El blog de Mortimer
Coriolano está muy cerca
Para no asustarnos de lo que estamos viendo: toda la desfachatez en el abuso del poder, en este mundo en el que vivimos, con...
El blog de Mortimer
Deporte de sofá
'Pero cómo es posible que haya fallado eso', es la típica declaración del espectador fan de un equipo, cuando un jugador no concluye favorablemente...
El blog de Mortimer
El Juli se va
Más joven que Sánchez, que tiene 51 años y parecen muchos más, el Juli se retira con 40, después de 25 años toreando desde...
La columna
La berrea del Ahuja y la fiscalía
En mi barrio reinaba el Antoñanzas, un gañán al que la naturaleza dotó de una voz grave y ronca desde la pubertad. Le adornaba...
La columna
La sedición y otros pequeños vicios
Como no podían hacer que lo justo fuera fuerte, hicieron que la fuerza dictara lo que debía ser de justicia. En esta frase de...
La columna
La ofensa y el crimen contra Salman Rushdie
La lista de víctimas de la fetua dictada por el ayatolá Jomeini contra Salman Rushdie es larga. Se incluyen en ese elenco editores de...
La columna
La lengua y los niños
“Quien ama un idioma, ama todos los idiomas”, me dice el poeta Irazoki desde París. Aprendió el vascuence de niño en Lesaca. El español...
La columna
Sanfermines eternos
Todas las fiestas del mundo coinciden en dos rasgos: su carácter ceremonial y la celebración de la alegría. No es el ocio, no son las vacaciones, la fiesta es rito y una celebración de la ebriedad. La fiesta permite al individuo lo que el resto del año tiene prohibido. La fiesta es el paso de la adolescencia a la edad adulta. No otra cosa es el rito del encierro: asumir que la vida está llena de riesgos como cuchillos de asta de toro, que en el caos vertiginoso que a tramos es la vida, te puede arrollar, pisar, reventar el hígado. Y que ocurre también el milagro, el capote del santo, la providencia de un toro que pasa, noble, en su carrera, sin reparar ese cuajo de miedo que se refugia en un rincón sin respirar para no llamar a la muerte por su nombre.