En tiempos duros, la risa es siempre ese rayo de luz que llega para llenarlo todo y que parezca mejor. Por eso, buscar una forma de reírnos durante la cuarentena es la mejor terapia contra el coronavirus.
Eran los primeros días de enero y el coronavirus aún era ese gran desconocido que estaba atacando a los chinos. “Pobres chinos”, decía alguno. “No te preocupes que son muchos”, contestaba otro “cuñado”. Y aquello fue el pistoletazo de salida. Un boom que no solo abrió la veda a memes de todo tipo, sino también a la expansión de una pandemia mundial. Sin embargo, más rápido que el virus, lo que realmente se hizo viral fueron los vídeos graciosos.
La risa se convirtió, una vez más, en terapia, en cura y en vía de escape contra el miedo y la incertidumbre que se extendía. Esas carcajadas empezaron a valer oro. Porque la risa, ay amigos, la risa es lo más barato y beneficioso de lo que disponemos en momentos como éste.
Beneficios de la risa
¿Sabías que la risa es el mejor antidepresivo del mundo y reduce el estrés? Nada más reconfortante que una sonrisa y nada más efectivo que una carcajada. Y es cuestión de ciencia. Al reírnos reducimos los niveles de cortisol de nuestro organismo. Para que te hagas una idea, el cortisol es una hormona que es como tu suegra en Navidad, que cuando aparece te sube inmediatamente el estrés. Si reducimos su presencia, lo que logramos es calma y sosiego.
¿No has pensado nunca cómo funciona una carcajada? Pero una buena risotada, no una risilla nerviosa porque te haces pis. Sino una buena carcajada que te recorre el cuerpo y sale por la boca con estruendo. Pues funciona del mismo modo que una descarga de energía. Y todo el mundo sabe que tras la tormenta, llega la calma. De modo que, una vez reídos todos, lo que queda después es relajación.
La risa incluso tiene efectos analgésicos y antiinflamatorios. Ahora que no nos permiten comprar ibuprofeno o paracetamol sin receta, lo mejor es ver una buena comedia para que se nos quiten todo los males. De nuevo la razón es una cuestión física estudiada por los científicos: por las endorfinas. Las endorfinas son unas sustancia que segregamos al reír. Tienen efectos adictivos, pero por ahora no están prohibidas como las drogas. Las crea nuestro propio cuerpo y producen una sensación de bienestar. Además, por su efecto calmante, nos permiten tolerar mejor el dolor, hasta producen efectos antiinflamatorios.
Y que no se nos olvide decirlo, reírse es gimnasia para nuestro cuerpo, especialmente para el rosto. Durante el acto de reírnos bien a gusto, movemos más de 400 músculos del cuerpo, que se ponen en funcionamiento de forma intermitente. Así que, si te dicen que esta cuarentena tienes que hacer ejercicio, ponte un buen monólogo en la televisión, que eso quema muchas calorías.
Un monólogo para reírse del coronavirus
La risa tiene mucho que ver con la oportunidad. Hay que saber escoger el momento y las palabras o actos para producirla. Sucede a veces que un mismo monólogo nos hace mucha gracia un día y cuando lo volvemos a ver en otro momento de la vida, nos parece soso. Es por esa cuota de oportunidad que tiene la carcajada.
Y la suerte ha estado esta vez de parte de humorista Marc Maron y su monólogo End Time Fun (Diversión para el fin del mundo).
El vídeo de Maron está disponible desde el 10 de marzo en Netflix y, a pesar de que parece estar pensado para la crisis actual, en realidad hace alusión al cambio climático, pero la situación que vivimos ahora hace que pensemos en los chistes como referidos al coronavirus.
Hacer reír es muy difícil, pero en la red podemos encontrar verdaderos genios de la risa. Humoristas que nos hacen estallar y, por qué no decirlo, olvidarnos un poquito de una situación que nos genera más tristezas que alegría. A veces la risa necesita un empujoncito, y para ello nada mejor que apostar a caballo ganador. Ellen Degeneres o Ricky Gervais están disponibles en plataformas digitales para echarnos una mano al respecto.
Por ahora, está permitido reírse de casi todo. Hasta de una misma y de las situaciones más duras por las que pasamos. Nanette, de Hannah Gadsby, es un ejemplo de eso. De cómo podemos “partirnos la caja” y reflexionar sobre lo cruda que es la realidad. Porque reírse es una forma de relativizar y de escapar también.
Reírse en versión española
La risa también depende de un factor cultural. Por ejemplo, un sevillano se ríe más fácil con un sketch de Los Morancos que con una capítulo de Vaya Semanita. Y al revés, uno de Albacete no entiende nada de “abertxandals” pero sí que rompe en carcajadas con Muchachada Nui.
Si tenemos en cuenta esto, tal vez para reírnos estos días deberíamos escuchar a nuestros monologuistas más prolíferos. Mi preferido: Luis Piedrahita. Por muchos motivos. Porque es polifacético, porque se hace pregunta sesudas (¿Qué fue antes, la naranja (fruta) o el color naranja?) y porque sus monólogos no necesitan de ese humor escatológico y facilón. Lo suyo es más de compartir lugares comunes.
De producción nacional se me ocurren muchos monólogos que os hará reír hasta llorar. Como aquel de Leo Harlem sobre el deporte, que ahora viene que ni al pelo con esto de no poder pisar un gimnasio. O David Guapo comentando su nombre.
Reírse en pantalla grande
Pero no solo los monólogos hacen reír al hombre, y a la mujer (a ver si me van a criticar por no utilizar lenguaje inclusivo). De hecho, las mayores carcajadas normalmente se escuchan en las salas de cine. ¿Quién o se ha reído con los Monty Phyton con La vida de Brian o Los caballeros de la mesa cuadrada? Comedias irreverentes pero divertidísimas. Parodias en pantalla grande que hemos disfrutado a lo largo de años. Como también nos hemos reído con otras cintas como Aterriza como puedas, No me chilles que te veo o Dos tontos muy tontos.
Como veis, el humor es como lo colores, cada uno tiene su gusto. Hay quien estalla con las bromas pesadas de Jackass, mientras que otros necesitan una buen guión para hacerlo y no les vale con el histrionismo de Jim Carrey.
En el humor patrio también hay ejemplos de estas diferentes formas de ver la vida. Desde la comedia con fondo social de Campeones, pasando por las cintas de sábado tarde en Cine de Barrio con Alfredo Landa, Paco Martínez Soria y Esteso y Pajares. Hasta los filmes de un humor más negro como La Comunidad, de Alex de la Iglesia.
En la actualidad en España estamos en la época de la comedia nacional. La Tribu, Perdiendo el Norte, Ocho apellidos vascos, Villaviciosa de al lado, Perfectos Desconocidos, Que se mueran los feos, Es por tu bien, Toc Toc… son solo algunos ejemplos de cine para reír en nuestro país.
Reírnos por capítulos
Si lo que te gusta es reírte en pequeñas dosis, lo que puedo recertarte es una buena sitcom (comedia de situación). Los estadounidenses tienen algunas de las más famosas y vistas del mundo: Friends, Sexo en Nueva York, The Big Bang Theory, Cómo conocí a vuestra madre, Seinfield, El Príncipe de Bel Air, Cosas de Casa… y la lista de las te aconsejaría que vieras en maratón sería casi infinita. Porque reírse no debería tener fin.
En España también somos de reírnos cada semana, prueba de ellos son comedias como La que se avecina, que va a estrenar su temporada número 12. La heredera de Aquí no hay quien viva ha convivido con series donde nos reímos de otras comunidades, como Allí abajo. También con formatos nacidos en internet, como Paquita Salas. A algunas ya les dijimos adiós, como Siete Vidas o su spin off Aida. También dejaron ya la parrilla Con el culo al aire, Camera Café, Manos a la obra, los Serranos o, mi favorita de los noventa, Farmacia de Guardia.
Aquí quiero destacar el humor elegante y bien rodado de Arde Madrid. El paso de Ava Gadner por la España de Franco, muy bien retratado por Paco León y Anna R. Costa, solo lo pudimos saborear en una temporada de 8 episodios de corta duración (30 minutos cada uno). Es ideal para verla del tirón y reírse con escenas sorprendentes.
EXTRA: un libro
Todavía hay gente que no me cree cuando le digo que yo me río con los libros. Es por algo muy sencillo, la imaginación no tiene límites y se pueden crear escenas hilarantes dentro de nuestra cabeza. Y siempre que alguien me pide una recomendación para pasárselo bien con un libro, digo el mismo: Maldito Karma, de David Safier.
No haré spoilers porque el libro comienza así, pero la muerte de la protagonista es lo más cómico que he leído nunca. Merece la pena invertir un poco de tiempo en esta obra que el autor no ha sabido replicar en sus libros posteriores.
Y si quieres un libro español para reírte y no pensar demasiado, tienes que leer No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, de Laura Norton. La película es muy floja con respecto al libro, donde reírse es una constante.
Y si quieres más sugerencias para pasar estos días de cuarentena, no dejes de leer nuestros posts con recomendaciones de series y películas:
Series y películas ‘made in Spain’ para la cuarentena
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