Venecia. El león, la ciudad y el agua. Cees Nooteboom. El Ojo del Tiempo. Siruela
No es fácil escribir sobre una ciudad tan visitada, tan literaria, y decir algo nuevo, algo diferente de lo que ya dijeron Paul Morand, Joseph Brodsky, Julius Norvich o Amable de Fournoux. Lo más probable es que un libro que trate de Venecia te lleve al tedio de lo conocido, salvo que sea el primer libro que lees sobre la ciudad. Lo que también es complicado es que un libro sobre Venecia no sea una colección de historias del pasado, hilvanadas por un erudito coleccionador de anécdotas de Tintoretto, de Veronés o de Casanova. Hasta aquí lo habitual. Hay escritores que pasan por los lugares sin que los lugares pasen por ellos.
Luego está Cees Nootebom. Claro que para este libro sobre Venecia le han hecho falta al menos diez viajes, imprescindibles para ir escarbando en las capas sucesivas de tópicos, lugares comunes y frases hechas sobre el milagro de Venecia. El resultado merece estar entre los mejores libros de viajes que se han escrito en los últimos años. Por muchos motivos.
En primer lugar porque en Venecia, Nootebom consigue que, en efecto, el pasado sea una dimensión del presente. Nootebom cree que una ciudad no es una ciudad hasta que, con el paso de los siglos, acumule tantas contradicciones que cualquier explicación sea imposible. En un párrafo, hacia el final del libro, de una manera casi casual, anota el origen de sus perplejidades: » es posible que yo sea el único que sienta extrañeza ante la gama de posibilidades de la especia humana que permite que unos italianos, seguidores de una monja española (Santa Teresa) se encierren de manera voluntaria en un convento mientras que apenas cien años después, en esta misma ciudad, otro ejemplar de la especie humana intento por todos los medios escapar de una celda (Casanova). It takes all kinds, se diría en inglés: hay gente para todo»
En Venecia, Nooteboom convoca a todos los que pueden hablar del misterio, de la belleza, del milagro de una ciudad creada en una isla que se convirtió en un imperio que dominó el mediterráneo y el comercio mundial. Convoca a Pound y a Byron, a Casanova y a Kafka, a Thomas Mann y a Hemingway, a Henry James y a los pintores: Tintoretto, Veronés, Canaletto, a Giorgione. Los muertos en esta Venecia tienen una presencia más viva y concreta que los vivos.
Diez viajes sintetizados en un libro. Diez temporadas en Venecia, algunas se intuyen largas, por los detalles que ofrece: la vida en casas ajenas, no en hoteles, y por tanto esa mirada al patio interior, a la planta que crece en un pliegue de la roca bajo un puente, el café en un bar al que no acceden los turistas, la compra en una carnicería donde compran los venecianos, el concierto de Palestrina en una iglesia en la que se refugian del turismo los vecinos de Venecia. Los pocos que quedan. La Venecia de Nooteboom es una ciudad íntima, interiorizada, que anota historia fascinantes como la del clérigo Sarpi que desafió el poder de los papas, o el mapa de los jardines (casi siempre ocultos) de Venecia.
Nooteboom ha conseguido encontrar en los pliegues más recónditos de la ciudad su propia Venecia, una de tantas Venecias, «una ciudad construida por el hombre en medio del agua, una especie humana que tuvo un sueño loco en este paisaje acuático».
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