Rosa de Armas nació durante el confinamiento. Aquí en Fanfan la llamamos la «dama de clausura». Desde aquellos inicios, los titubeos se han convertido en pasos seguros, la voz de Rosa se ha hecho más grave, más firme. Su dominio de la «piara» de sus seguidores es un mando sin fisuras. «Lo que diferencia un macho alfa de quien no lo es es que al macho alfa le gusta el sexo y al que no lo es lo que le gusta es eyacular», asegura, para calificar poco después a Ábalos, sí, al Ábalos al que algunos le ponen un palillo entre los dientes, como macho alfa. Iglesias no, no lo es. Iglesias es un mero eyaculador.
El retrofuturismo como nostalgia perversa
En contra de lo habitual, Rosa de Armas piensa que hay mucho más erotismo en una idea, en un concepto que en una imagen. Puntualiza que el consumidor de porno es alguien que salta de un video a otro en busca, precisamente, de ese concepto que es el que despierta su mente, el trampolín que le permite el acceso al placer. Su performance está basada en un desprecio absoluto, en un afán de superioridad frente a sus espectadores, esclavos a los que somete a un proceso de sometimiento con una estética retrofuturista.
«La estética del neón está basada en los puticlubs, en lo subalterno». Rosa de Armas utiliza el látex, es una fanática de este material que es, dice, «una segunda piel». «Cuando pasas la mano por el látex sientes de otra forma, y ese tacto excita a los fanáticos de ese material. Tiene ese componente que brilla, recalca las formas y es capaz de deshumanizar el cuerpo de quien lo lleva».
El macho alfa
El macho alfa, según Rosa de Armas, es lo contrario de lo que la gente cree. No es un tipo que va por la vida de chulito, sino todo lo contrario. Es un hombre que puede pasar desapercibido muchas veces. En ocasiones le pueden tomar por un pringado. Lo que le diferencia es que es prudente, sabe en todo momento dónde está. Es fácil en la vida caer que estás por encima de una situación. El macho alfa es honestidad pura. Siempre cubierta de ese tinte de masculinidad. No con la estética que nos viene a la cabeza cuando hablamos de macho alfa. Es esa forma de ser, ese «no soy un niñato, sino un hombre que sabe lo que tiene que hacer en cada momento».
Llevado al terreno de la política, dice Rosa de Armas, «en el ámbito puramente sexual al macho alfa le gusta el sexo, y al que no lo es le gusta eyacular». Pablo Iglesias es más un eyaculador. No me lo imagino recreándose en el cuerpo de una mujer. A quien me imagino así es a Ábalos. Es un tío al que, por sus formas, le gustan las mujeres. «Ábalos debe de ser mucho mejor en la cama que Pablo Iglesias»
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