‘No mientas’, cuando el relato es el crimen

No mientas. Toda infidelidad merece un castigo. Arturo del Burgo. Newton Compton Editores

No mientas, la segunda novela publicada por Arturo del Burgo, tiene todos los ingredientes para convertirse en un best-seller: es un thriller muy bien narrado, con unas tramas organizadas con una sutil inteligencia, trepidante de ritmo y basado en un tema muy actual. Es probable, al menos así lo certifican las estadísticas, aunque esta sea una de las costumbres más inaprensibles, que la llamada «liberación sexual» no ha reducido la infidelidad, sino más bien al contrario. Pero además, la novela de Arturo del Burgo tiene como eje principal la construcción del relato de seis crímenes, que se publican por capítulos, como una de esas series de true-crime que ahora son tan frecuentes. Es el criminal el que anticipa lo que va a suceder, para desesperación de la policía. La investigación va así paralela a un serial de pago que el público consume, como en un circo cruel con una grada ávida de nuevas sensaciones. La crítica social está puesta en bandeja, y plantea una pregunta implícita para el lector: ¿serías capaz de pagar diez euros por el relato de un asesinato que la policía conocerá al mismo tiempo que tú, lector?

No mientas

Arturo del Burgo ya dio señales fuertes y sólidas de ser un buen narrador en su primera novela: Un lugar al que volver. Era aquella una historia de amores y desamores, una tragedia muy italiana, ambientada en los días posteriores al bombardeo de Roma, por tanto en el ocaso del régimen de Mussolini. En No mientas ha cambiado de género, se ha pasado al thriller, y es evidente que se siente más cómodo en este esquema narrativo. Quizá por su profesión de abogado, avituado a trabajar con una mentalidad analítica y con una perspectiva estratégica.

El asunto central de la novela gira en torno a la infidelidad. Ese parece el pretexto de un criminal que mata primero a una mujer, ejecutiva de una firma inmobiliaria que se ve a escondidas en un hotel con su amante. Es el primero de seis asesinatos. Se trata de un asesino que busca a su público, que quiere notoriedad. Comienza por avisar a la prensa de su próximo asesinato. Solo un periodista le hará caso. Después del aviso, publica el relato de su crimen en una página web. Los lectores pueden bajarse ese primer episodio después de pagar 9,90 euros por cada descarga individual. Y lo mismo hará con el resto de entregas, sin que ningún experto hacker sea capaz de tumbar la página.

El equipo de la policía autonómica vasca, dirigido por Adriana, una agente del cuerpo, se dará cuenta muy pronto de que están ante un criminal que tiene un conocimiento exhaustivo de la vida de sus víctimas, de sus infidelidades. En cada capítulo, el narrador y asesino es el marido, o la mujer engañados. Pero hay más. El autor de los crímenes dispone de un conocimiento brillante de las formas de evitar el hackeo de su página, de la manera de evitar que se rastreen sus pagos. Y esa parte de la novela, que solo se puede construir con un conocimiento experto de estas cuestiones, está resuelta sin fisuras.

No mientas es una de esas novelas que devoras en un día. Los personajes tienen veracidad y atraen la atención del lector: Adriana, una agente vocacional lastrada por fracasos vitales personales; Igor, un agente obeso devorador de donuts, que esconde un corazón d oro tras una máscara de falso cinismo; Mario, el marido de Adriana, de pasado brumoso. Del Burgo no es un escritor de ambientes. Prefiere la narración y el ritmo. Y en No mientas es el relato el que se convierte en un crimen, es la novela dentro de la novela. Y como todo autor, Del Burgo juega con el lector y construye un autor para ese segundo cuento, para el serial de los seis asesinatos, que es la clave de la novela.

Un apunte más. Ya señalamos en la reseña de Un lugar al que volver, que la exuberancia narrativa se la había ido al autor de las manos al final del relato. Un exceso de barroquismo, cuando el thriller requiere sencillez en la solución. Cuanto más simples los esquemas, mayor es la sorpresa del lector. Esa capacidad creativa está más embridada en No mientas, aunque no del todo. La compleja arquitectura que sostiene el relato le obliga a construir al final un retablo excesivamente complejo. Eso lastra las últimas cincuenta páginas del libro, en las que el lector quiere avanzar más rápido de lo que el autor le permite, obligado continuamente a recordar detalles para que los lectores no nos enredemos en la continuación. La novela ha alcanzado el primer puesto en las ventas de Amazon. No me cabe duda de que estamos ante un bestseller que el lector disfrutará como una de las mejores novelas criminales que habrá leído.

Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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