Gastronomía

‘Country Life Vlog’, alta cocina de fogata, desde Azerbaiyán

Tienen más de un millón setecientos mil suscriptores. Se asoman al mundo desde una casa que parece la choza de un hobbit. Cocinan al aire libre, en invierno entre la nieve, en primavera rodeados de pasto, flores, y animales que pacen entre la hierba. Son un matrimonio de Azerbaiyán. Los videos que ponen en Youtube tienen sonido ambiente. Pero ellos apenas hablan. Otros personajes secundarios son un niño, que asiste a los afanes culinarios de la mujer, y un pequeño gato y un cachorro que juegan entre las patas de la mesa. La mujer cocina. El hombre parte la leña, hace el fuego, realiza tareas mecánicas.

Los secretos de Jesús Marquina, campeón mundial de la pizza

Marquina. Marquinetti en el mundo de la pizza. Es el campeón del mundo. Ha conseguido el título cinco veces. Ser campeón del mundo de pizza sin ser italiano es como ser papa sin haber nacido en Italia. ¿Exagero? Dense una vuelta por Italia. Vayan a Nápoles, visiten Pellone o Di Matteo, y cuando se acerque el camarero le dicen que el campeón del mundo de la pizza está en España, en Tomelloso. No le van a creer. O quizá si, porque los italianos se han rendido ante el arte de este sujeto, al que llaman "il nostro Marquinetti".

Gofio, alta cocina canaria en el Barrio de las letras de Madrid

Gofio es un viaje a las Canarias, a todo el archipiélago. No solo porque los platos tienen una identidad encajada en gastronomía canaria, sino porque hay momentos en los que la mesa parece un grupo de islas en las que se despliega una sinfonía en torno a un ingrediente. Es el caso de la Gamba roja con mojo hervido (mojo rojo con un punto preciso de picante) aceite de carabinero y tomates, y de la Gamba blanca con mojo de cardamomo, a la que se acompaña con la cabeza de la gamba roja a la brasa.

KABUTOKAJI, una bulería gastronómica entre Japón y el Mediterráneo

Kabutokaji. En el google dicen que es un restaurante japonés, pero esa no es su alma, al menos no es todo su espíritu, porque hay momentos en que la casa parece una taberna de altura, una de aquellas donde se adora al dios de los huevos rotos. A este restaurante se viene a comer, con las manos, con los palillos, con los ojos. A sorprenderse. Hablamos con Diego Benito, que antes de llegar a Kabutokaji pasó por las escuelas de Chicote, de Andrés Madrigal en aquel mítico Balzac, a la vera del Retiro, detrás de los Jerónimos. Diego pasó unos años en Londres, y unos meses en la escuela de Luis Arévalo, uno de los grandes maestros españoles de la cocina japonesa.

A’Barra, el regreso a las cumbres de la cocina clásica

En A'Barra no han vuelto a abrir la barra de una pieza de piedra que es su santo y seña, pero la cocina está...

El Alabardero, el regreso a la Taberna

Es Pascua, y también han resucitado las tabernas. En la calle de Felipe VI, la del Alabardero. Pisamos por primera vez sus escaleras en los años ochenta. Algunos entraban en la Taberna por ver el rincón donde se sentaba Bergamín, que iba a la Taberna no a comer, porque era más bien metafísico. Bergamín bajaba de casa, en la Plaza de Oriente, y echaba la tarde en un rincón del interior del Alabardero, donde recibía a sus amigos, y a los turistas de la transición, que querían certificar que había vuelto.

Tripea lanza Triperito: recetas de Asia y Pacífico en la puerta de tu casa

Restaurante Tripe en el mercado de Vallermoso, en Madrid

La Qchara de Pachi, la mejor mesa de Madrid de cocina de mercado con inspiración vasca

La Qchara es de Pachi, pero el restaurante es de Joseba Quintana, de una familia de vieja tradición de fogones y alta cocina. Comenzaron en San Sebastián. Siguieron por el célebre Pachicu Quintana, en la carretera de La Coruña. Y ahora frente al Meliá en la calle del Poeta Joan Maragall. En estas regiones de Madrid la competencia es dura, la clientela es exigente y tiene mucho donde elegir. Es un sábado a mediodía de la era covid. La terraza está llena, con las debidas precauciones. En el interior no cabe un alma, y guardan las debidas distancias. Hay dos reservados donde cantan el "cumpleaños feliz" y del horno de la cocina salen unos rapes humeantes, unos rapes que han llegado hace unas horas a Madrid, blancos y tersos. La cocina obedece al mercado. Y el precio respeta a una clase media maltratada por el fisco y las penurias de la pandemia. La cuchara es grande. El precio chico. Y la amabilidad del personal es de una generosidad lujuriosa. No nos cansaremos de decir que una de las razones del éxito de una cocina es la sonrisa, el gesto, la cordialidad. Y La Qchara es, también en esto, una referencia.
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