The Desing Book. Phaidon. 17,95 €
El primer objeto que aparece en esta nueva edición de The Design book son unas tijeras del siglo XVII. Fueron creadas por la factoría de Hangzhou Zhang Xiaoquan, una marca que ha trabajado durante más de 300 años. Son unas tijeras simples y bellas. Ejemplo del diseño funcional. Son ligeras, con dos grandes bucles en los que encajar los dedos. La marca sigue operando en China. En los tiempos de Mao se convirtió en una sociedad estatal. Hoy ha vuelto a ser sociedad anónima, y sus ventas suponen el cuarenta por ciento del mercado chino de tijeras. ¡Fabuloso! The design book está lleno de historias similares: innovación y belleza aplicada a los objetos de la vida cotidiana. Desde una tetera a un ordenador, sillas, mesas, sofás. Hay nombres en esta historia que se repiten. Y marcas que son un hito en la historia del diseño. Vamos a los detalles.
El lenguaje del diseño
The design book es una celebración de la belleza, de la innovación, de las metáforas, de las asociaciones de ideas, del juego. Y todo eso, aplicado a los objetos de la vida cotidiana. Los que han hecho que nuestra vida sea más cómoda, más confortable, más amable, más divertida, más democrática. Si, todo eso está en los objetos. Desde hace ya unos años hay tres lenguajes en nuestros mundo que son fundamentales: el inglés como lingua franca, los lenguajes de programación que nos dan acceso a la informática, y el diseño. Las cosas tienen que tener diseño. No por una obligación metafísica, sino porque es un lenguaje en el que los humanos de este siglo nos entendemos, somos capaces de conectar. Las cosas hablan, dicen. Y los que les dan forma son los diseñadores.
Esa es la razón por la que elegimos un objeto frente a otro. Unas veces porque resuelve de una forma ingeniosa un problema. Otras porque es capaz de convertirse en algo nuevo que despierta en nuestra mente una asociación de ideas luminosa. Y en ocasiones porque ha tomado un elemento del pasado para reactualizarlo. Vamos con algunos ejemplos, porque The design book es uno de esos libros «para ver», uno de esos tomos d Phaidon que entran por los ojos.
Una silla/conejo o el exprimidor de Stark
La historia del diseño está llena de objetos que se repiten con diferentes formas. Abundan los sofás, las sillas, las lámparas, los cubiertos. Son las cosas más repetidas en nuestra vida. Son también las más difíciles de innovar. Por eso cuando uno ve la silla de Giovannoni con forma de conejo, solo puede esbozar una sonrisa. Si además la silla es cómoda, hemos encontrado un objeto de diseño perfecto. Como el exprimidor de Philippe Stark para la marca italiana Alessi. No hace falta que les ponga una foto. Lo recuerdan: es metálico, de aluminio, y tiene tres pies largos, como si se tratara de una araña. Es elegante, es extravagante, es hedonista. Es un objeto bello en una cocina. Como una obra de arte, simplificada, conceptual.
Hay muchos nombres italianos en el libro de Phaidon. Por ejemplo, el de Achile Castiglioni, el padre de la Sanluca Chair, esa butaca barroca que ven en la foto. Otros la asocian con las pinturas de Umberto Boccioni, el pintor futurista. Tiene ese look aerodinámico, de movimiento congelado, que le da un aire ligero. Fue creada en 1960 y se recibió como un concepto revolucionario. En el libro no faltan los diseños de Apple, desde el Ipod hasta el Iphone pasando por todos los tipos de ordenadores como el XO, básico y pensado para escolarizar a niños de zonas sin recursos. También el diseño aplicado a la movilidad: las bicis eléctricas, los patinetes eléctricos y los coches de Tesla.
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