Chema Madoz. Una tirada de dados. Fundación Enaire. Naves de Gamazo. Santander. Hasta el 16 de marzo.
La Fundación Enaire conemmora su 30 aniversario con una exposición de Chema Madoz, al que han concedido el Premio Honorífico de Fotografía. La muestra está comisariada por Borja Casani. Reune 100 obras fotográficas y varios objetos escultóricos realizados por el artista durante sus 40 años de carrera artística, en los que Madoz ha plasmado las infinitas posibilidades que tienen los objetos, creando todo un mundo mágico que invita al público a reflexionar e interpretar sin interferir ni siquiera con textos de cartelas, para que la experiencia sea directa con la obra de arte. Comienza con una pregunta: ¿dónde está el arte, en el objeto o en la imagen? Y termina con otra cuestión, ¿qué objeto serías si fueras un objeto?
Una tirada de dados alude sin duda al azar que combina a su antojo formas y objetos, patrones y modelos, realidades que están combinadas en la metáfora o en otras formas de la retórica, como la metonimia, la paradoja, la ocultación, la reiteración. Pero lo cierto es que al contemplar las obras de Chema Madoz, el espectador advierte que las combinaciones que practica Madoz tienen poco de azarosas, y se trata más bien de asociaciones que encajan como las fichas de un dominó cósmico. El caballo que pasta en un bolso de flores, las teclas de un piano sobre el que descansa una partitura en forma de damero, la paradoja de una cuchilla de afeitar que sostiene y tensa las cuerdas de un violonchelo.
Sustituciones, combinaciones, jeroglíficos donde se subraya el contraste, o el juego de los imposibles. Una pared de ladrillo con tiradores, como si el muro estuviera compuesto de cajones, una taza de café con un fondo donde aparece un sumidero de lavabo, un avión de hélice en medio de un bosque, una huella digital atravesada por una aguja, como si la piel fuera un tejido en el que cruzar unos pespuntes. Madoz juega con la extrañeza, aquella puerta del surrealismo para mostrarnos la cara oculta de la realidad, y la pone al servicio de revelarnos las infinitas posibilidades de lo concreto, el sustrato común de todo artefacto, el parentesco que las cosas fabricadas tienen con el arte.
