Durero y la ballena (Ático de los libros). Philip Hoare se presenta en el hotel vestido como una combinación de marinero y clown: camisa azul, camiseta de rayas, unos pantalones cortos y unos calcetines que llaman la atención como un faro en medio de la noche. Es amable, divertido. Cuando ríe lo hace con todo el cuerpo, y le gusta posar, como imitando las actitudes de los grandes pintores. En este caso un Durero, al que ha dedicado buena parte de su último libro. De Hoare se recuerda que formó parte del movimiento punk allá por los años 70, que se considera una criatura de David Bowie. También que se pasó a las letras y ha tenido éxito. Primero con Serious Pleasures: the life of Stephen Tennant. También con Levitán o la ballena, con El mar interior, y El alma del mar. Siempre el mar. Alberto y la ballena comienza cuando Durero se asomó al mar, hace de esto exactamente cinco siglos. El libro de Hoare estará en las librerías el 3 de noviembre.
-El libro es como una corriente marina. Conecta a Durero con Thomas Mann, con Panofsky (su gran biógrafo) con el poeta Auden, con Melville, con Shakespeare o con Marianne Moore, con Lutero. En fin, ¿qué tienen en común?
Todos estos artistas tienen en común que exploran el yo individual. Son rebeldes que llevan una vida casi extrema. Cuando escribía este libro y pensaba en Thomas Mann me resultó fascinante el vínculo entre Durero David Bowie y Mann. De Oscar Wilde se dice que conjura el espíritu de su época. Hablamos de la época de Wilde como de la época de Durero, porque se imponen a la estética y al tiempo. Navegan en el ser psicológico. Durero descubre lo poderosa que puede llegar a ser una imagen y con esta exploración cambió el arte y la forma como vemos el mundo, de la misma forma que Bowie me cambió a mi con su música y su arte, y Mann salvó la cultura de los nazis. Durero es un transformador cultural, incluso de su propio yo físico.
-Es el artista, la persona que cierra la edad media y abre el renacimiento. Viendo sus obras, uno piensa que son muy cercanas a la sensibilidad contemporánea. Su grabado de unas hierbas con sus raíces tiene una forma de mirar muy actual para nosotros.
Durero haría hoy de todo, desde el punto de vista artístico. Usaría todas las innovaciones para el arte. Durero ha tenido una gran carrera póstuma. Sigue siendo famoso, quinientos años después. Era tan visionario que a la gente le cuesta seguirle el ritmo a su obra. Lo mismo ocurre con Moby Dick. El público no fue consciente de lo grande de la obra hasta cincuenta años después de la muerte de Melville, cuando conquista el reconocimiento que tiene hoy. Me gustaría saber qué pensaría Durero si viera el arte actual, y cómo su obra ha influido en muchas facetas del arte contemporáneo.
-Beuys, y tantos otros artistas, se reconocen en la obra de Durero, reconocen un nacimiento para el arte
Cuando Durero pinta la liebre, las hierbas con sus raíces, esas obras no estuvieron expuestas al público. De Durero se conocían otras obras, grabados que circulaban por toda Europa gracias a la imprenta, como el de la morsa, por ejemplo. Esas imágenes que no se mostraron a la gente estaban mitificadas. La gente se debía preguntar cómo es que a alguien le gustaba pintar un pájaro muerto, y lo equiparaba a la figura de príncipes, de comerciantes, de grandes personajes de la época. Esa forma de entender el arte nos dice que estaba por delante de los tiempos. Creía en una época dorada, en la que la gente entendería su arte, y hoy estamos viviendo en esta época.
-Sus retratos nos interpelan con una fuerza muy viva. Es un hombre de nuestro tiempo.
El retrato que vi de Durero ayer en el Prado lo vi por primera vez en 2018 y creo que contemplar ese cuadro, me impulsó a escribir el libro. En ese cuadro incluye esta inscripción: yo Alberto Durero pinté este retrato con 28 años. Se dedicó a catalogar su arte porque sabía que era un genio y que su arte iba a perdurar. Se convirtió en el primer artista internacional gracias a la impresión con esos grabados que circulaban por toda Europa. Es uno de los creadores del arte moderno, que tiene una gran influencia en Warhol. Y me alegra que no te chirríe hablar de Alberto como si estuviera aquí, como la conexión entre los artistas de los que se habla en el libro. El hecho de que su obra esté en el Prado es una muestra de todo esto. En sus representaciones no parece un personaje medieval. Su ropaje, es como el de un adolescente. Era un moderno.
-Escribe en el libro sobre la ballena que Durero no llegó a ver, varada en una playa de Zelanda, sobre el rinoceronte que tampoco vio. Aquel viaje a los Países Bajos cambió su vida.
Es un viaje que cambia la vida de Durero. Cuando vi por vez primera el original del Rinoceronte en el British Museum, me di cuenta de que hay muchas capas de significado en esa imagen. Durero no llegó a ver un Rinocreonte, lo pintó gracias a una red de agentes de espionaje que se dedicaban a hacer bocetos y le enviaron esos dibujos. Durero inventa el rinoceronte, y esa es la imagen que permaneció con nosotros hasta muy reciente. Se impuso ese grabado de Durero que ha sobrevivido hasta nuestros días. Y le hizo inmortal. A partir de ese dibujo, de esa representación, que talló en un bloque de madera, se grabaron más de ocho ediciones de copias que viajaron por toda Europa. Y tienen una gran exposición sobre todo a partir de la muerte del artista. La imagen de Durero sobrevive al propio animal, que hoy está en peligro de extinción, al contrario que sus retratos, que le han sobrevivido a él. Es probable que el animal perezca antes que los grabados que él hizo.
-En un pasaje del libro dice que los animales son el futuro
Ahora tenemos una nueva relación con el mundo animal, que empieza a desarrollarse a partir de la imagen de Durero. La liebre, las hierbas, en el mundo medieval no se consideraban arte. ¿Por qué una simple mata de hierba debe ser representada? El ve lo especial, lo bello que hay en esas representaciones, y cambia la relación que tenemos con el mundo animal, con los animales. Ocurre con la ballena que él no dibuja. Hasta entonces es una imagen oscura, el Leviatán, luego un recurso y ahora es un símbolo de la huella, de la amenaza ecológica. Me lleva a preguntarme cual sería nuestra relación con la ballena si Alberto la hubiese pintado. Durante mucho tiempo la ballena fue un sacrificio al servicio del mundo industrial hasta el siglo XIX
.Y la melancolía, como estado de ánimo vinculado al arte, está presente en todo el libro
Para Durero la melancolía es un estado positivo. Muchos historiadores han estudiado, analizado la obra Melancolía de Durero. Nos sigue pareciendo algo críptico. Ese ángel que no tiene género, rodeado de objetos a su alrededor, nos recuerda a nosotros en una habitación desordenada. Cuando vi el primer grabado de Rufkins, me quedé sorprendido por el grado de detalle que tiene. El ángel sonríe, no hay nada grave, se encuentra en un estado positivo, creativo. Durero era consciente de que tenía una responsabilidad sobre el arte, era consciente de su propia mortalidad, sabía que no le iba a dar tiempo a hacer todo lo que quería hacer, y en la última etapa de su vida se dedicó a múltiples tareas artísticas. Tenía una sed de conocimiento terrible.
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