Lo que la marea esconde – María Oruña – Destino editorial – 20,90€ – 414 páginas
María Oruña regresa con Lo que la marea esconde, la última entrega de su consagrada serie Puerto Escondido, iniciada por su homónimo Puerto Escondido, a los que luego seguirán Un lugar a donde ir y Donde fuimos invencibles. Cada novela es un caso diferente pero todos llevados a cabo por la teniente Valentina Redondo, donde la iremos conociendo más su faceta personal.
En este libro además de reunirnos de nuevo con Valentina, la autora le rinde un homenaje a la gran Agatha Christie, en una de esas historias de habitación cerrada en donde hay una serie de incógnitas, muchos culpables pero poca vinculación con el fallecido. El suspense y la emoción están muy presentes en lo que se ha convertido ya en un éxito entre sus lectores habituales, y es que si algo es bueno, no hay que dejarlo escapar
Sinopsis inicial
Se celebra una fiesta homenaje en El Real Club De Tenis de Santander, los asistentes, unos pocos afortunados vinculados al entorno de ese deporte. Además para darle más relevancia y sofisticación a tal evento, la cena se realizaría en La Giralda, una lujosa goleta que acababa de ponerse a punto para tal ocasión. Todo ocurría con normalidad, los invitados se reían, se saludaban y charlaban de forma amistosa, al menos, en cierta parte y es que la ironía y la falsa modestia también parecían ser parte de aquel homenaje.
Todo parecía estar en perfecta armonía hasta que se escucha un grito de dolor, de auxilio pero ya era demasiado tarde, en el interior del camarote apareció el cuerpo sin vida de Judith Pombo, la presidenta del club, pero la puerta y la ventana estaban cerradas, no había arma homicida y el cuerpo solo presentaba una leve herida que presuntamente es la que había provocado aquel asesinato. Ahora solo había dudas e incertidumbre sobre lo que podía haber ocurrido, los sospechosos no llegaban a la veintena pero ¿cuáles serían los motivos? A pesar de haber sido una muerte trágica no se notaba a los asistentes abatidos y es que el carácter de la presidenta era huraño y combativo por lo que tenía varias personas que podrían ser los responsables de aquel suceso.
El asesino estaba dentro de aquella embarcación por lo que tenían que investigar las posibles vinculaciones con la señorita Pombo y parece que todos tenían motivos para hacerlo, su muerte les beneficiaba para ascender en la empresa, dentro del club de tenis o por posibles causas ajenas a priori a la víctima. Nadie pensó en ella como persona y es que quizás Judith tampoco lo hizo nunca como ser humano. En este caso donde las únicas pistas son las palabras de los asistentes, tendrá que centrar Valentina toda su energía para así paliar el dolor sufrido en el último tiempo.
De nuevo con Valentina Redondo
La teniente Valentina Redondo ha tenido que enfrentarse en los últimos años a casos que han cambiado su vida emocional para siempre, en uno de ellos conoció al escocés, Oliver y desde ese momento parece que sus caminos no han dejado de estar en contacto. De la mano han recorrido largas y fuertes travesías pero un nuevo varapalo sacudió a la pareja, dejando así debilitada la estabilidad emocional forjada unos pocos años atrás.
Todo comenzó con el desenlace de una investigación demasiado brutal y violenta, que marcó el destino de ambos. Ahora la culpa sacudía su salud a todos los niveles, pero necesitaba trabajar, era su único salvoconducto, además su jefe tenía claro que ella era la única que podía llegar hasta el final de este asunto.
Un misterio de habitación cerrada, como los que se planteaban en las novelas de principios de siglo XX era algo novedoso para la teniente Redondo. La única manera de recabar datos era interrogando a todos los asistentes a la fiesta, los sospechosos y enemigos de Judith y es que una de las conclusiones que sacó, nada más iniciar la investigación es que ese caso sería muy vinculante para su carrera y es que todos ocultaban algo pero ¿Cuál era la verdadera intención del culpable?
Entre capítulos iremos conociendo no solo más de la inspectora, sino también de la víctima y es que a través de pequeñas notas o intervenciones antiguas conoceremos más acerca de Judith Pombo, una empresaria de éxito que ocultaba sus miedo y verdadera personalidad. No hay motivo alguno para asesinar ¿o, si? Todos parecen tener un motivo ¿era un plan premeditado? El caso se hace más arduo cuando de nuevo hay otra víctima, quizás la menos previsible y es que esta parecía ser la principal sospechosa, por lo que Valentina tendrá que dejar su vida personal de nuevo a un lado para zambullirse en esta inquietante aventura marina.
Mi valoración personal
Lo que la marea esconde ha supuesto un dulce encuentro con Valentina Redondo y Oliver, es quizás esa magia de ambos y esa pareja tan dispar lo que más me haya gustado de la novela, y es que se nota la evolución de ambos. Son personajes ya complejos, donde conocemos sus miedos, fracasos y éxitos. Hemos ido de la mano con ellos durante toda la aventura, y quizás es por ello ese cariño tan particular a estos ya, emblemáticos personajes.
Este nuevo giro de guion, es un acierto por parte de la autora porque juega con nosotros, todos hacemos cábalas del asesino y es que sabemos que tiene que ser uno de los personajes anunciados anteriormente durante la novela, quizás es la bibliotecaria, el de la silla de ruedas, la esposa adinerada, el socio de honor del club, el capitán, la camarera, el jefe de máquinas. Uno de ellos es quien mató a Judith Pombo y como si de un juego se tratara tenemos que averiguar el arma y el motivo.
Como advertencia, decir que hay que leerla de manera continuada porque si la dejas durante algunos días cuesta adentrarse de nuevo en la trama, porque pierde ese fuelle de implicación en la trama y es que quitando a la víctima, el resto de personajes no tienen una vinculación muy estrecha, lo que si hace ganar en ambientación y recorrido de nuevo, por el norte de España y es que esos grandes paisajes, se denotan fuertemente en la escritura. Es una lectura amena, fluida y con gran carga personal y emotiva, más que una novela negra es una historia con una dosis de suspense pero no excesivamente noir y es que no hay detalles escabrosos, ni fuertes acontecimientos, pero sí muchos lazos humanos.
Ha sido un bello reencuentro con unos personajes, ya muy ligados a la literatura española, un buen homenaje a Agatha Christie por su gran similitud a la hora de ejecutar y resolver el crimen, en definitiva, un toque de nostalgia que reabre de nuevo ese toque de sofisticación del suspense y el mundo policiaco, pero más unido a la actualidad. Un libro que puede pasar desapercibido pero que es significativo para los amante de la serie Puerto Escondido.
Otras novelas de suspense son: El buen padre, Los buenos hijos o Las doncellas
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