A la sombra de la plaza Mayor, partiendo de Puerta Cerrada, nace la calle del Nuncio para adentrarse en ese laberinto de vías estrechas e históricas que conforman el barrio de La Latina. A la sombra de las grandes terrazas de aquella, repletas de colorados turistas, calcetines y sandalias en tiempos prepandémicos, se encuentra La Posada del Nuncio. Un restaurante marcado por la personalidad de su propietario. Desde la decoración, que autodefinen como regia y kitsch, a su propuesta gastronómica actual y cosmopolita, basada en el producto y con mucho sello personal.
Paramos pues en La Posada del Nuncio (Calle del Nuncio, 4. Madrid), la casa desde donde Javier Sánchez recibe a sus clientes y amigos desde 2018 en un ambiente desenfadado, muy de ‘madrileñanear’ que diría la presidenta. Antes, dirigió la cadena Toma pan y moja y los restaurantes El Coso de las Brasas y El Secreto y se hizo popular en platós de Televisión Española, Canal Cocina o Telemadrid.
De esta manera, recoge La Posada del Nuncio el espíritu de una zona, en la que hace más de 500 años se cruzaban nobles y bandoleros, escondiendo miserias y navajas bajo las capas de la época. Como antaño, hoy visitan esta ‘taberna’, que no es tal sino un restaurante con todas las letras, políticos de las dos Españas, caras conocidas de la cultura, actores, presentadores, periodistas, escritores, artistas… Y aunque con mascarilla pero sin capa, seguro que hasta algún noble y algún bandolero.
Un escenario acorde a sus personajes
Así que como todo punto de encuentro de lo más bohemio, cosmopolita y cañí del Madrid del XXI, se requiere un escenario acorde a sus personajes. «Regio y kitsch». Así lo autodefinen y no anda lejos el tiro. Bodegones de verduras y hortalizas y cuadros vegetales a modo de minijardines vegetales se integran en un marco clásico, de casa de comidas, de mucha madera, espejos venecianos y motivos barrocos. Un escenario que lejos de oler a rancio quiere rezumar frescura.
A la mesa de La Posada del Nuncio
Asimismo, ni rastro de posibles aromas rancios procedentes de una propuesta estancada a la hora de sentarnos a la mesa. La apuesta de Javier Sánchez en La Posada de Nuncio lo es por el producto y por elaboraciones actuales, cosmopolitas. Lo mismo encontramos un Tomate que sabe a tomate a platos con influencias de las cocinas de Marruecos, la India, Chile, Japón, Italia y Francia.
En la línea de los primeros, platos clásicos de nuestra gastronomía basados en un producto de calidad. Como sus verduras y hortalizas, de las huertas de Carabaña, León o Navarra. No en vano, en La Posada del Nuncio gasta 700 kilos de tomates al año que maduran en esta misma casa, regulando la temperatura y la luz durante 20-25 días.
Tortilla, croquetas, ensaladilla, bastones de berenjenas, salmorejo, huevos rotos o unos enormes y logrados torreznos con lo que presentarse a un concurso forman el flanco más clásico y más divertido para compartir. Carnes rojas, cachopo, pescados al horno o simplemente rebozados y sobre una cama de espectaculares pimientos confitados dan continuidad a esta apuesta por lo de aquí desde los principales.
Espacio para la creatividad
Sin embargo, guarda la carta, sin necesidad de ser amplia, espacio para la creatividad de este chef y para que recoja en platos influencias varias. Desde unos Huevos Valvanera, de corral sobre puré de patatas y trufa con exclusiva mezcla de boletus y foie al Arroz meloso de Carlota, con boletus, foie micuit y lascas de parmesano.
Para continuar en esta línea más viajada, principales como su Cordero confitado con verduras al vapor y cuscús o su Tataki de lomo bajo, entre las carnes. O el Ceviche de corvina o los Gambones al curry, entre los pescados y mariscos.
Fin de fiesta
Para concluir, misma línea de clásicos y platos con influencias de otras cocinas a los postres. Como su Tarta árabe, otra inspiración marroquí: fina capa de pasta filo frita, con crema pastelera, azúcar glas y almendras laminadas. Un clásico, Corazón de nata con fresas y galleta Lotus. Una veintena de referencias integran la bodega, que se completa con un selecto carro de destilados, con los que alargar la fiesta.
Sello personal en un marco único
En definitiva, y como decíamos, aúna La Posada de Nuncio el sello personal de su alma mater, Javier Sánchez con la historia y la idiosincrasia del barrio que les acoge para ser lo que es. Un restaurante en el que disfrutar de una oferta gastronómica actual por un precio medio que rondará los 45 euros.
Ambiente desenfadado, hasta con cierto aire canalla, en el que además es frecuente compartir salón o terraza con algún rostro conocido del Madrid actual. Los políticos, nobles y quién sabe si algún bandolero preferirán la discreción de su pequeño reservado.
Con ganas de viajar
Es La Posada del Nuncio pues una opción más para disfrutar de esta primavera sin salir de la capital y a la espera de que la situación nos permita volver a viajar. FANFAN sigue recogiendo propuestas para todos. Como una visita guiada por los escarpados viñedos de la Ribeira Sacra. Acercarnos hasta Tarancón en búsqueda de la que dicen es la mejor carne roja del mundo. O, por qué no, conocer en cuanto se pueda el nuevo restaurante de Miguel Cobo en Burgos.