Surge. Dirigida por Aneil Karia. Guion de Ripert Jones y Rita Kalnejais. Fotografía de Stuart Bentley. Reparto: Ben Whishaw (Joseph) Laurence Spellman (Scott) Hammed Animashaun (Durab) Jasmine Jobson (Lily) Ryan McKen (Emre). En Filmin
En Surge, Joseph es un empleado de aeropuerto. Es tímido, delgado, reservado y soporta con paciencia infinita las presiones de la vida, las situaciones más extravagantes en el control de pasajeros, donde trabaja, los abusos de los vecinos maleducados, el desprecio de su padre, y la falta de tacto de su madre. Hasta que un día explota. Y la explosión le lleva a un frenesí de ansiedad, a una loca carrera por las calles de Londres, a un camino de autodestrucción conducido y narrado con un acierto formal tan logrado, que el espectador siente en cada momento lo que ocurre en el interior del protagonista.
Un trabajo extraordinario de ben Whishaw
La vida de Joseph es monótona, aburrida, sin sentido. Su rutina le lleva al aeropuerto, donde atiende, uniformado, a la fauna humana que cruza los arcos de detección de metales. Todos hemos pasado por esos controles, y todos hemos sentido en alguna ocasión que ese debe de ser un trabajo no precisamente apetecible. Así que la elección del punto de partida es muy acertada. Pero además, Joseph tiene una familia con la que no habla, en la que se percibe una extrema tensión entre la madre y el padre, motivada por la educación del hijo. Joseph vive solo, cena en casa cuando llega del trabajo, comida fabricada y plastificada.
Un día todo estalla. El detonante es una visita familiar, una autolesión en el labio. A Joseph le gusta morder el borde de los vasos, quizá para provocar cambios en su profunda insatisfacción. Surge te atrapa hasta el final. Cumple la regla de coger al espectador por la solapa al comienzo y soltarlo al final. Los dos logros para conseguirlo son: una narrativa y un rodaje que sigue la carrera de Joseph como si fuera un ojo muy cercano, y un trabajo del protagonista excelente, brillante, soberbio. Su registro de muecas, gestos y aspavientos es inmenso, y transmite el terrible ciclón que azota su interior con una perfecta eficacia.
Una escena de hotel
En Surge, Whishaw está muy bien rodeado de actores que hacen muy bien su papel. Todos alcanzan un grado elevado de introspección. Pero el papel de lunático y errático Whishaw lo borda hasta el punto de hacer sombra a todos los demás. La escena más conmovedora, si tuviéramos que elegir alguna, se desarrolla en una boda en un hotel. Joseph se cuela en el banquete y asiste al discurso grosero del padrino. No les vamos a contar lo que ocurre. Es imprescindible verlo.
Surge es el debut en el cine de Aneil Karia. Sorprende su dominio del lenguaje cinematográfico y de los códigos del cine de acción. El montaje logra transmitir el delirio en el que vive Joseph, y una escena como la que se desencadena por la necesidad de comprar un cable para conectar una televisión se puede convertir en un momento cinematográfico extraordinario, a la altura de los grandes del cine negro. Planos cortos, tomas subjetivas, la cámara que sigue al personaje en la carrera agitada, convierten una historia psicológica en una pesadilla en la que el espectador no descansa hasta el último plano. Consigue que nos identifiquemos con Joseph, que tan solo quiere ver el mundo en llamas antes de tumbarse a descansar.
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