My Cartography. The Erling Kagge collection. Sala de Arte. Ciudad Financiera Santander. Boadilla
Erling Kagge es conocido por sus aventuras y por sus libros. De las primeras se destacan los tres puntos de su mapa de cumbres: el polo norte, el polo sur, y el Everest. Lugares silenciosos, vacíos. De su perfil como escritor hay un superventas sobre el silencio: “El silencio en la era del ruido” (Taurus). Su último ensayo publicado en España es «Caminar, las ventajas de descubrir el mundo a pie» (Taurus). Y ahora le conocemos por su colección de arte.
Es además abogado, empresario, editor. Y hombre de pocas palabras. Habla lo imprescindible y es cordial, de una cordialidad tenue. Lo que no dice Kagge está en su colección. Es un conjunto de obras elocuente. Hay en ella preocupaciones ambientales, reciclaje de objetos cotidianos convertidos en obras artísticas, algún sarcasmo en forma de coche, juegos ópticos de acento psicodélico, juegos con la luz y sus formas, algo de arte electrónico, y fotografías de Moriyama, de contraste extremo.
Arte por instinto
La muestra se titula ‘My Cartography’ porque la colección responde, a escala artística, con el mapa interior de Kagge. La comisaria de la exposición, Bice Curiger, dice que se trata de una colección muy personal, “coherente y sorprendentemente fresca”. Entre las 188 obras que se pueden ver hasta septiembre en al Sala de Arte de la Ciudad Financiera de Boadilla hay pinturas, esculturas, fotografías, instalaciones, dibujos o videos de artistas tan reconocidos como Ian Cheng, Eliza Douglas, Olafur Eliasson, Jana Euler, Raymond Pettibon, Wolfgang Tillmans o Franz West.
Kagge compra arte por gusto propio. Dice que a la hora de poner su objetivo en una escultura, en una pintura, o en una instalación, se fía de sus sentidos, y señala la vista, el oído, el olfato. La primera obra que compró es una litografía, firmada y numerada, hace 37 años. Era un trabajo inspirado en Edvard Munch. Representaba una bella y melancólica mujer de pelo oscuro, con tres hombres celosos flotando en el aire rojo delante de ella: “ pensé que aquella mujer se parecía a mi novia, que justo acababa de dejarme, y lo compré por dos botellas de vino tinto”.
Una vida más difícil
En su colección no hay asesores, asegura, nadie le dice lo que tiene que comprar. Así que el mapa, la “cartografía” artística, es un reflejo de emociones, inquietudes, pasiones, algo de risa, y un poco de locura: “Puedo decir que una obra es emotiva, desafiante, incómoda, compleja, seductora, bella, única, divertida, pervertida, exigente y excéntrica, pero son solo palabras. La calidad es como una buena novela: algunas cosas se dicen, otras no se mencionan y, al final, muchas no tienen explicación. Como coleccionista, editor y explorador, a menudo decido seguir mi instinto”
El espectador puede seguir a través de la casi doscientas obras que se reúnen en esta exposición la geografía de las emociones del coleccionista, su gusto por el juego o por lo sorprendente. La pieza más irónica es esa réplica de un Rolls Royce majestuoso, coronado por un icono que ha sido sustituido por el producto de una defecación abundante, gloriosa. Hay obras de contenido político, e instalaciones de juegos ópticos y un iceberg de Mark Handforth que testimonia los efectos de la crisis climática, y anticipa que su obra será lo que quede de esos bloque de hielo.
A Erling Kagge le preguntan a menudo por la conexión que existe entre su colección de arte, las montañas, los desiertos helados de los polos, y sus obras sobre el silencio, o sobre el caminar por el mundo. Y Kagge responde claro y breve, dice que lo que hay en común en todas esas actividades es la curiosidad y hacer de la vida algo más difícil de lo que es, el no buscar la seguridad como motor principal de toda actividad. Dice que conoce a una buena parte de los artistas a los que compra obra, aunque sus mercaderes son las galerías. Y aprecia que la obra de los artistas sea el reflejo de su vida. Kagge estará en Madrid unos días. Piensa pasar por ARCO, quizá comprar.
De su interés por el silencio y lo que encierra, dice algo esta «entrevista silenciosa» que hemos encontrado en YouTube.