La rosa de Hereford – Brenna Watson – Vergara Editorial – 17,90€ – 538 páginas
Con un estilo delicado y ambientado a principios del siglo XIX nos adentramos en La rosa de Hereford, la última novela de la aclamada autora Brenna Watson. Esta ha adquirido una gran relevancia en el mundo literario romántico y es que sus novelas tienen ese aura especial de calidad y complejidad dotando a la novela no solo del aspecto del amor romántico sino también de toques pintorescos muy ajustados a la línea temporal donde sucede la acción. En esta bella novela el rencor, las promesas y el amor casi incondicional son las tres bases que llevan a tejer esta bella historia, donde todo sucede de manera sutil pero con un gran carisma ¿Y tú, crees que las heridas se pueden cerrar con el tiempo?
Sinopsis inicial
Año 1809, el frío y la guerra eran los dos enemigos a combatir, llevaban ya un tiempo cansados, abatidos, esa guerra estaba acabando con su vitalidad, su fortaleza y su energía, pero había algo positivo en esa batalla, la amistad. Esa amistad creada por Nicholas, Arthur y Julien sería para siempre, o al menos así tenían pensado y es que su idea era permanecer unidos de alguna u otra forma, por ello hicieron una promesa, seguirán conectados o más bien dicho familiarizados porque su idea era emparentarse con las hermanas de sus amigos.
La boda de cada uno de ellos con la hermana del otro era la excusa idónea para seguir compartiendo ese lazo tan estrecho, la idea era casi perfecta pero se quedó en una mera promesa jurada ante los ojos ya casi sin vida de uno de los militares. Nicholas querría cumplir con su palabra, pero su supuesta “prometida” se casó con otro y él no tuvo otra opción que casarse obligado y convencido con la jovencísima Madeleine Radford. Él ya no era un simple militar, ahora se había convertido en el conde de Sedgwick por lo que su reputación era algo esencial para seguir en la cúspide de la sociedad.
Madeleine apenas conocía al que se había convertido en su marido, no habló con él, tampoco le dio tiempo y es que tan solo unas horas después de su repentina boda la llevaron a Blackrose Manor, condado de Hereford, este era un terreno en ruinas que poseía la familia de su ahora marido. La dejó allí, le presentó al que sería su administrador y su ama de llaves y él regresó a Londres. Ella pensó que estaría en esa estancia tan solo una temporada, pero allí se quedó durante más de una década. La única delicadeza que él tuvo con ella fue dejar toda la propiedad a su nombre, pero no fue un acto de bondad sino solo un reclamo menos para que ella no se pusiera en contacto con él.
Durante ese tiempo, él informaba a la sociedad de que su mujer estaba enferma y que por esa razón no acudía a los eventos, todos sabían que estaba fuera y así los mantuvo alejados durante un tiempo pero el rey quería ponerle cara a la condesa de Sedgwick, por lo que él tuvo que mandarle una carta para que acudiera a Londres lo antes posible, era la primera carta que recibía de él en once años y con mucha elegancia le respondió y le dijo que no asistiría, pero era el rey por lo que no cesaría su empeño en que ella fuera a la capital inglesa tan solo para esa fecha. Ahora era ella la que llevaba la iniciativa y sí que asistió pero durante en ese proceso, él conoció a su esposa y se dio cuenta que la imagen de su recuerdo, era muy distinta de lo que ahora representa ella.
La vida en Hereford
Madeleine se quedó a cargo de un terreno arruinado, y con unas personas que apenas le prestaban apoyo pero tenía que salir hacia adelante, y así lo hizo, le costó mucho esfuerzo pero renunció a la dote anual de su marido y no le mandó correspondencia durante todo ese tiempo alejados. Apenas se acordaban el uno del otro, cada uno reconstruyó su vida pero ahora era tiempo de saber cómo ha sido la vida de ambos durante ese tiempo.
Ella había madurado, era una mujer con valentía, coraje y que se había hecho así misma. Madeleine dejó su pasado atrás y se enfrentó a todo por seguir adelante, esa invitación de su marido la dejó casi sin palabras y tras una fuerte insistencia se presentó en Londres.
En esa ciudad, se mostró con elegancia, saber estar pero también como la mujer culta y sofisticada que era. Esas cualidades levantaron la expectación de su marido y es que su actitud y personalidad, distaba mucho de los cánones de la época. Estaban muy lejos de ser una pareja, y eso era especialmente porque no la conocía y es que en el momento que descubrió su verdadera identidad se quedó obnubilado de la que era su mujer, eso no le había pasado nunca y eso que apenas conocía solo algunos detalles. No se darían la oportunidad de conocerse, porque el rencor era demasiado profundo y es que una década de olvido y resignación cambia a cualquiera, pero quizás ahora era el momento idóneo para conocer la verdad de todas aquellas promesas ocultas.
Mi valoración personal de La rosa de Hereford
La rosa de Hereford es de esas historias con tinte romántico donde puedes intuir el final pero que te sorprende su lectura por su magnífica estructura y dotación de personajes. Ambientado en el siglo XIX recorremos los bellos parajes de la campiña inglesa y los modales de la cúspide de la sociedad británica. Y es que el interior de sus páginas es una continuidad de preciosos acontecimientos que nos llevan a conocer cómo fue la vida de Madeleine tras saber que su marido la repudió y la dejó relegada en un lugar lúgubre lejos de todos, incluida su madre. Pero fue su fuerza la que le hizo levantar aquel inhóspito sitio para convertirlo en un lugar próspero, y formando también una unión muy familiar con algunos de los allí convivientes.
Es una novela romántica sí, pero muy humana, llena de momentos muy sensibles y muy bien narrados. Es de esos libros que no quieres terminar y de los que coges cariño a sus personajes por su gran evolución a lo largo de la novela. Ha sido todo un placer adentrarme en esta lectura, donde todo sucede con delicadeza y sutileza y va de manera progresiva, entendiendo así el comportamiento de sus personajes. Ha sido la primera novela que leo de la autora pero no la última, porque ha sido tan agradable y dulce esta lectura que deseo seguir descubriendo su pluma.
En definitiva, una novela para los amantes de la romántica pero también de la histórica, una novela perfecta para evadirte y conocer a unos personajes enigmáticos e inolvidables. Una lectura agradable especialmente en verano.
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