Una rubia muy legal es un musical vivo y brillante con mucho ritmo basado en la película de 2001 Legally Blonde (Una rubia muy legal), interpretada por la actriz Reese Witherspoon, que, a su vez, fue una adaptación de la novela autobiográfica Legally Blonde, de Amanda Brown. Todo un lujo que tenemos en el castizo Teatro La Latina.
Tras el éxito de Broadway y los numerosos premios internacionales en el West End, nos llega a Madrid el musical Una rubia muy legal, que utiliza letras y música escrita por la pareja Laurence O’keefe y Nell Benjamin, y un folleto original escrito por Heather Hach acompañado de una coreografía muy colorida.
Un espectáculo musical pensado para todos los públicos, ingenioso y animado que transporta al espectador a un mundo extravagante, a veces surrealista. Su argumento aborda grandes temas humanos, rompe con los prejuicios y discriminaciones, y enseña que la personalidad no tiene por qué ser suprimida para ser respetada en ambientes de trabajo o de estudio. Destaca el poder de la solidaridad femenina y la importancia de creer en uno mismo.
La protagonista de la historia es Elle Woods, presidenta de la asociación de estudiantes femeninas de la hermadad Delta Nu, fiel seguidora de las normas de las revistas de moda: glamour, manicura, shopping y complementos total pink. Su novio, Warner, la abandona repentinamente porque la considera demasiado rubia y superficial. Decidida a recuperarlo, Elle utiliza su encanto e inteligencia para entrar en la Universidad de Harvard, a la facultad de Derecho a la que va a asistir su ex novio. Pero la vida universitaria está llena de trampas y dificultades, sus compañeros y profesores no la aceptan tal y como es, y Warner tiene nueva novia, una morena «chica buena» que también estudia en la facultad.
Desde el punto de vista artístico, estamos frente a una gran producción, típica de Broadway o del West End londinense. La orquesta es muy buena, lo mismo que el cuadro de actores-bailarines-cantantes. Pero todos ellos, sin una dirección impecable -tal es el caso que no ocupa- no cumplirían bien sus papeles. Todos ellos -pos supuesto, los protagonistas- ejercen sus papeles con sobresaliente maestría y gracia. Se nos hacen inmediatamente cercanos, por lo que empatizamos con ellos desde el primer momento.
Por todo ello, podemos afirmar sin sonrojo que estamos ante el mejor musical de la cartelera madrileña de ahora.
Yo lo he visto dos veces y lo volvería a ver una tercera, cuarta y quinta vez sin cansarme…Y os puedo asegurar que soy duro de pelar en lo que a gustos teatrales se refiere…
