En El oficial y el espía Polanski habla de los juicios mediáticos y políticos, del poco conocido antisemitismo europeo… y de paso rompe una lanza en su propio favor
Sinopsis
El capitán Alfred Dreyfus, un joven oficial judío, es degradado en 1894 por espiar para Alemania y condenado a cadena perpetua en la isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Entre los testigos que hacen posible esta humillación se encuentra el coronel Georges Picquart, encargado de liderar la unidad de contrainteligencia que descubrió al espía. Pero cuando Picquart se entera de que se siguen pasando secretos militares a los alemanes, se adentrará en un peligroso laberinto de mentiras y corrupción, poniendo en peligro su honor y su vida.
Ficha técnica
- Director: Roman Polanski
- Guión: Roman Polanski, Robert Harris
- Reparto: Jean Dujardin, Louis Garrel, Emmanuelle Seigner, Grégory Gadebois, Hervé Pierre, Vincent Perez
- País: Francia
- Duración: 131 minutos
- Música: Alexandre Desplat
- Fotografía: Pawel Edelman
Comentario
Envuelto en polémica por su director y las declaraciones de la presidenta del jurado de La Mostra, ha llegado a las salas el premiado último trabajo de Polanski. El argumento está basado en el caso Dreyfus pero centrado en el la figura del coronel Marie-Georges Picquart. La narración transcurre fundamentalmente desde la degradación pública de Alfred Dreyfus hasta su segundo juicio.
Estamos ante un trabajo cinematográfico del mayor nivel. La atención vestuario es impresionante, y especialmente el tremendo cuidado en los uniformes. A cada detalle se le ha dedicado mimo, los carruajes de la época, las decoraciones interiores, los edificios. Los personajes tienen esa actitud algo rígida que imaginamos entre cierto estrato de la sociedad francesa de la época. La puesta en escena de la degradación de Dreyfus es muy parecida a los grabados del evento.
Bastan dos detalles que subrayan el detalle de la realización. Dos personajes entran en un edifico, los vemos de espaldas, pasa un coche de caballos. Cambia el plano, los vemos desde dentro del edificio, tras ellos el coche de caballos termina de pasar. O este otro en el que Picquart y un informador abandonan un local. Mientras charlan fuera, un borracho sale al fondo y orina contra una pared. Mientras Picquart y el policía se alejan, cada uno por su camino, el borracho continúa a lo suyo.
Los actores representan bien sus papeles. Garrel es apenas una sombra que tiene poca ocasión de lucimiento como Dreyfus. Seigner es la amante de Picquart, fuerte y libre en un mundo de hombres. Y es Dujardin, como Picquart, el que lleva todo el peso interpretativo.
Hay dos detalles en la película que no son tan redondos. Hay algún flashback que parecería innecesario. Por otra parte, la figura de Picquart se presenta monolítica, sin fisuras. Pero parece que no era un amante intachable de la justicia.
Además de antisemita, como muchos franceses en la época, Picquart era ciegamente fiel al ejército, hasta el punto de retener la información sobre la inocencia de Dreyfus. Sólo cuando se sintió amenazado por la desconfianza de sus superiores decidió revelar lo que sabía. Además públicamente habló de la ingratitud de Dreyfus aunque existen cartes de éste al primero. A pesar de esto, es innegable el mérito de enfrentarse al sistema, vencer y aún progresar en él.
La historia sigue los cánones del cine. Las dificultades son progresivas. El ritmo es apropiado. Nada desentona, y llegamos al final sin haber perdido el interés por la pantalla. Definitivamente Polanski sabe hacer cine. Y quizá ese es el problema, que toma cero riesgos. La película es innegablemente entretenida, correcta y bien realizada, es una cinta más que recomendable. Pero para alguien que ya ha ganado todo, se esperaría un poco más de riesgo.
Tráiler
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