Y entonces, llegó marzo y desaparecieron los turistas. Y entonces, llegó junio y el Barrio de las Letras volvió a ser para sus vecinos. Y la estampa del turista tirando de sus maletas se cambió por el de aquella pareja paseando con su hija sentada en su sillita. Y aquel viejo bistró, el de calle de Verónica, volvía a tener mesas libres. Y fue entonces, sólo entonces y en medio de todo esto, cuando los que nunca se fueron, unos y otros, se reencontraron. Cuando aquellos que llevaban tiempo sin ir dieron el paso. Y fue entonces, sólo entonces y en medio de todo esto, cuando descubrieron que aquel pequeño local, La Malontina, seguía manteniendo vivo todo el encanto que tanto éxito le dio en tiempos recientes: el cuerpo de un bistró y el alma de un puesto de cocina callejera.
Porque así es La Malontina (Verónica, 4. Madrid). Un bistró francés por fuera, un maravilloso puesto de comida a la puerta de un mercado de vaya usted a saber qué ciudad asiática a la mesa. Porque cuando entras en esta casa, te recibe ese romanticismo parísino de un pequeño local en el que con el aforo actual apenas se da servicio a cuatro (literal) mesas. Porque cuando te sientas a una de ellas y empieza a desfilar su propuesta, te trasladas a ese puesto en Thailandia, Singapur, Vietnam… A ese puesto en el que un español lleva los productos de aquí para aplicarles las elaboraciones de allí. Y la masa de arroz sustituye a la de empanada. Y el cilantro al perejil. Y un wok a nuestra sartén.
En definitiva, así es hoy en día La Malontina, un restaurante al que vuelven muchos de sus vecinos, en pleno Barrio de las Letras, tras el barbecho al que este horrible virus ha sometido al turismo. Un pequeño local en el que uno sabe que, por un par de horas, va a conseguir desconectar, viajando a través del mundo con una cocina que mezcla ingredientes nuestros con recetas y técnicas foráneas. Y todo ello, y más aún con el aforo actual, con un servicio que, de tan cercano, roza lo hogareño.
Un bistró que roza la mayoría de edad
Pero, ¿qué se come en La Malontina? Básicamente, y antes de adentrarse en los detalles, se come bien. El asturiano Pablo Fernández-Acera, al frente del negocio y de la cocina de esta casa desde hace 17 años, tiene más que asentada su propuesta, dedicando su creatividad a ‘idear’ nuevas creaciones. No impacienten, ya llegamos a los platos.
Lo de aquí cocinado como allí
Ejemplo de todo lo que venimos hablando es el caso de sus Dim Sum de carne de cerdo con salsa de chili dulce. Un plato nacido durante el confinamiento de la primera ola en el que el relleno nos recuerda más al de una empanadilla nuestra que al de un bocado japonés. Pero en el que el envoltorio está hecho de masa de arroz. Y éste a su vez se termina en la plancha en vez de al vapor. Y, para rematar, se acompaña de salsa de chili dulce. Lo de aquí, como allí y acompañado con una salsa de más allá.
Más madera. Un fuera de carta de esos que aun estando en febrero, uno sabe que va a estar entre ‘sus’ platos del año cuando repase cómo ha ido la temporada. Apunten, y si tienen la suerte de que se les ofrece en su visita, gocen: Chili Crab Ibérico. En La Malontina no busquen el cangrejo que da nombre al que es uno de los platos nacionales de Singapur. Aquí se sustituye por ¡oreja de cerdo! Permítanme que insista, lo de aquí, como allí. Un plato de contrastes, con el toque justo de picante frente al ligero dulzor que le da la plancha al caramelizar parte de su salsa. La rotundez de nuestra oreja con el frescor de un poco de cilantro. Un viaje.
En cualquier caso, y más allá de nuestra reciente visita a esta casa, de la que también destacamos sus Mejillones al vapor con salsa de coco y lima (Galicia-Thailandia), con una salsa que merece empapar al mejor de los panes, es momento de repasar su carta. Ideal para compartir y así hacer parada en más lugares (cocinas) del mundo, no distrae: entrantes, principales y postres.
La carta de La Malontina
Metidos pues de lleno en la carta de La Malontina, entre los entrantes, y por estar en plena temporada, priorizamos sus Alcachofas confitadas a la brasa con hummus. Más opciones: las Delicias de brie con mermelada de tomate y jalapeños. Brandada de bacalao con ajo asado y miel. O, por qué no, un plato de cuchara del día.
A continuación, palabras mayores con los principales, como el Wok de lomo bajo salteado con cebolla y boletus y aromatizado en el momento con romero. ¿Recuerdan? Lo de aquí elaborado como allí. Es una opción. Otras, el Costillar de cerdo asado y laqueado. Pollo a la vietnamita salteado con cebolla roja, espinaca, salsa de soja y jengibre. Parmentier de carne de cerno mechada con piña semiescabechada. Lasaña Kimchi de pato confitado. Y hasta un guiño a la morriña del alma mater de la casa, con su Arroz cremoso a la asturiana.
Para concluir, el bistró vuelve a imponerse con elaboraciones a los postres como su Crema de mango y mascarpone, la Tarta de queso con chocolate blanco y mangaroca de coco o el Brownie de naranja y chocolate con crema inglesa. Vinos por copas y una bodega de una veintena de referencias patrias y varias DO completan la oferta de La Malontina.
La Malontina, un local seguro
En este punto, hacemos parada para ver cómo afronta un restaurante tan recogido las medidas contra el Covid. La distancia entre las mesas está más que garantizada con el aforo actual. Cuatro mesas por servicio garantizan el bienestar en una sala, que además se encuentra ventilada, tal y como se encargan de recordar a los comensales a la hora de tomar la comanda.
Recogimiento que obliga a doblar el turno al mediodía (13.30 y 15.30) y que las cenas se reduzcan a las reservas previas, con el toque de queda actual. Fruto además de estos complicados tiempos, y para beneplácito de los vecinos, cuentan con servicios de Delivery y Take Away, comida a recoger y a domicilio para enemigos de anglicismos. En La Malontina ofrecen con menú y el ticket medio a la carta ronda los 35 euros.
Viajando por el mundo a las mesas de Madrid
En resumen, tiempo para reconquistar La Malontina para los lugareños y para ‘viajar’ a través de sus propuestas. Un restaurante, un pequeño salón, recomendado para amantes de la comida fusión y de ambientes íntimo.
Pero no es el único, en FANFAN venimos insistiendo en las muchas posibilidades que nos dan las mesas de la capital para disfrutar de los sabores de las creaciones de fuera. Auténtica cocina mexicana en Chamartín. Alta cocina china en el Barrio de Salamanca. Un pato laqueado recién salido de un horno único en España. Sopas del mundo contra el frío. Un mapamundi por recorrer sin salir de los restaurantes de la capital.