Crecido entre los indios de Phoenix, Arizona, Tomás Karmelo Amaya es el último de los embajadores de Hasselblad, el fabricante sueco de cámaras fotográficas. Su serie Native Love Stories, es la expresión del amor, de la capacidad de servicio, de la fuerza como comunidad, de los modos de expresión y de los ritos de las tribus Ashimi, Rarámuri y Yoeme. Indígenas del oeste americano; tribus poco conocidas, que mantienen su cultura y sus modos de vida y de expresión. Acostumbrado a su vecindad y a sus historias, el fotógrafo americano publica una serie deslumbrante, llena color, de contrastes, de magia.
Los retratos de Tomás Karmelo Amaya recuperan una forma de ser y de vivir que ha estado amenazada durante siglos. Las imágenes restauran la determinación de los indios por mantener sus modos de entender el mundo, sus ritos. La fotografía que nos sirve de portada en este artículo, en la que un indio, Ty Logcepole, danza con unos modernos edificios y una antena de telecomunicaciones detrás, es todo un manifiesto, una victoria de una comunidad que fue apartada para dejarla en los márgenes de la modernidad. Equivale a un «aquí estamos», con nuestro lenguaje, nuestros vestidos, nuestra forma de expresión y de comprensión de las fuerzas de la naturaleza.
Tomás Karmelo Amaya utiliza una técnica muy sencilla, de una eficacia radical. Las imágenes de Native Love Stories combinan una fuente de luz natural, la luz del atardecer, con una única fuente de luz artificial: un Elinchrom difuminado por una pantalla blanca. La impresión de silencio, el ambiente mágico, nos permite captar la intimidad de una madre que alimenta a su bebé, o la conexión con lo cósmico que se produce en la danza indígena. Nacido en las tierras de Arizona, entre los Yoeme, Maricopa y Yavatai, Tomás Karmelo Amaya es escritor, director de cine y fotógrafo. Sus imágenes son el resultado de largas conversaciones, están cargadas de sentido y de poesía. Son, como dice el fotógrafo, «un mensaje, una carta de amor a nuestro futuro»