Salmones, hormonas y pantallas. El disfrute del amor auténtico, visto desde la salud pública. Dr. Miguel Ángel Martínez-González. Editorial Planeta
Autolesiones, suicidios, enfermedades mentales, malestar profundo. Estamos ante una epidemia que afecta sobre todo a los jóvenes y ante la que el sistema de salud, la medicina institucional, ofrece pastillas. De este malestar hemos hablado con frecuencia en FANFAN. Por ejemplo cuando comentamos el libro de Manuel Casado ‘Más poesía y menos Prozac’. En este texto que reseñamos hoy, la aproximación a estos males es la de un experto en epidemiología, en medicina preventiva y en Salud Pública. Es doctor en Medicina y catedrático de Salud Pública en la Universidad de Navarra, Premio Nacional Gregorio Marañón (2002) y ha escrito antes otros libros en los que se ha ocupado de la alimentación o de despejar algunos mitos sobre la salud, con la sola herramienta de la ciencia. Vivimos el final de la revolución de Mayo del 68. Nos prometieron una felicidad hedonista. El fracaso es evidente. Basta mirar alrededor. Es hora de lanzar una nueva revolución.
El libro aborda temas delicados, lo hace con valentía. Lo advierte desde la introducción, cuando dice que estos asuntos son temas delicados porque han sido tratados «desde la visión comercialmente interesada que lanzan muchas pantallas y crean un imaginario colectivo sesgado». Las pantallas tapan la realidad. Detrás de ese afán por camuflar las certezas científicas con adulaciones, reclamos a una falsa libertad y una pulsión de satisfacción inmediata de todos los impulsos. La salud pública está amenazada.
Son muchos los expertos en medicina que han alertado sobre estas amenazas. Algunos han padecido persecución, han sido cancelados, por decir la verdad. Pero la verdad es un deber, y es la única condición para ejercer la libertad. Esa libertad que no consiste en hacer lo que uno quiere en cada momento, sino en poder hacer lo que se debe hacer. De ahí la alusión a los salmones en el título del libro. Porque durante toda la obra, el doctor Martínez González invita al lector, a ese lector joven al que quiere llegar, a nadar contra la corriente.
Una tiranía de pensamiento único
Salmones, hormonas y pantallas es una constante invitación a cuestionarse el discurso dominante, una retórica animada por intereses mercantiles. Las pantallas han convertido al ser humano en un consumidor constante, compulsivo, de satisfacciones inmediatas, irreflexivo. Acompaña esta circunstancia la imposición de un pensamiento único que se atreve incluso a sancionar con multas y censura pública cualquier discrepancia.
Un pensamiento monocarril: «hay una gran manipulación global en todo el mundo, especialmente en los temas relativos a la salud sexual y reproductiva y a los negocios montados en torno a ella, sin dejarle mucho sitio al verdadero amor personal». En esta frase está el nudo del propósito del libro: abrir paso al amor verdadero, despejando el camino de las falsedades difundidas por los mercaderes y sus aliados políticos. Vivimos en un mundo autoritario que juega con la vida de las personas sin necesidad de cárceles y campos de concentración. Ese mundo es el que está propagando una epidemia que ha llevado a la infelicidad a millones de jóvenes.
Ciencia y coraje, son los dos ingredientes fundamentales de este libro. Mucho conocimiento, mucha experiencia de un doctor que ha dedicado los mejores años de su vida a formar a miles de médicos, y que recuerda que «el primer deber de la Salud Pública es la defensa de la vida humana». Un médico que se rebela contra la idea tan cacareada de que la medicina debe prestar «servicio» de abortos, «un argumento que fomentan interesadamente los mercaderes de la patronal abortista».
Salmones, hormonas y pantallas aborda la pornografía como un problema capital de salud pública. Se ha convertido en una droga, en una adicción que nadie combate, y ante la que el mundo se ha rendido. Entra la hipersexualización de la sociedad, en el aumento de la violencia contra la mujer, en el crecimiento de las enfermedades de transmisión sexual, en las consecuencias de los diferentes tratamientos contra la natalidad y sus consecuencias a largo plazo. Pero aborda también una salida, y no es otra que el regreso a un amor verdadero, al respeto de la persona, a la entrega como forma de amor, a la idea de convertirse, de convertirnos, en personas influyentes, sin esperar al mensaje que nos envía en influencer de turno. Un libro valiente, científico, y muy bien narrado. El doctor, además de un gran experto, es un gran comunicador.