Un rincón castizo y moderno que reinventa el aperitivo con alma de ultramarinos y guiños viajeros
El madrileño barrio de Chamberí no deja de sorprendernos, y desde hace unos meses, en el número cincuenta y ocho de la calle Ponzano, nos aguarda un nuevo templo del tapeo. Bautizado como La Ventanera, esta nueva apertura nos adentra en una original y seductora propuesta gastronómica que han bautizado como «plateo» para dar un nuevo significado al tapeo de toda la vida. Un pequeño local con una gran esencia, que arranca su andadura en la capital para convertirse en un lugar privilegiado en el animado mapa culinario del barrio de Chamberí. Con una carta breve, pero con mucho carácter, y un ambiente que mezcla lo castizo con la frescura contemporánea, este local es todo lo que los amantes del buen comer buscan sin saberlo.

Al cruzar la puerta, el ambiente cálido y sin artificios nos invita a quedarnos porque en La Ventanera los pequeños detalles se convierten siempre en los grandes protagonistas de la velada. Las gildas que preparan con unas sensacionales anchoas recién llegadas de Santoña, los riquísimos chicharrones gaditanos y la exquisita cecina de Angus, son solo algunos de los deliciosos bocados que nos adentran en la esencia de este bonito proyecto.
Detrás de esta aventura están Antonia Salazar y Kathy Blanco, dos apasionadas del buen producto que han creado una propuesta gastronómica que no se anda con rodeos. Entre sus platos estrella, brillan con luz propia los mejillones con escabeche de kimchi, una fusión inesperada y deliciosa que une tradición y modernidad en perfecta armonía. Mención aparte merece su bikini de pringá, que es pura nostalgia sevillana entre panes, o las alcachofas confitadas con queso Payoyo, que nos enamoran desde el primer bocado.
La carta también deja espacio para propuestas atrevidas, como el crudo de atún con leche de coco, que resulta ideal para maridar con alguno de sus más de siete vermuts artesanos que comparten protagonismo con los selectos vinos que componen su cuidada carta líquida.
En su animada barra, el tapeo se convierte en una experiencia en sí misma que han bautizado como «plateo» y Óscar, su encantador encargado, no solo nos recomienda, sino que transmite cada plato con la pasión de quien cree en lo que sirve.
Nuestra visita fue una magnífica explosión de sabores, que comenzó con unas riquísimas gildas, que dieron paso a un sensacional con un brioche de anchoa y mantequilla ahumada que nos enamoró desde el primer bocado antes de sucumbir a los encantos de los mejillones con kimchi y de una alcachofa a la plancha con queso Payoyo que nos pareció absolutamente impecable. Terminamos la velada con un formidable tomate de verdad, con AOVE y sal gruesa, que nos recordó que el placer también vive en lo sencillo.
La Ventanera no necesita tiempo para hacerse un hueco y es que ya parece un punto de encuentro de toda la vida. Tal vez por su espíritu de ultramarinos moderno, por su cocina honesta o por devolverle al tapeo ese encanto cercano y sabroso que nunca debimos perder… ¡Y que ahora se llama «plateo»!
LA VENTANERA
Dirección: Calle de Ponzano 58
28003 Madrid
Ticket Medio: 20€
