¿Imaginan asomarse a un edificio de Nueva España, pegadito a la M-30, y ver el mar? Complicado incluso llegar a imaginarlo. Pero imaginen ahora estar sentados en una mesa de un amplio salón dominado por los tonos blancos. Y que por esa mesa empiecen a desfilar platos que evocan brisas mediterráneas. Ensaladillas, aliños, marinados, una fritura, atún, una fideuà… Pero no, no podemos engañarles, desde este barrio de Chamartín no se ve el mar. Pero no, no queremos engañarles, sentados a una mesa del restaurante Popa podrán llegar a sentirlo.
Y es que el restaurante Popa rezuma cocina mediterránea por sus cuatro costados. Y sí, después de un servicio podría ser el propio Willy Moya, al timón de esta casa, el que saliese a sala cantando aquello de “llevo tu luz y tu olor por dondequiera que vaya”. No en vano, recala en esta nueva aventura con una propuesta que procede directamente de haber atracado previamente en otros puertos importantes: Sevilla, Estambul…
En el primero fue uno de los portadores del estandarte de la nueva cocina andaluza, junto a Kisko García, Ángel León o Dani García, en Poncio, del que dicen fue considerado el primer restaurante gastronómico de la capital hispalense. De su parada en Estambul añadió a su mochila esa forma de hacer confluir en una propuesta influencias de varias cocinas. París, Londres o Madrid, desde el cinco estrellas gran lujo Gran Hotel Inglés, terminaron de llenar el petate.
Los espacios del restaurante Popa
De esta manera y de estas experiencias previas nace el restaurante Popa, desde cuyo comedor principal y terraza interior propone un viaje el propio Willy Moya por sabores, olores y texturas que llevarán al comensal a poder vislumbrar distintas vistas del Mare Nostrum. Para ‘vuelos locales’, una segunda carta más relajada, informal y basada en producto 100% nacional para su terraza exterior y su amplia sala.
‘Lo que diga Willy’
Atracamos pues en el puerto principal del restaurante Popa, su blanco comedor principal, para dejar nuestro destino en manos del maestro de ceremonias con su propuesta ‘Lo que diga Willy’. Ideal para conocer las intenciones de éste y el espíritu de su casa. Con este menú, pensado para “los que no tienen claro qué pedir, sí cuánto gastar, la mente abierta y el paladar educado”, es el propio Moyá el que improvisará la comanda con clásicos de su carta y productos que ese día brinde el mercado… o la lonja.
De esta forma, se presume como la fórmula ideal el dejarse guiar por el propio cocinero en una primera visita. Para segundas partes, más especialización con sus menús Sevilla o Estambul o la siempre posibilidad de pedir a la carta, que va variando según avanzan las hojas de calendario.
A la mesa de Popa, a las manos de Moya
A buen seguro no faltarán postales de ambos menús en su comanda, si quedan en manos de Moya. Del primero, de la cocina andaluza, le podrá sorprender con paradas en puertos como su Ensaladilla de Pulpo, un Salpicón de Marisco, unas Papas aliñadas con ventresca o, incluso, Tomates aliñados con piquillo.
Para continuar, del menú Estambul llegan bocados con más creatividad, liberados del corsé de los clásicos y con toques contemporáneos de fusión. Entre ellos, podría ser una Vieira kimchi servida sobre media lima, una Falsa pizza de atún marinado en lima y café o su Ceviche de corvina con leche de tigre.
Taco oriental de steak tartar
Mención especial en esta parada para su Taco oriental de steak tartar y huevo de codorniz. Espectacular aliño con toques orientales y contrastes de textura. Crujiente en el alga nori con la que cerrará el propio comensal el taco, las patatas paja o la puntilla del huevo. Melosidad por parte de la yema del mismo y, cómo no, del propio tartar.
Únicamente un pero. Abstenerse de pedirlo comensales en una primera cita romántica con poca destreza en las manos. Un taco que cerramos nosotros mismos y que se comerá en varios bocados con una yema de por medio, puede dejar una anécdota graciosa para toda la vida o, en el peor de los casos, una penosa imagen con la que no pasar la prueba.
Creaciones del día y principales
Para continuar, escala en los platos principales o creaciones del día, que pueden ir desde una original y exquisita Fideuà de chipirones, butifarra, setas shitake y trigueros a un pescado del día o una pieza de carne. Imaginen esa fideuà, un vino blanco en su temperatura, blancos y azules de su salón… ¿Pueden divisar el mar?
En cualquier caso, en su carta, del mar, Chipirones a la plancha, Gambas al ajillo, Almejas, Coquinas y pescados del día preparados a la plancha, sin florituras, o en fritura andaluza. De la tierra, Carrillada ibérica al oloroso; Presa de paletilla ibérica moruna; Costilla de vaca a baja temperatura…
Como fin de fiesta, no se despisten los amantes del dulce. Con formación como pastelero en Le Cordon Bleu de París, Willy Moya no duda: “Es importante crear postres que merezcan la pena, e igualmente importante diseñar una oferta que permita llegar a ellos cómodamente”. Tomen nota: Torrija tibia con helado de leche merengada; Hojaldre Saint Honoré; o el Postre de chocolate, calabaza, helado de avellana y aceite.
Cocina mediterránea actual
En definitiva, así es el restaurante Popa de Willy Moya. Cocina mediterránea contemporánea excelentemente ejecutada a la que acercarnos desde distintas propuestas. Desde una más clásica y patria, procedente del recetario tradicional andaluz, a otra más cosmopolita, viajada y con influencias de varias cocinas. Para indecisos, ‘Lo que diga Willy’. Los menús Sevilla y Estambul tienen un precio de 40 y de 45 euros respectivamente. Cantidad que rondará el ticket medio a la carta y que habrá que estipular con el propio chef, si nos dejamos en sus manos.
Un viaje más desde las mesas de la capital, de los variados que les viene proponiendo FANFAN en estos tiempos de movilidad complicada. A un bosque soriano. A la china imperial. A una pizzería napolitana. A la cocina mexicana. Y hasta a la jungla.