De Mérida a Olmedo, del Grec al FIT de Cádiz: los festivales de teatro en España reafirman su vitalidad escénica con propuestas para todos los públicos y todos los lenguajes. Mientras el calor impone su ley sobre las ciudades y las playas saturan sus orillas, hay un tipo de viajero cultural que hace maletas hacia el interior: busca piedra, sombra, palabra y emoción. Es el público del teatro estival, ese fenómeno singular que convierte cada año plazas, teatros romanos, conventos y castillos en escenarios de rito colectivo. España, país con una sólida tradición de festivales teatrales, despliega este verano de 2025 una agenda que no solo resiste sino que se expande, con más de una treintena de festivales entre julio y septiembre.
Algunos tienen el prestigio de los años; otros, la osadía de lo emergente. Algunos se refugian en los clásicos; otros, celebran la disidencia contemporánea. Este artículo traza un mapa del verano teatral que se avecina: sus grandes focos, sus rarezas, sus apuestas artísticas.
Mérida: el coloso del teatro clásico
Punto de partida obligado es el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, que este año alcanza su 70ª edición. Del 1 de julio al 25 de agosto, el imponente teatro romano acoge una programación que combina respeto al canon y puesta al día visual.
Entre los platos fuertes, Electra con dirección de Àlex Rigola y un Miles Gloriosus de tono metateatral firmado por Mario Gas. También destaca La Odisea de Penélope, versión femenina del clásico homérico, con dramaturgia de Laila Ripoll. A la oferta principal se suman espectáculos en el Templo de Diana, el foro y las extensiones en Medellín o Cáparra.
Almagro: Calderón, Lope y algo más
Del 5 al 28 de julio, Almagro se convierte en capital del Siglo de Oro. El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, bajo la dirección de Irene Pardo, mantiene su apuesta por la excelencia del repertorio barroco español, con guiños al teatro europeo y latinoamericano.
Este año destacan las puestas en escena de La vida es sueño, con dirección de Carme Portaceli, y Fuenteovejuna en versión colombiana a cargo del Teatro Petra. El Corral de Comedias, joya escénica del XVII, volverá a ser protagonista, junto a espacios alternativos que acogerán lecturas dramatizadas, talleres y teatro inclusivo.
El Grec: Barcelona rompe sus formas
Si el clasicismo reina en el sur, Barcelona propone con el Grec Festival (del 1 al 31 de julio) una mirada abierta, global y experimental. Esta edición se articula bajo el lema “Nuevos cuerpos, viejas historias” y propone cruces entre el teatro físico, la autoficción, la danza y las dramaturgias posdramáticas.
Imperdible: la visita de Romeo Castellucci con Il Terzo Reich, y la nueva pieza de Angélica Liddell, El Evangelio según mi madre, programada en el Teatre Lliure. También habrá teatro documental, como Exili(s) de Carla Rovira, y una fuerte presencia de compañías latinoamericanas.
Olmedo, Alcántara, Chinchilla: el clasicismo de las villas
El teatro clásico encuentra en Olmedo (Valladolid) un festival íntimo y exigente. Olmedo Clásico (20 al 28 de julio) se ha consolidado como referencia para el teatro áureo con vocación filológica y una cuidada selección académica paralela. Este año destacan montajes de El castigo sin venganza y Las bizarrías de Belisa.
En Alcántara (Cáceres), el festival que se celebra en el conventual de San Benito (del 7 al 11 de agosto) trae compañías como Teatro Corsario o la CNTC. Y en Chinchilla (Albacete), del 1 al 7 de julio, se conjugan espectáculos, lecturas y piezas breves en espacios patrimoniales, con entrada gratuita y ambiente de fiesta.
Teatro y territorio: de Olite a Sagunto
La descentralización cultural tiene buenos aliados en Olite (Navarra), Sagunto (Valencia) y Almagro OFF. En Olite (19 de julio al 4 de agosto), el Palacio Real acoge textos contemporáneos y nuevas voces en lengua vasca y castellana. Sagunto, con su teatro romano como emblema, explora este año la tragedia griega en versión contemporánea, con presencia de compañías italianas.
Atención también a festivales pequeños con riesgo curatorial: FIT Carrizo (León), centrado en nuevas dramaturgias rurales; Clásicos en Alcalá, que este año rescata Tirso de Molina con dramaturgias jóvenes; y Clásicos en Verano (Comunidad de Madrid), que se expande por más de 60 municipios.
Teatro y mar: Cádiz, Gijón, Palma
El final del verano lo marcan tres festivales con mar al fondo. El Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT), del 19 al 28 de septiembre, celebra su 40ª edición con lo mejor de la creación escénica iberoamericana: compañías de Argentina, Colombia, Portugal y Cuba presentarán propuestas híbridas y comprometidas.
En Gijón, el Festival de Escena Contemporánea (Agosto Escénico, 15 al 25 de agosto) busca una renovación de lenguajes desde lo performativo. En Palma, el Atlàntida Teatre continúa su cruce entre teatro, música y cine con espectáculos itinerantes y colaboraciones con artistas visuales.
Un verano que arde sobre las tablas
Los festivales de teatro en España se afianzan como uno de los principales ejes de la vida cultural veraniega. No solo por su volumen, sino por la diversidad de lenguajes, públicos y geografías que abrazan. Hay festivales que conservan el canon, otros que lo dinamitan, y unos pocos que se atreven a preguntarse qué puede ser hoy un escenario.
En tiempos de crisis cultural e incertidumbre institucional, el teatro estival demuestra que hay una comunidad que sigue creyendo en la palabra encarnada, en el rito colectivo, en la belleza que ocurre aquí y ahora. Bajo la noche estrellada o al calor de una piedra milenaria, lo que se representa no es solo una obra: es el deseo de seguir contando historias en común.
