a partir de ese momento sus vidas cambiaron y tomaron un nuevo rumbo que impidieron así cumplir lo que en principio pensaron que era la vida.
En esta novela todos aportan algo a la historia, cada uno expone como ha sido su vida en estas casi dos décadas, conocemos la evolución de los personajes y se tocan diversos temas como la muerte, la amistad, la familia y la violencia en los diferentes aspectos tanto físicos como emocionales. Es un relato intenso porque el autor expone con cierta envergadura cómo es la vivencia de cada uno de ellos, cómo cada uno de ellos vive la pérdida y la culpa porque quizás la gran protagonista es ella, la culpa, ese sentimiento que hace que no puedan/quieran seguir evolucionando por el pasado. Una lectura emotiva en donde el suspense en un mero detalle sin importancia.
Mi valoración personal de El último verano antes de todo
Tengo ciertas dudas al abordar la crítica a El último verano antes de todo y es que no sé en cierta manera como calificarla porque si es dentro del thriller creo que no tiene cabida pero como novela dramática y reflexiva tendría buena puntuación.
Jota Linares sabe cómo crear personajes complejos con problemas y situaciones cotidianas, sabe ahondar en las reacciones de las personas y me gusta cómo interactúan los personajes, no se los ve forzados y no son nada entusiastas al recrear el verano de principios del siglo XXI. Se nota que está escrito en tono autobiográfico por la implicación y delicadeza de cada historia, en como pretende que encaje todo y tenga un sentido crítico pero elaborado.
El planteamiento general de la obra es magnífico por como suceden las cosas de manera paulatina pero quizás ese también es el principal inconveniente de la novela que sucede todo de manera pausada, que hay momentos en los que la obra se estanca por la emoción o sentimientos de los personajes. El final me gustó resulta llamativo y tiene una “causa justificada” pero es demasiado precipitado después de una narración más lenta.
La interacción de pasado y presente es buena porque entendemos el porqué de muchas de las interacciones y comportamientos de todos los implicados en la historia pero hay puntos que no se matizan o se vuelven a abordar, es una novela con algunos “tira y aflojas” que desde mi punto de vista destaca más por la intencionalidad que por la narración pero que es un buen aperitivo como comienzo en el mundo literario.
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