Una película que me hipnotiza
No es mi preferida de Almodóvar, pero sin embargo Matador es una obra que me hipnotiza, me mantiene pegado a la pantalla. Será quizá lo guapos que estaban los actores principales en aquel momento o será una estética ochentera que sigue apasionandome. Nada como esos trajes del comisario “Eusebio Poncela”, o como ese vestido que lleva Assumpta Serna cuando va al desfile de moda. De hecho, creo que la estética juega un papel primordial en “Matador”, la quinta película de nuestro internacional Pedro Almodóvar.
Y también el humor es clave. Me quedo con una frase en toda la película. La dice Eusebio Poncela a Antonio Banderas: “¡Anda, pasa y cuéntame como violaste a la chica!” Hay un interno mundo morboso en esa frase que a casi nadie se le escapa. Es lo mismo que cuando el mencionado funcionario policial mira a los chicos que torean con el maestro Diego Montes, la cámara se va a los “paquetes” y no a los de tabaco.
En el complejo y a la vez directo mundo del creador manchego, que lo ha hecho universal, hay constantes (mirillas de las puertas circulares, las explicaciones técnicas sobre las setas, el cine dentro del cine, cuando se proyecta Duelo al sol y se encuentran el matador y la matadora María, la abogada), que casi siempre vuelven a aparecer a lo largo de su dilatada trayectoria.
Espérame en el cielo, corazón
Mina me vuelve loco al final, en la escena culminante y dolorosamente hermosa. Es curioso lo felices que están, dice el comisario, “cuando ya ambos se han clavado la peineta en el punto indicado”. Cuando uno entra a matar no debe dudar, le dice Diego a María, la primera vez, cuando ella falla.
Ambos personajes, el matador y la abogada asesina, están irremediablemente unidos y destinados a morir juntos; de hecho, lo han estado planeando toda su vida. Pertenecen a otro mundo, así que Eva Cobo, la novia joven del maestro, no tiene nada que hacer ante eso: ella no puede luchar contra esa atracción fatal a la que se ven arrastrados los protagonistas.
Y ahí está Antonio Banderas, también con una belleza juvenil impresionante, adivinando todo como por arte de magia. Ese chico, al que su madre Julieta Serrano le dice que necesita ver a su director espiritual, ese chico violador, el que dice que no tiene nada de “maricón” a su maestro, el que tiene enamorada a Carmen Maura, y quizá también al comisario, es la llave del desenlace y la columna vertebral del desarrollo de la película. Todo, en realidad, empieza y termina con Angel (Antonio Banderas)
Un torero muy atractivo en 1986
Vuelvo a incidir, la película es bella, entre otras cosas porque estéticamente tiene un gusto exquisito para su año de estreno. Los actores y actrices están guapísimos en ese momento: Nacho Martínez, Assumpta Serna, Carmen Maura, Eusebio Poncela, Antonio Banderas, Eva Cobo…
Y las capas de toreo, con sus colores rojos y amarillos, el rojo de la sangre, los rojos de los vestidos de boda antes del desfile de moda, el jersey rojo de Antonio Banderas, están directamente ligados a la pasión, una pasión que alcanza muy bien un aire español en la escena del puente
Y Nacho Martínez está muy guapo, hay que decirlo. Probablemente su interpretación más conocida. Tras una cogida, cojea un poco, pero sus desnudos con Eva Cobo y Serna le devuelven toda la fuerza que pudiera perder con esa pequeña discapacidad al andar. Está enorme en su papel de matador, una persona que no puede dejar de matar, porque le apasiona la muerte y la sangre (se está masturbando en la escena inicial viendo cuerpos asesinados). Pero la verdad es que no sólo le apasiona la muerte, le apasiona matar, y morir matando.
Lo mismo que a María, la especialista en matar mientras le están haciendo el amor
Película trágica, película cómica
Matador tiene mucho de ambas cosas. Igual te estremeces cuando ves la felicidad en los rostros de los “matadores” que quieren morir juntos, que te ries con las ocurrencias almodovarianas. Por ejemplo, cuando Chus Lampreave dice de la abogada algo así como “está bien, pero a mi me da que es un poco putón”, o “ lo peor de que la violen a una, no es que la violen, sino que tiene que contarlo todo con pelos y señales”. En fin, hay bastantes más.
Pero lo cierto es que la risa y casi la lágrima te rondan cuando la estás viendo. Al menos a mi me pasa lo segundo cuando suena “Espérame en el cielo” y a los amantes casi no les da tiempo a rematar la faena.
Como los gustos son libres, y habrá algun@s a los que no les guste Matador, yo termino diciendo que a mi me encanta. Es un zambullirse en una historia de menos a más que crece en suspense y con un final arrebatador. ¿Qué más quieren?
Por cierto, está disponible en Movistar + hasta junio de este año. No perdáis la ocasión de verla.
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