Fieras familiares. Andrés Cota Hiriart. Libros del Asteroide
Ajolotes, pitones, cocodrilos, lagartos, tortugas y un sin número de especies acompañan al autor en este libro que está entre la familia de animales de Gerald Durrell y los libros de viajes por las junglas tropicales. El libro en realidad son dos libros, tiene dos tonos, y abarca dos experiencias. La primera es la del niño, luego adolescente, que llena su casa de terrarios donde guarda una fauna diversa, siempre fascinante. La segunda recoge las notas de viajes por las Galápagos, Indonesia, Borneo, Komodo o la isla Guadalupe, el extremo occidental de México, en el Pacífico.
La primera parte de Fieras familiares recuerda, como hemos apuntado, a la célebre obra de Durrell: Mi familia y otros animales. En algún momento la cita. Andrés Cota entra en el mundo de la zoología a través del ajolote, ese habitante de los humedales del valle de México, especie endémica, ser arcaico que ha deslumbrado con su aspecto misterioso, sus racimos de branquias y su quietud metafísica a escritores como Cortázar, y a todos los niños que alguna vez lo han contemplado.
La primera parte de Fieras familiares está repleta de inocencia, de humor, de pasión. Cota se lleva a casa todo lo que le sorprende: camaleones, serpientes pitón, tortugas. Los cambios de domicilio vienen determinados a veces por la inquina de los vecinos, incómodos con los batracios monstruosos que escapan de la casa. La convivencia con los ofidios es dramática. En una ocasión la pitón confunde el brazo de su propietario con una rata, muerte y se enrosca dispuesta a matarlo de un paro cardíaco. El muchacho tiene que correr a pedir ayuda. Su madre y su nuevo novio disfrutan de una ducha compartida. Allí se cuela Andrés para que le liberen del abrazo de la pitón.
Las zonas más delirantes son aquellas en las que la vida del zoólogo se cruza con la burocracia mexicana. Al joven Cota le concedieron licencia para tener un zoo en casa. Y de vez en cuando la administración mexicana le pide consejo y asesoramiento sobre los ejemplares que se incautan en la aduana. Un día le piden ayuda para albergar por un tiempo una cría de cocodrilo. Lo de «un tiempo» en México son unos días cuando todavía no te has llevado el cocodrilo. Se convierten en muchos meses, una eternidad, cuando lo tienes en casa. El cocodrilo Lupe crece sin límite. Cota se da cuenta de que le han colocado un bicho de río, que puede llegar a los cinco metros. El drama roza la tragedia el día que Lupe se lanza a dar bocados a la pierna de la asistenta familiar.
Viajes entre fieras
La segunda parte es una sucesión de notas y relatos de viajes a las zonas del planeta con más diversidad biológica, a las regiones donde todavía se pueden contemplar especies arcaicas. Cota viaja con su familia a las Galápagos, y con su mujer, en una versión zoológica del viaje de luna de miel, a Borneo, Sulawesi y Komodo. Cierra el libro un viaje de una semana a la isla Guadalupe, una reserva biológica en el Pacífico, frente a Baja California.
El humor da paso aquí a excelentes descripciones, del paisaje y de los animales. En esta segunda parte, menos divertida que la primera, emergen con más fuerza las dotes de escritor de Andrés Cota. Cierra el libro una reflexión sobre el futuro de muchas de las especies de las que trata el texto, y entre ellas la humana, capaz de destruir el hábitat de otras, y de llevar el planeta al límite de sus posibilidades. Un cierre en el que se remite a la ciencia, aparca la ideología y se muestra crítico incluso con los vociferantes animalistas. Andrés Cota se revela en este libro como un gran divulgador.
Sobre el autor
Andrés Cota Hiriart (Ciudad de México, 1982) es zoólogo, naturalista y escritor. Estudió Biología en la Universidad Nacional Autónoma de México y obtuvo un máster en Comunicación de la Ciencia en el Imperial College de Londres. Es autor de la novela Cabeza Ajena (2017) y de los ensayos Faunologías (2015) y El ajolote, biología del anfibio más sobresaliente del mundo (2016). Sus textos han aparecido en diversas antologías y en revistas como Vice, Gatopardo y Revista de la Universidad, entre otras. Durante cerca de una década dirigió la unidad de conservación de la vida silvestre Vida Fría Reproductores, dedicada a la reproducción de reptiles en cautiverio. Actualmente coordina la Sociedad de Científicos Anónimos y es conductor del programa de radio y podcast Masaje Cerebral.