Pintura

Morandi, la vida íntima de los objetos

Morandi. Resonancia infinita, en la Fundación Mapfre, es una gran oportunidad de hacer un recorrido por toda la obra de uno de los pintores más singulares del siglo XX. Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964) es inclasificable. Morandi es solo Morandi, aunque en sus primeros pasos demuestre la influencia de la pintura metafísica, del cubismo o de la corriente que nace con fuerza en Cézanne. Apenas viajó fuera de Italia, y pasó toda su vida en su taller, que era su casa, en la Via Fondazza de Bolonia. Su proyecto, al que dedicó toda su vida, se alimenta de objetos cotidianos, de los paisajes que ve desde su casa, de las cosas que tiene a mano. Con ellos construye, como afirma Ardengo Soffici «un conjunto armonioso de colores, formas y volúmenes que obedecen exclusivamente a las leyes de la unidad, como la belleza de los acordes». La muestra dialoga además con algunos pintores y escultores en los que la huella de Morandi es profunda, como Aquerreta o Bertozzi.

Giorgio Morandi, visto de cerca por su mejor amigo, crítico y coleccionista

Una vida tan recogida como la de Giorgio Morandi, una dedicación tan monacal a la pintura, tan concentrada, tan entregada, en cuerpo y alma, tan silenciosa, requiere un despliegue racional, una explicación desde fuera que solo un gran amigo, cercano, observador, está en condiciones de desarrollar. Ese papel, en el caso de Giorgio Morandi, lo ejerce Luigi Magnani, desde la amistad, desde la admiración, y desde el gusto por el arte. Mi Morandi es un libro tan interesante, con tanta sabiduría sobre la pintura, y sobre la postura del artista ante la vida, que el lector no deja de tomar notas, subrayar y destacar frases, párrafos, ideas

Luciano Díaz-Castilla expone los dibujos de «Toda una vida»

Viernes 22 de octubre. Ávila. Entre mascarillas, que apenas permitían reconocernos, Luciano Díaz-Castilla inauguró una exposición que lleva el título de "Toda una vida", como si el bolero que ha bailado con el arte siguiera sonando hasta la eternidad. No es que se haya cerrado la música, sino que Luciano, mirando desde la estación de los 81 años, repasa su vida a través de los dibujos, la evolución de su arte, los motivos que ha elegido para esa transfiguración que es convertir lo real en forma y color, en luz pasada por el tamiz de la conciencia. Como escribe Sánchez Rodríguez en el cartón que te entregan en la entrada, la exposición es "el relato de un tiempo ya embridado, el testimonio de una trayectoria impecable que con el transcurso de 81 años es testamento vital de una creatividad leal al espíritu que gobierna la mano, de una autenticidad indubitada que trasciende para desde el hoy, posibilitar que germine una improvisada eternidad.... entonces estamos ante el prodigio"

Van Gogh, según el pintor Julian Bell

Esta es una biografía atípica, breve, intensa, nunca ligera. Bell analiza, disecciona cada paso de la vida de Vincent Van Gogh, se hace preguntas, dialoga con el pintor, rechaza sus explicaciones, y compone una biografía que tiene profundidad, en la que sitúa cada palabra de sus cartas a su hermano Theo en las pinceladas de su cuadros. Son dos las fuentes básicas que tenemos para entender la vida y el arte de Van Gogh: sus cuadros, sus dibujos, y las cartas a su hermano, mecenas, pilar fundamental de su vida, vida que se tambalea y descarrila cuando siente que Theo se aleja. Es Van Gogh visto por un artista. El retrato es vivo, oscuro cuando no hay certezas, abierto cuando la vida del pintor desconcierta, ruidoso cuando contempla el volcán que emerge con furia, deforme y violento: el artista en busca de la forma para canalizar su energía interior

Durero: 500 años del gran viaje a los Países Bajos

Entre 1520 y 1521 el pintor y grabador alemán Alberto Durero viajó a los Países Bajos. Dos años fructíferos. Durero vista Amberes, Brujas, Bruselas,...

Amanda Ba, la pintora del rojo y de lo grotesco

Amanda Ba pinta personajes enérgicos, más grandes que la vida, que habitan en un mundo hipotético, concebidos completamente en su mente. Las pinturas de Amanda Ba son un asalto a los sentidos. Siempre visceral y profundamente personal, la artista chino-estadounidense nacida en Ohio y residente en Londres se basa en la teoría crítica del académico Mel Chen y de la profesora Donna Haraway para evocar escenas más grandes que la vida, que parecen cobrar vida en el lienzo.

Un paseo por el arte con Philippe de Montebello

Dicen los editores que los libros de entrevistas y de conversaciones no suelen funcionar. Si Rialp hubiera seguido esa máxima nos habríamos perdido una joya. ¿Quién se podría negar a un paseo con Philippe de Montebello, el mítico director del Metropolitan Museum of Art de Nueva York? Y ¿quién rechazaría un recorrido por el Louvre, el Prado o la National Gallery con Martin Gayford, escritor, crítico, autor de una biografía de referencia sobre Lucian Freud y de un libro, también de conversaciones, con David Hockney? Luego, está claro, las conversaciones hay que editarlas, eliminar el protocolo, las digresiones superfluas, lo accesorio. No todo, porque un almuerzo en la cafetería de un museo puede ser un momento central en una conversación, cuando desaparece el estímulo de los cuadros y el cerebro utiliza la glucosa para brindarnos alguna buena reflexión. El libro es delicioso. Cualquier amante del arte, del nivel que sea, pasará unas horas inolvidables en compañía de estos dos sabios.

El regreso de Carmen Laffón y los paisajes de la sal

Que Carmen Laffón haya regresado a Madrid es una gran noticia. Que siga pintando, dibujando, creando esculturas, es un motivo de celebración. Tiene 87 años. Sigue activa. No hay júbilo sin trabajo. Jubilación es seguir creando, óleos pintados sobre madera, y no pequeños. Sigue haciendo dibujos y esculturas, también bajorrelieves. Ya pasó por los temas de la cal, los paisajes de las viñas, las laderas llenas de arbustos de los cotos. Ahora declina la sal y sus paisajes, sutiles, porque pintar los matices del blanco es acercarse a la abstracción. A sus 87 años, Carmen Laffón regresa a Madrid, pero en realidad ha emprendido un camino a su infancia, a las salinas de Bonanza, en Sanlúcar de Barrameda. La ciudad blanca. Donde Carmen comenzó a pintar y a soñar.
Verificado por MonsterInsights