Érase una vez la taberna Swan – Diane Setterfield – Editorial Lumen – 20.80 €
La novela más reciente de Diane Setterfield, publicada hace un tiempo de la mano de la editorial Lumen, se titula Érase una vez la taberna Swan. Una novela curiosa y original que baila al vaivén de la fantasía y la realidad, a las orillas del Támesis, y que muestra sin tapujos las profundidades del ser humano. Sin duda, una ficción muy recomendable que hechiza al lector desde el principio.
¿Cuál es el argumento?
La taberna Swan es un lugar peculiar. Dotada de mucha historia, y siendo la más antigua de todas, está situada en el pequeño pueblo de Radcot, a las orillas del Támesis. Allí se dan cita, prácticamente cada noche, muchos de sus vecinos y otros viajeros que quieren disfrutar de la especialidad lugar. Esa que la diferencia del resto de las tabernas cercanas. Y es que, en este curioso sitio, además de beber, comer y pasar un buen rato entre amigos, la gente suele ir a contar historias. Pero no cualquier historia, no. Sino las que ya conocen y que vienen de mucho tiempo atrás. Eso sí, esos relatos tienen que cumplir ciertas reglas. Siempre hay partes de relatos comunes, es decir todos cuentan las mismas (porque está probado, de alguna forma, que ha ocurrido así), sin embargo, aquellos otros datos que no se conocen con certeza sí pueden ser modificados e incluso inventados. Y eso es lo que divierte a propios y a extraños.
Una noche, en el solsticio de invierno, algo cambia y sorprende a todos los allí presentes. Y no, no es que haya desaparecido la característica bruma que acompaña al pueblo o el frío y la lluvia que los visita continuamente, no. Tampoco es que, de repente, las jarras de sidra o de cerveza hayan desaparecido, por arte de magia, dejando así a los parroquianos sedientos y malhumorados. Simplemente, en mitad del barullo y de los cuentacuentos, la puerta se abre de forma repentina, haciendo que el viento frío haga temblar las velas, y un desconocido, con una pinta espeluznante, aparece empapado en sangre y trayendo consigo una especie de marioneta gigante. Nada más refugiarse en el interior de la taberna, cae al suelo fulminado y sin decir palabra.
¿Quién es ese hombre y qué le ha pasado? ¿De dónde ha salido la niña?
Esa inesperada irrupción los deja a todos atónitos. Tras unos segundos de desconcierto, se acercan a él para poder ayudarlo y empezar a obtener respuestas. La dueña de la taberna encarga a uno de sus habituales que vaya a por la enfermera mientras intenta hacer despertar al visitante. Y no tarda en darse cuenta, gracias a su hijo, de que aquello que pensaban que era una marioneta, es una niña de corta edad. Intentan reanimar a ambos, pero solo uno de ellos parece seguir con vida: el señor alto y fuerte, “ese monstruo que parece haber salido de un cuento popular”. A todas luces, y por desgracia, la pequeña parece haber pasado a mejor vida.
Los milagros existen, al menos en la taberna Swan
Cuando pensaban que la niña yacía inerte, despierta, dejando estupefactos a todos. Los chismorreos viajan por el pueblo, a pesar de la intempestiva hora, a la misma velocidad que los licores entran en las gargantas de los parroquianos. Y no tardan en llegar a oídos de un matrimonio cuya hija desapareció años atrás. También se entera otro matrimonio y corren a verla porque podría ser su nieta. Otra mujer, algo desorientada, también afirma reconocerla y asegura que se trata de su hermana.
Los interrogantes no hacen sino sucederse. ¿Quién es ese hombre? ¿Mejorará? ¿Será en realidad un monstruo? ¿Y esa niña? ¿Qué habrá pasado y por qué la ha traído él? ¿Será la hija del barquero, como dice la leyenda? ¿Encontrará a sus padres?
Como ves, estimado lector, hay demasiadas cuestiones a las que encontrar respuestas y solo una manera de obtenerlas. Y no, no es un cuento o una leyenda de las que cuentan los clientes de este curioso negocio, no. Son las vivencias vividas por los habituales de la taberna Swan, que luego cada uno contará a su manera. ¿Te la vas a perder?
Sobre la autora: Diane Setterfield
Diane Setterfield (Berkshire, 1964) estudió Literatura Francesa en la Universidad de Bristol, tras lo que se especializó en autores de los siglos XIX y XX, como André Gide, y trabajó como profesora en distintos centros. Apasionada de la lectura, decidió abandonar el mundo académico para dedicarse por entero a la escritura. Su primera novela, El cuento número trece (Lumen, 2010), se convirtió en un éxito de ventas mundial y llegó a encabezar la lista de más vendidos de The New York Times solo una semana después de ser publicada, y a traducirse a treinta y ocho idiomas. Lumen también ha publicado su novela El hombre que perseguía al tiempo (2013). Érase una vez la taberna Swan (Lumen, 2019) es su última y aclamada novela, ganadora del Premio Gold Crown 2019 de la Historial Writers Association.
Opinión personal sobre Érase una vez la taberna Swan
El escritor de El arte de la palabra o La orquesta de cristal, Enrique Lihn, decía que “La fantasía teje historias como éstas, pero la imaginación se cumple en el silencio del poema que nace”. Y como, en mi humilde opinión, creo que esta gran frase tiene bastante que ver con esta novela de Diane Setterfield, he pensado arrancar mi opinión personal citándola. Y es que, Érase una vez la taberna Swan es pura fantasía que se mezcla a la perfección con la realidad y logra que la imaginación del lector se dispare sin cesar. O, al menos, ese ha sido el efecto que ha causado en mí.
Se trata de una novela que se mueve en entre el suspense y la utopía (como he dicho anteriormente); entre el folklore y, me atrevería a decir, el darwinismo. Y para ello, se ha servido de ese ambiente lúgubre, brumoso y gris que, además, ha marcado el tono y con el que mantiene al lector con una intriga constante. Y esta intriga, valga la redundancia, está extraordinariamente construida, al ritmo de la corriente del río, de forma algo pausada (sobre todo al final), transportando al lector hasta sus orillas, en la segunda mitad del siglo XIX. Una ficción contada en forma de cuento que desprende el cautivador encanto del realismo mágico.
La historia abarca un año, ¡pero qué año! De una aparente normalidad se pasa a un río totalmente revuelto, con una dirección muy inesperada, produciendo el mismo efecto entre sus habitantes. Trastorna muchos destinos, mientras uno de los grandes protagonistas, el Támesis, fluye sereno añadiendo a su haber una o varias leyendas más.
¿Qué temas se tratan Érase una vez la taberna Swan?
La verdad es que la autora ha mezclado los temas más variopintos. Desde la verdad y la importancia de la existencia de ésta, sin dejar que otras personas la malinterpreten, la modifiquen a su antojo o por lo que ellos creen, a la leyenda. Pero también se habla de las teorías de Darwin, el poder de la imaginación y de los cuentos; de las relaciones humanas; de la vida y de la muerte; del misterio del momento en el que “la parca viene a buscarte” y cómo será o qué se sentirá; las dificultades con las que a veces se encuentran los padres a la hora de educar a sus hijos, a pesar del amor y cariño que se les haya dado, o también de la dolorosa pérdida de éstos. Y no nos podemos olvidar del romanticismo. He de reconocer, estimado lector, que no abunda, pero también existe, sí.
Además, la manera con la que se narra la novela y la forma en la que, desde el principio, convierte al lector en cómplice, consiguen que cada uno de estos temas calen de una u otra forma y en intensidades diferentes.
¿Cómo son los personajes?
Si los temas son variopintos, los personajes no lo son menos. En Érase una vez la taberna Swan, podrás encontrar numerosos personajes que, aunque muchos son diferentes e incluso opuestos, tienen un aspecto en común: todos consiguen arrancarte sensaciones (no todas las lecturas lo consiguen). Obviamente, unos más que otros, y de distintas formas, pero como en la vida misma. ¿No te parece?
Como avanzaba antes, son muchos los destinos que se entremezclan: desde las de un fotógrafo que desata la curiosidad de todos los habitantes de Radcot por su profesión, hasta esa enfermera bonachona que tiene miedo a enamorarse y, sobre todo, a ser madre. Pasando por la dueña de la taberna, una mujer perspicaz y trabajadora que no se deja amilanar por su familia cuando toma la decisión de casarse con un hombre “enfermo de los pulmones”; un hombre negro (hijo de un acaudalado y su criada), casado con una mujer con una pequeña discapacidad y a la que hicieron daño cuando apenas era una niña; un carnicero endiablado y que no trata especialmente bien a los hijos que “solo se comen los beneficios”; una niña muy muy especial encontrada en el río, que adora sus aguas, y que no habla o un cura que intenta tranquilizar a una mujer bastante desorientada y temerosa, entre varios más. Como ves, para todos los gustos.
Y hay otro personaje muy peculiar y que se convierte en uno al que no hay quitarle el ojo: el Támesis. Que no habla, que no molesta y que simplemente continúa su curso, pero que muestra “su verdadero yo” de vez en cuando.
Mis conclusiones sobre Érase una vez la taberna Swan
Como puedes ver, estimado lector, a Érase una vez la taberna Swan no le falta de nada. Una ficción, contada en forma de cuento, que te transporta hacia las orillas del río Támesis, de la segunda mitad del siglo XIX, y que mezcla suspense, utopía y realidad. Unos personajes con los que se empatiza muy bien y que, aunque parezcan muy numerosos, poco a poco acaban entremezclándose dejándote bastante sorprendido. Una trama realmente bien engranada y cuidada, que acaba cautivándote. Y, quizás, por ponerle un pequeño “pero”, ya sabes que me gusta ser sincera, diría que en alguna ocasión no he podido distinguir un par de voces de los personajes. Pero, vamos, que en cómputo global es algo casi imperceptible.
Si has llegado hasta aquí, por mis palabras, imagino que habrás deducido que me ha gustado la ficción. Y sí, estás en lo cierto. Es más, te diré que no solo me ha gustado, sino que me ha encantado y requeté encantado. He disfrutado muchísimo con su lectura. Tanto es así que creo que ha pasado a ser una de mis mejores lecturas de este 2022. Y, sin duda, la más original.
Si te apetece viajar hasta el Radcot de finales del siglo XIX y sentir de cerca ese ambiente gris y brumoso que campa a sus anchas; si te gustaría convertirte en un contador de historias más de la taberna; si quieres investigar, por unas horas, el misterio y descubrir la verdad o eres de los que disfrutan del realismo mágico, Érase una vez la taberna Swan te encantará. ¡Vivirás una aventura original y única!
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