El feminismo contra las mujeres, explicado sin complejos

Feminismo sin complejos. Alicia V. Rubio. Prólogo de Agustín Laje. Editorial Sekotia. 17,95 €

Muchos se preguntan, al hilo de la última propuesta de ley de Podemos, hacia dónde va el feminismo, o más bien dónde ha llegado. No se trata solo de una cuestión planteada por la derecha. Grupos feministas de la órbita del Partido Socialista se hacen la misma pregunta, y responden con seria inquietud a las propuestas de una ley que en su opinión nos llevaría a la disolución de la mujer en una sociedad en la que el sexo es simplemente una declaración de intenciones. Para los perplejos ante una situación que parece de otro mundo, el libro de Alicia Rubio es una guía clara y detallada de los orígenes de este nuevo feminismo, y un mapa de sus propuestas. No se trata, por cierto, de un movimiento democrático, liberal y dialogante, sino de un empuje con estilo sectario, impositivo e inquisitorial. El crítico o el disidente corre el riesgo de ser linchado en la plaza pública, arrojado al foso de los leones de los apestados y perseguido hasta el último rincón de la opinión pública.

El futuro y las mujeres

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Feminismo sin complejos

Lo dice Judith Butler: «No creo que el futuro sean las mujeres, el futuro es el feminismo». Lo cierto es que el programa feminista queer plantea una batalla en la que la lucha por la igualdad y por las mujeres ha desaparecido de sus objetivos. Quien afirme lo contrario lo hace con desconocimiento del programa revolucionario de lo que hoy se llama feminismo. No se trata de un movimiento que continúa con una lucha que viene de los siglos pasados: «El feminismo actual no es el heredero del feminismo ilustrado liberal y sufragista, ni de su ideología ni de sus logros».

Ya no estamos en la hora de defender derechos sino de cambiar las estructuras sociales utilizando a la mujer como un arma. Para conseguirlo, el feminismo construye un enemigo en el que centrar el odio: el hombre. Le acusa de ser un maltratador genético, afirma que toda relación íntima es una violación, y fomenta la victiminización. La educación feminista es una educación en el odio. El hombre es el culpable de todo lo malo.

Un feminismo sin mujeres

A este feminismo le sobran las mujeres libres. Prefiere mujeres esclavas del feminismo. «Para este movimiento, las mujeres son, o se les quiere hacer que se perciban, seres inferiores». Se trata de un feminismo que desprecia a las mujeres y rechaza todo aquello que las caracteriza. La mujer, en esta deriva ideológica, debe imitar al hombre, modelo ideal para el feminismo. No estamos ante un movimiento social de amplia base. Más bien al contrario. El feminismo, este nuevo feminismo, «existe porque recibe gran cantidad de dinero público y privado para obtener objetivos ajenos al bienestar de las mujeres». Para evitar esa falta de legitimidad, el feminismo se erige en representante de todas las mujeres, a pesar de que ninguna haya dado su permiso para que hablen en su nombre.

Se trata, como decíamos en la introducción, de un movimiento sectario, que practica la censura, que divide el mundo entre partidarios y y enemigos, combate un enemigo que no existe, promueve el aborto y considera que el estado ideal de la mujer es el lesbianismo. Si creen que Alicia Rubio exagera o deforma la realidad, simplemente tienen que leer el libro de Alice Coffin, que ya comentamos aquí en Fanfan hace algunas semanas. El feminismo de hoy es un hembrismo que propone un mundo sin hombres, que no los quiere ver ni en pintura.

Derivadas siniestras

Alicia Rubio explora en Feminismo sin complejos el origen de este nuevo feminismo al que no duda en calificar de hembrismo. Sus orígenes están en el marxismo. Pero sus derivadas ideológicas son estremecedoras. Por ejemplo sus propuestas sobre la libertad sexual de los menores, que fomenta Kate Millet: «Uno de los derechos esenciales de los niños es el de expresarse a sí mismos sexualmente, probablemente entre ellos en un principio, pero también con adultos. La libertad sexual de los niños es una parte importante de la revolución sexual.». Para este hembrismo, la cuestión de la pederastia es un problema no de orden moral sino jurídico. Pedofilia, homosexualidad, incesto, son para el hembrismo «piedras angulares del pensamiento patriarcal». Fomentarlas es en definitiva una forma muy útil de destruir el patriarcado.

Por último, si alguien piensa que todo esto está lejos, que son cosas de americanos o de suecos, lean con detenimiento el Breve decálogo de una escuela feminista publicado por dos educadoras en una revista del sindicato CCOO. Entre las genialidades que se les ocurren está la prohibición en la escuela de las obras de Javier Marías y Pérez Reverte, la prohibición del fútbol en el recreo, la eliminación de algunos poetas y pensadores de los programas de literatura y filosofía, y no separar los baños de hombres y mujeres. Por supuesto la religión católica, la católica especifican, queda eliminada. Ya saben, se empieza por un crimen y se termina por no ir a misa los domingos. El de Rubio es un libro esclarecedor.

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